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- "Ayer no termina nunca". Las posibilidades del cine, tampoco.
Posted by : El día del Espectador
abril 28, 2013
HUGO MUGNAI
La crisis. La crisis en todos sus contextos y posibilidades es el tema de Ayer no termina nunca, la última
película de Isabel Coixet. Y es que el halo de conflicto personal, social y
emocional guía esta historia (si se la puede llamar así) entre los dos miembros
de una pareja destruida por una de esas crisis.
La película, una de las grandes
triunfadoras del reciente Festival de Málaga, se basa en un enfrentamiento, en
un duelo interpretativo entre Javier Cámara y Candela Peña,
que encarnan de forma cruda pero magnífica dos caras de una moneda, dos formas
de enfrentarse a la realidad; en especial esa realidad que nos pone frente a
nuestros miedos y errores.
Y es que Ayer no termina nunca se presenta de una forma poco convencional,
fuera de los estándares, con un estilo cercano al del teatro más contemporáneo
aplicado a la gran pantalla. De forma casi claustrofóbica, la acción se
desarrolla en una España que se cae a pedazos por la crisis en un no tan lejano
2017, más específicamente en una suerte de búnker, de esqueleto abandonado de
hormigón en el que las circunstancias o el destino juntan de nuevo a J. y C.
(nombres ficticios de la pareja que dan clara muestra de lo minimalista de la
propuesta).
Insertos en blanco y negro,
desenfoques, planos que tiemblan, voces en off, una fotografía poco común...Coixet
no escatima en herramientas audiovisuales de todo tipo para dar a su última
película un ambiente enrarecido, fuera de lo común, que primero confunde al
espectador para después hacerlo partícipe directo de la batalla emocional. Cabe
destacar que, si bien el teatro ha sido llevado en múltiples ocasiones al cine
de manera correcta, incluso muy efectiva como en los casos de Un Dios Salvaje (Roman Polanski, 2011) o
Closer (Mike Nichols, 2004), es
posible que ambas artes no se hayan visto hasta ahora involucradas a este nivel
en un ámbito tan contemporáneo, siendo posiblemente con la que tenga más
similitudes Las maletas de Tulse Luper
(Peter Greenaway, 2003).
Así, si algún espectador
despistado o curioso busca en lo último de Isabel Coixet algo similar a otras
creaciones suyas como Mi vida sin mí
o La vida secreta de las palabras que
se lo piense antes de entrar a la sala, pues el visionado de Ayer no termina nunca es una experiencia
dura e intensa pero que como espectador maduro de cine puede resultar profundamente
rica.