Posted by : El día del Espectador mayo 22, 2013


Néstor Sánchez

El director Baz Luhrmann es alguien controvertido, o te gusta o le odias, no hay termino medio para él. Comenzó en 1992 sus grandes producciones, pero no fue hasta 2001 que empezó a ganar fama con su película “Moulin Rouge”. Desde siempre se le ha conocido por su estilo visual inconfundible, más cercano al videoclip que al cine. Un estilo loco y atropellado, muy fiel a los tiempos que corren y a la juventud actual. El director ha querido llevar este estilo a los locos años veinte, por lo tanto si sumamos su estilo con los años, nos sale demasiada locura, ¿no? Y así es como nos encontramos con “El Gran Gatsby”.

Esta película ha creado y esta creando división de opiniones: por una parte encontramos la que dice “que es malísima y Fitzgerald no se merecía ésto”; y luego tenemos la que dice “es perfecta y preciosa”. Bueno el Día del Espectador se queda en el medio, ya sabéis que siempre vamos a contracorriente. Hablaremos de sus puntos fuertes y sus debilidades.

La historia nos cuenta como un misterioso “nuevo rico”, Gatsby (DiCaprio), está alcanzado mucha fama en la ciudad de Nueva York debido a sus estrambóticas fiestas que celebra cada fin de semana. Los demás protagonistas (Toby Mcguire y Carey Mulligan) no tardarán en ir descubriendo los secretos de éste personaje a la vez que se encandilan con su estilo de vida.

La historia, ya contada, es conocida universalmente, ya que la película está basada en el libro de Scott Fitzgerald, de nombre homónimo. Por lo tanto, el guión, lo que se cuenta, está más que bien, una historia de amor en ésta alocada década, aliada con secretos y fiestas. Si hay algo con lo que comparar (las dos cuentan lo mismo) con la anterior versión (Robert Redford), es que la actual explica mejor los sentimientos y los por qués de los personajes para entender lo que hacen. La antigua se queda sobre la superficie de muchas de las preguntas, esta nueva versión intenta indagar más en los sentimientos.

Está claro que lo que más llama de la película es su apartado visual y sonoro, y no se queda corto. El espectador podrá disfrutar de escenas grandilocuentes acompañadas con una gran banda sonora, que harán que sientas unas ganas irresistibles de irte de fiesta con DiCaprio. A todo esto se le añade un montaje rápido y con un estilo muy cercano al videoclip, que en ocasiones se pasa de la ralla. Para las escenas de la fiestas queda muy bien, pero sobra cuando en una simple conversación hay más de 10 tipos de corte y de menos de 2 segundos de duración, ni que fuera Michel Bay.

En general es una película entretenida sobre una amor clásico imposible, con tintes modernos. Lo que está claro es que no dejará a nadie indiferente, o la odiarás o la amarás, pero no te quedarás en el medio como nosotros. 

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