Posted by : El día del Espectador abril 08, 2013


HIMAR R. AFONSO



La falta de determinación que, en general, ha estado mostrando la animación en los últimos años, se empieza a transformar en una serie de claves que denotan cierta solidez, cierta consistencia; y esto hace que funcione.

Una crítica que he plasmado en otras ocasiones es la total dependencia de la animación hacia un target infantil, pasando de ser un recurso narrativo a una esclavitud asfixiante. En demasiadas ocasiones vemos cintas de animación que proponen una serie de discursos más complejos pero que, entre el segundo y el tercer acto, se echan atrás y vuelven a centrarse únicamente en el público infantil, en los personajes vacíos con una única función narrativa (hacer reír) y en mensajes primarios, educativos y didácticos. Todo esto está bien, la animación sigue siendo un seguro de entretenimiento “para todos los públicos”, pero a veces se echa de menos que una película termine la propuesta que ha empezado. Supongo que de esto no depende solo la voluntad de los creadores.

En cualquier caso, la última obra de Dreamworks, Los Croods: una aventura prehistórica (The Croods, 2013), creada por Kirk De Micco y Chris Sanders, alcanza esa solidez que, por inercia y repetición, está logrando mantener la animación actual. Su fortaleza principal está en la elaboración de unos personajes protagonistas muy trabajados, si bien tienen cierto riesgo: una familia cavernícola que sabe hablar pero que no renuncia a poseer ese estado salvaje cuando se trata de relacionarse con elementos novedosos, cuando se trata de cazar o cuando se trata de comer. Consiguen otorgarle varias dimensiones a los personajes que ayudan, por un lado, a mantener el filón cómico durante los noventa minutos y, por el otro, establecer las diferencias evolutivas de la especie humana a pesar de desarrollar la historia en este mundo paralelo, con cavida para la fantasía y lo fantástico.

Con esta base, la película alcanza la solidez narrativa a través de dos factores más: el mensaje intrínseco en la historia y los personajes secundarios, o “personajes-complemento”, como yo los llamo. La historia se basa en la formación de los continentes, los desprendimientos y la fragmentación de la tierra, que hará que la familia de los Croods pierda su caverna y tenga que enfrentarse al mundo, hostil y desconocido, para encontrar un nuevo hogar. El gran conflicto está en las normas ancestrales que mantiene esta familia, basadas en la supervivencia, para la cual es preciso “no olvidarse de tener miedo” y “todo lo nuevo es malo”. Dos ideas que sonsacan algunos de los lastres culturales del mundo occidental: la apatía en lugar de la lucha y el miedo al cambio. Así, tendrán que cambiar sus modos de supervivencia y estilos de vida para alcanzar sus objetivos, todo ello planteado con la sencillez necesaria para el público infantil y la coherencia demandada por el público adulto. Tornándose incluso trascendental en ciertos momentos, el discurso de la película se mueve entre las aguas de la aventura y las mareas del conflicto interior individual, que se entrelaza con el vínculo padre-hija, frecuentemente recurrido en el cine infantil. Además de seguir con la línea argumental que parecen estar tomando películas próximas como Oblivion de Joseph Kosinski, After Earth de Shyamalan o Epic: el reino secreto (Epic) de Chris Wedge, en las que se plantea el fin del mundo desde el exterior, la hostilidad de La Tierra o de la Naturaleza. En este entresijo de mensajes e ideas, se genera una narración algo irregular, donde a veces parece que le cuesta finalizar una secuencia o enlazarla con la siguiente, y que en otras veces logra momentos realmente sobrecogedores, duros incluso.

Por último, es necesario mencionar la función narrativa y cómica de esos “personajes-complemento”, pues son el tercer pilar de la película. En este caso, se trata de animales, todos ellos seres vivos inexistentes, híbridos entre animales de “nuestro mundo”, que ayudan a multiplicar el exotismo y a contribuir a la construcción formal del filme, el colorido y la composición. Animales que consiguen tener dos caras, dos dimensiones: depredadores y mascotas. De hecho, se juega con ambos conceptos en una especie de subtrama dialéctica que repiten en distintas fases del relato y sirve para resolver alguno de los obstáculos que van surgiendo. Por supuesto, la película cae en el fácil recurso del “animalito adorable”, en este caso en plural, pues se aprovechan del medio, del hábitat. En cualquier caso, el que aquí escribe es de los que pica en el anzuelo de estos personajes, por lo que poco tengo que criticar sobre ellos.


Finalmente, es interesante apuntar un par de decisiones narrativas que eran evidentes y predecibles, que además son satisfactorias, pero que al haber jugado con otra posibilidad totalmente contraria, dejan abierta la puerta a la reflexión. Crucemos esa puerta: al plantear el personaje del padre de familia como un hombre anclado en “las viejas normas”, “los viejos valores”, y su inminente cambio por necesidad, se profundiza más en el personaje, dándole una complejidad que dudo que entiendan los más pequeños. Esto abre la posibilidad de darle nuevos enfoques al relato, ¡y lo hace! En ciertos momentos la película parece tomar un aire bastante dramático y duro. Por supuesto, todo termina arreglándose totalmente, y cierto es que es satisfactorio, insisto. Pero siempre queda esa leve y maliciosa esperanza de que, por una vez, se dará esa crudeza final en la animación, como pudo haber sido Los Croods, aunque bien es cierto que, en ese caso, no habría sido una película “para todos los públicos”, ni mucho menos.

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  1. ya vi la pelicula erta re buerna pero re bueno me encanto felisitasiones

    nombre:joaquin hernandez
    año:11
    pais:uruguay
    departamento:flores trinidad
    cel:095164923
    direcsion:sarandi830

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