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- El precio del sueño americano en DOLOR Y DINERO
Posted by : El día del Espectador
octubre 05, 2013
“He pasado toda mi vida calculando la distancia entre la
realidad americana y el sueño americano” (Bruce Springsteen). América, o más
bien EEUU (qué manía con querer quedarse el continente entero), es la tierra de
las oportunidades. Allí cualquier persona, blanca o negra, americana o
extranjera, puede prosperar y conseguir el éxito, es decir, ser un self-made man. ¿Pero qué es el éxito?
¿Superación personal o enriquecimiento material? Cada uno lo entiende de una
manera y se puede pensar que el fin justifica los medios. Eso es lo que cree
Daniel Lugo, un culturista de Miami cuya obsesión en la vida es conseguir una
fortuna. Tal es su fijación, que junto a su compañero de gimnasio Adrian
Doorbal y el ex presidiario cristiano Paul Doyle planean el secuestro de Victor
Kershaw, un rico empresario local. ¿Su objetivo? Forzarle a entregarles todos
sus bienes de forma legal. La historia, absolutamente real, es la trama de Dolor y dinero, la última película del
vitamínico Michael Bay.
Kershaw (Tony Shalhoub) y Lugo (Mark Wahlberg). |
¿Se puede hacer cualquier cosa para conseguir el sueño
americano? La película nos plantea lo que ocurre cuando se malinterpretan las
oportunidades que EEUU brinda. Está en la mentalidad del ciudadano medio
americano la idea de que su situación actual no es más que el tránsito a una
vida riqueza y bienestar. Es decir, el dinero está ahí fuera esperando a que
ellos lo cojan. Para sustentar la teoría de que EEUU es la tierra de las
oportunidades, podemos ver la peripecia vital de dos de los personajes. Victor Kershaw,
medio colombiano medio judío, cuenta que durante muchos años tuvo que trabajar
en Colombia (como si fuese el infierno terrenal) y hacer cosas que “no tienen
nombre en la civilización” para poder prosperar en América. Pero eso le sirvió
para construir un imperio económico gracias en gran parte a su esfuerzo
personal. Por otro lado tenemos a Sorina Luminita, ucraniana, que hizo de todo
(como esconderse en el maletero de un mexicano para cruzar la frontera) para
llegar a la “tierra de las oportunidades”. Pero al contrario que Kershaw, acaba
en un local de striptease y nunca alcanza el éxito (y la película se encarga de
recordárnoslo al final).
Wu (Ken Jeong) imparte dudosos cursos de superación personal. |
Siguiendo
el ejemplo de Kershaw, Lugo interpreta el sueño como algo no solo merecido, si
no que debe hacerlo realidad de la forma que él crea más conveniente. A esta
idea de que todos podemos optar a algo mejor contribuyen en gran parte toda esa
pléyade de gurús del éxito tan propios de EEUU. Personajes como el Frank T.J.
Mackey de Magnolia (Paul Thomas
Anderson, 1999) o el Johnny Wu de Dolor y
dinero hacen que la carrera por triunfar trastorne a ciertos individuos.
Eso es lo que pasa con Lugo, que se obsesiona con la idea de que es un doer (un “emprendedor”) y no un don’ter (un negador), de que él puede conseguir
lo que se proponga. Pero es la increíble presión social, la que divide el mundo
en ganadores y perdedores (sobre todo perdedores), la que le fuerza a esa idea
tan descabellada. Por no mencionar la estulticia tanto suya, como de sus
descerebrados compañeros.
Y ¿qué decir del ideal judeo-cristiano, tan arraigado en
EEUU, de que para conseguir algo hay que sufrir? El título de la película viene
de una cita de la Ética de los padres,
un tratado del Talmud que dice así:
El rabino Ben Hei dice “para mí, el dolor es la
ganancia”. (5:21)
En el
título original se utiliza la palabra gain
(ganancia) en lugar de dinero. Este concepto se personifica en Paul Doyle,
culturista expresidiario pero cristiano hasta la médula. Todo lo hace a
regañadientes, manipulado y presionado por Lugo pero utilizando la religión
como refugio: tengo que sufrir pegando a este tipo si quiero conseguir mi
objetivo. Y la propia naturaleza del culturismo se basa en el sufrimiento a
cambio de la recompensa: esfuérzate más allá de tus límites y tendrás un cuerpo
escultural.
Paul Doyle (Dwayne Johnson), cristiano devoto, convierte a su secuestrado en un momento de la película. |
El mismo Michael Bay es un ejemplo de self-made man, procedente de una familia
media americana y que llegó a la cumbre del éxito hollywoodiense. Pero no deja
de sorprender que haya preparado durante años este “pequeño” proyecto (en
comparación con el resto de su filmografía) y se haya decantado por una
película más basada en personajes. La película no es perfecta pero sí hace
pensar al espectador sobre los límites que cada uno se impone a la hora de
lograr nuestros objetivos, y en concreto sobre cómo el sueño americano puede
trastornar y ser pervertido. Sin duda es la película más interesante (quizá la
única) de la filmografía de Michael Bay, toda una declaración de intenciones.
NOTA: 7
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuchas gracias! Cualquier película se disfruta mucho más con una almohada viscoelástica! Un saludo!
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