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- La lucha de sexos en LAS BRUJAS DE ZUGARRAMURDI
Posted by : El día del Espectador
septiembre 30, 2013
Después de
que su última película pasase desapercibida, Álex de la Iglesia vuelve a lo
grande con una película sobre hombres, mujeres y brujas. Construida alrededor
del tema brujeril, el filme habla sobre cómo hombres y mujeres nos relacionamos
y qué pensamos los unos de las otras. Ya desde los créditos iniciales, en los
que se intercalan imágenes de Margaret Thatcher o Angela Merkel entre
representaciones medievales de brujas, se aviva la idea de que la mujer puede
tener algo arcano, misterioso y perverso en su interior. Se entiende a la mujer
cómo una criatura compleja, capaz de ver cosas que los hombres no pueden. Todo
esto visto desde el prisma masculino que, temeroso, decide dotarla de un halo
demoníaco y perseguirla. Éste es el tema que utiliza el director bilbaíno para
plantear de una forma divertida el tema de la guerra de sexos.
Ridiculizar al género masculino es una de las armas en la lucha de sexos. |
En Las brujas de Zugarramurdi se presenta de
maneras directas o alegóricas a la mujer como ente que consume al hombre hasta
que ya no queda nada. Por un lado los personajes masculinos lo expresan
directamente, como cuando Pepón Nieto compara a las mujeres con arañas que
tejen una tela confortable para, acto seguido, envenenarte con su ponzoña. Por
otro lado, para que las mujeres puedan prevalecer definitivamente es necesario
que una monstruosa mujer digiera literalmente a un hombre (al niño) para
quitarle sus defectos masculinos. De un modo u otro la mujer ejerce un poder
sobre el hombre, el cual es incapaz de defenderse (véase cómo “crucifican” a
los protagonistas). Para los hombres, en cambio, las mujeres no son más que
problemas, hay que dejarlas antes de que la relación derive (de que te envenenen).
La relación que tienen Hugo Silva y Macarena Gómez representa la lucha de sexos
más típica de la sociedad moderna: la de los ex que se pelean por sus hijos.
Silva intenta durante toda la película no discutir con su ex, intenta ser
conciliador y evitar confrontaciones. Pero la magia de la narración hace que
ella acabe convirtiéndose en bruja, dándole a él una excusa para el
enfrentamiento directo.
Carolina Bang juega con la comida. |
La construcción de los personajes es otro
elemento que refuerza la guerra de sexos. Los hombres son todos unos
inadaptados, zoquetes o inútiles. El único hombre al que las brujas permiten
estar cerca es a Enrique Villén, que interpreta a un retrasado mental como el
típico redneck de Deliverance (John Boorman, 1972). Y
entre el grupo protagonista el único que parece medianamente inteligente es
Hugo Silva, pero sólo hay que ver al personaje de Mario Casas para ver cómo son
los hombres según de la Iglesia. Las mujeres, en cambio, son poderosas, altivas
e inteligentes. Lo es Carmen Maura, líder de las brujas, así como su madre
Terele Pávez o su hija Carolina Bang. Pero aun así los hombres tienen sus
formas de plantar cara a las mujeres-brujas. Lo más interesante es que aunque
en un primer momento parece que la batalla la gana el sexo masculino, unos
pocos diálogos al final indican que sólo ha habido un empate y que esta lucha
ancestral seguirá por siempre.
Temática
aparte, Álex de la Iglesia consigue una película bien construida, con una
estética interesante y factura excelente. A su favor tiene un elenco
enormemente divertido, con una mención especial a Jaime Ordóñez, que poco a poco
va ganándose el lugar que se merece en el cine español; y una llamada de
atención a Mario Casas, que está fantástico en su papel de descerebrado
madrileño. También es muy interesante ver, en los tiempos que corren, como una
película española se arriesga tanto con los efectos espaciales. Puede parecer
que sólo Bayona conseguiría unos efectos sobresalientes, pero de la Iglesia
consigue que su monstruo final esté muy logrado, tanto en diseño como en
animación. En contra tiene que su último tercio se ralentiza y pierde fuelle,
centrándose más en una espectacularidad que podría haber dejado de lado a favor
de más humor, que es sin duda lo mejor que tiene esta película.
Si os
gusta la lucha de sexos y la eterna rivalidad entre hombres y mujeres, entonces
esta es vuestra película. Si en cambio preferís ver al tándem Hugo
Silva-Carolina Bang o al dúo Santiago Segura-Carlos areces travestidos de
brujas, entonces también es vuestra película. ¡Demos las gracias a la madre
tierra!
NOTA: 7,5