Posted by : El día del Espectador mayo 08, 2013





            En 1993 Nicholas Barclay, un niño texano de 13 años, desaparece misteriosamente. Cuatro años más tarde, la familia recibe una llamada inesperada: Nicholas ha sido encontrado en Linares, España. El problema es que ese niño que tenia unos preciosos ojos azules ahora los tiene marrones y habla con acento francés, pero aun así la familia lo reconoce como Nicholas Barclay. ¿Cómo es posible? Esta es la impactante premisa del documental El impostor de Bart Layton, basado en una increíble historia real de engaños y suplantación de identidad.


            Tranquilos, el misterio se resuelve a los cinco minutos de película: obviamente, ese no es Nicholas Barclay, si no un impostor. Éste individuo, cuyo nombre no vamos a desvelar, desgrana todas las formas que tiene de engañar, corromper y manipular a la gente en su propio beneficio. Utiliza el lenguaje corporal para hacer creer que ha sufrido abusos sexuales, no habla para exteriorizar un supuesto trauma y cuando habla lo hace para manipular a la gente que le quiere ayudar. Es, simple y llanamente, el maestro del engaño, artista de la interpretación. Francés, de 23 años, moreno y de ojos marrones, hizo creer a una familia texana que él era el niño rubio y de ojos azules que debería tener 16 años en el momento en que lo encontraron. Y la pregunta que todo espectador se hace decenas de veces a lo largo de la película es: ¿pero cómo es posible que la familia no se de cuenta de que ese desconocido no tiene nada que ver con ellos? ¿Cómo pueden aceptar a un hombre que habla con acento francés cuando supuestamente se ha criado en Texas? Parece ridículo.

            El impostor es uno de esos documentales que marcan, que a modo de pistola hipodérmica se quedan bajo la piel y te hace cuestionar todo lo que has visto. El tema de la película no es definir como es posible que esa familia estuviese tan ciega, si no plantear al espectador una serie de preguntas: ¿cómo es posible que esa gente se crea o decida creer a este individuo? ; pero lo que es más importante, ¿qué me creo yo como espectador de la historia que me acaban de contar? Porque, como se verá más tarde, se cuestiona la sinceridad de casi todos los personajes de la película, de tal modo que cuando termina, uno ya no sabe a quien creer ni qué creer de lo que ha visto. Antes de que nadie lo diga, no se trata de un falso documental, todo lo que sale en pantalla es verídico, pero la verdad se manipula tantas veces, por tantos personajes y de tantas formas que es difícil saber cuál es la versión definitiva. Eso es lo que convierte una historia increíble en un obra escalofriante.

            Uno de los grandes atractivos, si no el que más, es nuestro Impostor. Se trata de un hombre absolutamente misterioso, enigmático, magnético y, en ocasiones, totalmente perverso. Su discurso es mucho más atractivo que el de cualquiera de los otros personajes principalmente porque habla a la cámara. Todos los demás (la hermana y la madre de Nicholas, la agente del FBI, el investigador privado) hablan a un entrevistador, miran a un punto fuera del campo de visión de la cámara. Pero Él no, Él te está contando a ti, que estás sentado en la cuarta fila, cómo engañó a la pobre familia texana. Cuenta cómo se le ocurrió suplantar la identidad de Nick, como todo se le fue de las manos y no tuvo más remedio que huir hacia delante y cómo, cuando creía que todo había acabado, la historia dio un giro de 360º. Pero claro, si tuvo la sangre fría de engañar a esa pobre familia, ¿qué le impide mentir a miles de espectadores en salas de cine de todo el mundo?


            El impostor es un documental que supera con creces a cualquier película de ficción. Bart Layton, ganador del BAFTA al mejor debut británico, te sumerge con maestría en la historia, define con precisión a cada uno de los personajes y todo con un estilo visual sobresaliente. La fotografía es impecable, y las recreaciones, igualmente solventes, no tienen nada que ver con las que vemos en el canal Historia o en Discovery Channel. Al terminar la película te preguntas: ¿estoy fascinado u horrorizado con la historia? Y es difícil irse a casa sin darle vueltas una y otra vez a las situaciones, los personajes y el destino de cada uno de ellos. Toda la historia es, simple y llanamente, increíble.

NOTA: 8

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