Posted by : El día del Espectador agosto 26, 2013

@MarcoBarada

Paul Giamatti es Harvey Pekar, un hombre gris que alcanza la fama como escritor de comics underground.


Hace exactamente una década que se estrenó American Splendor y es rarísimo en los tiempos que corren ver películas con un concepto tan original y rompedor como el que propuso. El filme cuenta la historia de Harvey Pekar, un hombre gris con una vida gris que vive en una ciudad gris. Sin embargo, un día escribe un comic basado en su día a día y cosecha un enorme éxito como escritor underground. A priori puede parecer el argumento típico del sueño americano, pero es la forma en la que se cuenta la historia lo que hace que valga más que la pena verla.


Hasta las imágenes promocionales juegan con el medio y la metarrepresentación.
     El filme juega con la misma dinámica que el comic de Pekar: los elementos tradicionalmente ajenos a la historia como editores o dibujantes del comic son retratados sin ningún pudor, ya que al fin y al cabo, forman parte de la historia de Harvey Pekar. Por tanto se investiga en la esencia misma de lo que es una película. Lo interesante de  Pekar es que escribe sobre todo lo que le pasa como si se lo estuviese contando a un amigo, no piensa en todas las convenciones narrativas clásicas como no traspasar la cuarta pared o limitar su historia en el espacio y el tiempo: él escribe su historia tal y como la vive. Esto significa que todos los personajes son reales: son sus amigos, su mujer, su jefe etc.; todos los lugares son reales así como las situaciones.

La estética del comic es clave.
Y la película está basada en la misma idéntica premisa. Es un filme consciente de sí mismo, no intenta “engañarnos” como hacen todo el resto de ficciones, ésta película asume su condición de película y juega con ella. Porque, si nos paramos a pensar, hay una mezcla de distintos medios y géneros: utiliza viñetas de cómics, convierte a los personajes en dibujos animados, se muestra al Pekar real e imágenes de archivo como el género documental y es una “ficción” basada en hechos reales, todo en uno. La historia empieza con una voz en off del propio Pekar a modo de introducción donde se entremezclan las tres representaciones metanarrativas de Pekar: su persona real, como narrador; su alter ego en la pantalla, interpretado por un genial Paul Giamatti; y su versión bidimensional de los comics. La película deconstruye el concepto de película y cuenta una historia desnuda, sincera al 100% y en la que realidad y representación se relacionan sin tapujos. Y es que la vida de Pekar se ha basado en sucesivas representaciones de sí misma: primero escribe un comic en el que él es el héroe, después asiste a una representación teatral basada en su vida y ahora se ve retratado nuevamente pero en la gran pantalla. Y es que, uno de los objetivos de la película es reflexionar sobre sí misma y los lenguajes disponibles para contar historias y emocionar al espectador. Un dato muy interesante es conocer a los realizadores de esta película, Shari Springer Berman y Robert Pulcini, una pareja de directores de documentales que con American Splendor se aventuraron en su primera película de ficción. Que una pareja especializada en documentales narre una historia real ¿no desvela bastante de la naturaleza de la obra?

La edición especial que publicó Pekar tras la película.
            El hecho de ser conscientes del dispositivo cinematográfico (sabemos que se trata de una película) ayuda mucho a empatizar con el personaje principal. Pesimista hasta (casi) la muerte, huraño, raro, sucio, Harvey Pekar no es un personaje que se gane nuestro favor desde el principio. Sin embargo, gracias a la colaboración de Paul Giamatti (que clava los gestos de Pekar) y del propio Pekar, el héroe se va ganando nuestro afecto cada vez más hasta la escena final en la que aparecen todos los personajes reales dedicándole una fiesta y en la que podemos ver que, al fin y al cabo, es una persona especial y, como todos, humana.

            En este décimo aniversario es necesario reivindicar una película prácticamente desconocida por lo transgresora que fue a la hora de crear lenguaje audiovisual. Si sois gente hambrienta de nuevas experiencias y apreciáis que haya riesgo en las obras que veis, American Splendor es vuestra película.


NOTA: 8

{ 2 comentarios... read them below or Comment }

  1. Recuerdo que me gustó bastante en su día, indispensable para los aficionados al comic, y muy original en la forma en que está hecha como bien has explicado

    Un saludo

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  2. Su gran valor es la forma de narrar, que los directores cogen del método del propio Pekar. Es una pena que no sea una película más reconocida...

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