Posted by : El día del Espectador octubre 14, 2013


Néstor Sánchez


¿Qué es el cine? Vaya preguntita… Si investigamos un poco descubrimos frases tan elaboradas que dan que pensar sobre este arte, como por ejemplo “El cine no es un trozo de vida, sino un pedazo de pastel” (Alfred Hitchcock), “El cine es un espejo pintado” (Ettore Scola) o “Una pantalla grande sólo hace el doble de mala a una mala película” (Samule Goldwin)… y así miles más. Pero el cine no solo se caracteriza por sus reflexiones, por ser una ventana a la realidad y demás pantomimas. El cine tiene un elemento que lo hace único al resto de las artes, un elemento que no es trascendental, y no hace falta que filosofemos al respecto. Ese elemento es la PALOMITA


Las palomitas de maíz, alborotos, millo, rositas de maíz, gallitos, poporopos, poscon, popcon, pocorn, poporochos, pochoclos, pururú, pop, popcorn, pop corn, canchita, canguil, pororó, cotufas, crispetas, maíz pira, chivitas, cabritas de maíz, maíz tote, pipocas, rosetas, rosas, roscas, tostones, cocaleca, o flores son la comida por excelencia que se toma mientras ves una película. Aunque tuvieron sus comienzos en 1912, se popularizaron en 1930, durante la crisis económica. Como los americanos necesitaban evadirse de la realidad y llenar su estomago, las exhibidoras comenzaron a vender un producto que sobra en USA, el maíz. Desde entonces se consumen millones de kilos al año en todo el mundo, solo en salas de cines.


Este aperitivo tan particular, y tan infravalorado, siempre ha estado junto al cine. Pero a pesar de ello se la humilla. Cuando una película es mala o puro entretenimiento, se la denomina, película “palomitera”. ¿Por qué? Porque solo sirven para pasar dos horas de tu vida comiendo palomitas, ¿pero es que no se pueden comer palomitas en otras películas? Pues claro que sí, que me detenga cualquier entendido, pero a la siguiente película independiente europea y en blanco y negro, la veré con palomitas, y a mucha honra. Las palomitas son el aperitivo perfecto para el cine: llenan, están ricas y completas el círculo de sensaciones que te ofrece la sala. Es decir, ves y escuchas la película y saboreas, palpas y hueles la sal y mantequilla de los granos de maíz explotados.

Las palomitas no deben entretener en la sala, porque para eso ya está la película, pero si que son un complemento y no se las debe infravalorar. Nos han acompañado desde siempre, a nuestro lado,  podemos estar riendo, llorando o cagando de miedo, ellas están ahí. Han visto más películas que nadie, se conocen cada punto de giro de cualquier film. Así que revindiquemos desde aquí el papel tan importante que tienen ellas en el cine, ya que recordemos son la principal fuente de ingresos de las exhibidoras, sin ellas, hoy en día, no existirían las salas de cine.

Y para acabar una pregunta que creará debate: ¿Molestan las palomitas en la sala de cine?

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  1. Es innegable que están riquísimas, pero... el sonido de cien personas mascando a tu alrededor puede volverse insoportable, sobre todo en aquellas películas de las que no quieres perder detalle. Qué dilema! Qué dilema!
    Siempre nos quedarán las pelis de domingo o aquellas que no te dan muy buena espina para atiborrarnos a palomitas!! Ñam!

    PD: Interesante la cantidad de sinónimos que hay para "palomitas". La próxima vez pediré unas pipocas.

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