Posted by : El día del Espectador mayo 15, 2013


HUGO MUGNAI

El concepto de cine que hasta ahora teníamos está en caída libre y no es algo que ignoremos. Pero las nuevas propuestas que surgen como alternativas a la tradición ya no sólo innovan en su contenido y forma, si no también en su proceso de producción, mediante nuevos métodos de financiación. Así, con un presupuesto financiado por más de cinco mil donaciones a través del llamado crow-funding nos llega “El Cosmonauta”, un proyecto audiovisual de la mano del director Nicolás Alcalá.

 

Y es que “El Cosmonauta” no es sólo un film de 80 minutos; es también un libro, una serie de episodios online complementarios y una web interactiva que ofrecen en conjunto una propuesta narrativa muy ambiciosa.

La historia nos presenta a tres jóvenes rusos (dos hombres y una mujer) a finales de los años sesenta, involucrados directamente en la “carrera espacial” que impregnaba el día a día de la guerra fría. Uno de ellos, Stas, es enviado en una misión secreta a la luna poco después de la llegada de Amstrong y la NASA.

La experiencia del joven cosmonauta, así como las consecuencias de su partida en su entorno sirven como excusa para retratar la relación del extraño trío protagonista. Pero tal vez sea eso lo más decepcionante de un proyecto por lo demás impecable, que la historia no se centra en la trama más jugosa de todas, la del viaje espacial, y esto hace que se acabe extinguiendo en el espectador toda esperanza de presenciar una obra de ciencia ficción (que parecía ser la promesa inicial) que podría haber sido una de las películas del año. Así, la obra se ve bañada por un lirismo continuo, tal vez excesivo, en cada plano, cada escena, ofreciendo una inconfundible obra “de autor” que resulta, cuanto menos, única.

Rodada con cámaras réflex digitales en Inglaterra, España, Lituania y Rusia, con actores ingleses y producción española, el resultado acaba transmitiendo quizá esa falta de empaque. Especialmente en una época en la que ver a personajes llamados Yulia o Vladimir hablando inglés con acento británico y no su ruso original resulta extraño cuanto menos. Por otro lado cabe destacar su dirección, tanto de actores como de cámara, que junto a una fotografía, una dirección de arte y una música magníficas hacen del film una joya en lo relativo al apartado técnico.

En cualquier caso, “El Cosmonauta” es un grandioso proyecto que debe ser considerado y conocido por el público en general, y la industria del cine en particular (si es que existe en este país), tanto por lo pionero de su creación narrativa como por lo novedoso de su modelo de producción

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