Posted by : El día del Espectador mayo 23, 2013


ÁLVARO TEJERO


Hay veces que te es imposible explicar por qué realizas determinada acción. No entiendes por qué sigues viendo determinada serie, y menos aun qué demonios haces escribiendo sobre ella. Pero a pesar de todo, haces ambas cosas.

Cada vez que analizo racionalmente los motivos por los cuáles sigo viendo la serie de AMC no encuentro ninguno. No soy el único que ve sus claros fallos de coherencia interna y sus lagunas argumentales y sigue viendo cada semana un nuevo capítulo. La sigo por inercia, sin esperar el próximo capítulo. Pero está claro que algo tendrá cuando no para de lograr records de audiencia semana a semana y se ha convertido en la serie de un canal de pago más vista con diferencia.

Varias películas la superan con claridad en el tema del apocalipsis, la mayoría de sus personajes no te producen empatía alguna y tirarías a la basura la mitad de episodios de cada temporada. La primera temporada prometía muchísimo y tanto fans del cómic como no iniciados salieron defraudados. La segunda temporada se llevo pestes y golpes por todos lados. Y la tercera sigue subiendo en número de espectadores.

Está última temporada ha dejado el mejor capítulo de la serie con diferencia (el número 4, cuidado con el vídeo si no has visto el capítulo) y uno de los mejores de la temporada televisiva, simplemente brutal. La cárcel dio nuevos aires al devenir de la serie pero el gobernador y Woodbury volvían a asfixiarla, y parecía que íbamos a alcanzar lo que se prometía en una ficción adaptada para televisión por Frank Darabont.


Como era de esperar no fue así. Nuevos capítulos monótonos y tiroteos absurdos que empañaron el buen nivel general de la temporada. Y para culminar, una season finale que decepcionó a mucha gente (no en mi caso) pero que resultaba coherente con la trama central de los 13 capítulos protagonizada por Lori y Rick. Como balance final la serie mejoró, pero no lo suficiente ni mucho menos.

En el momento en que la razón no puede encontrar un respuesta entran en juego las emociones y ahí TWD gana. Es una obra alucinante, que te deja perplejo por su combinación de grandes momentos con situaciones que rayan el ridículo. Una serie bipolar a la que no encuentras una explicación. Pero solo por esos pequeños minutos de talento merece seguir aguantando tantos otros de decepción.

Aquí os dejo la escena completa para que la disfrutéis si queréis:  http://www.youtube.com/watch?v=0LoTisDRVdQ

Y es aquí donde aparece la mejor escena de estas tres temporadas. El momento y el lugar exactos en el que la música y las imágenes se funden para lograr unos minutos mágicos en el  capítulo numero 11. Por fin se capta un pequeño trozo de humanidad en medio del fin del mundo, en medio de la incertidumbre. Esos muertos vivientes que son los personajes de la serie, recuperan el brillo de su mirada escuchando la tierna voz de una mujer alrededor del fuego por unos instantes. Viven unos minutos mientras la muerte campa fuera. Solo con el poder de una voz inocente y la letra de la genial canción de Tom Waits "Hold on". Esa es la magia de "The Walking Dead".


No duden de que estaré sentado en el sofá cuando comience la cuarta temporada. Aguantando.

@DraperAlvaro

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