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- CRÓNICA DEL FICX50: DEL REALISMO ANIMADO DE ALOIS NEBEL A LA ACUARELA DE ERNEST ET CELÉSTINE
Posted by : El día del Espectador
febrero 01, 2013
Alois
Nebel de Tomáš Luňák (Sección
AnimaFICX)
Alois Nebel es la sorpresa del año del
cine checo. Dirigida por el joven Tomáš
Luňák, lo que hace
especial a esta película es la técnica con la que está hecha: la rotoscopia.
Rodada íntegramente en acción real, el filme fue sometido a un largo proceso de
postproducción mediante el cual se transformaron las imágenes en animación. Ése es el gran valor (y casi el único)
de esta atípica producción. Una breve sinopsis podría ser la siguiente: Alois
Nebel, un solitario revisor de tren en la frontera checo-polaca, se encuentra
un día con un taciturno extraño que le relaciona con un asesinato ocurrido en
la IIª Guerra Mundial.
El gran
atractivo de esta película (aparte de pertenecer a una cinematografía
desconocida) es su impresionante acabado visual. Con la técnica de la
rotoscopia, Luňák
convierte tanto al paisaje rural como a los personajes en un mundo en blanco y
negro hipercontrastado en donde apenas hay tonalidades intermedias. En esta
historia todo es blanco o negro, no hay medias tintas. Eso es lo que hace que valga
la pena ver la película, en la que la “fotografía” (la composición de los
planos) es fascinante. Esta estética, siempre marcada por cielos plúmbeos, a
menudo lluviosos y noches impenetrables, dota de un tono sombrío a este relato
fronterizo sobre crímenes pasados. Este tono puede ser relativamente interesante
y conectar con la estética de la película, pero son un guión inconexo y un
montaje incomprensible los que provocan decepción en el espectador. La historia está, y si se le dan algunas
vueltas se puede entender, pero la forma de contarla simplemente no funciona, parece
que no avanza. Los personajes (excepto Alois Nebel, el protagonista) no tienen
tanta profundidad psicológica como se pretende darles y las escenas
supuestamente tensas y de suspense no consiguen crear el estado de ánimo
apropiado. A toda esta narración desalentadora contribuye en gran medida un
montaje que entorpece el avance de la historia con saltos incomprensibles entre
secuencias.
Alois Nebel es difícilmente una película
de éxito comercial, ya que su propuesta poco convencional espanta al espectador
medio. Sin embargo, sí que merece la pena dedicar unos minutos a apreciar unas
imágenes impactantes y muy especiales que no se borran fácilmente de la memoria
(sobre todo uno de los planos finales con una pistola y un hacha como
protagonistas). Dicho esto, da rabia pensar en lo que un mejor guión podría
haber conseguido con esta genialidad visual. Lástima.
NOTA: 6
Ernest et Célestine de Stéphane Aubier,
Vincent Patar y Benjamin Renner (Sección AnimaFICX)
En los
últimos años hemos asistido al auge de un cine de animación infantil alternativo
al de Hollywood (concretamente el de Disney) siendo Francia el país abanderado.
Ernest et Célestine es un claro
ejemplo de esta animación a la europea: aquí no se busca (solo) el
entretenimiento sino el arte. Lo que hace especial a esta película es la
compenetración entre una animación exquisita y una historia a la vez tierna y
con contenido social. A Celéstine siempre la han asustado con el Gran Oso Malo,
un malvado oso que come ratoncitas como ella y a quien hay que temer. Un día Celéstine
conoce a Ernest, un oso un poco pendenciero con el que entabla una gran
amistad, lo que provoca repulsa tanto en la ciudad de los osos como en la
ciudad de los ratones.
Ernest et Celéstine es conmovedora en
parte gracias a su animación basada en la acuarela. Esta técnica propicia que
el espectador adulto adopte una actitud diferente a la que ocuparía si
estuviese ante animación tradicional. El hecho de que cada plano sea un cuadro de
estilo casi impresionista dota a la película de un atractivo sublime tirando de
una imaginación desbordante tanto conceptual como técnicamente. De especial
interés es la secuencia en la que el invierno da paso a la primavera, en la que
unos trazos abstractos de color azul, en sincronía con la música, dan lugar a
una secuencia plástica que bien podría ser una colaboración entre Kandinsky y Norman
McLaren. Y es que la música de la película capta el espíritu de las imágenes y
se complemente a la perfección con las vicisitudes de Ernest y Celéstine.
Si algo es Ernest et Celéstine, eso es una historia
de amistad marcada por la denuncia social. Al ser Ernest un oso y Celéstine una
ratoncita, enemigos declarados según ambas sociedades, su amistad se ve como
una aberración. Toda la trama es una lucha contra los prejuicios de sociedades
acomodadas que bien puede traducirse en los debates sobre racismo u
homosexualidad actuales. En definitiva, es una lucha por la aceptación de
quienes son diferentes y por su derecho a vivir como los demás.
Recién
estrenada en Francia, entró directamente al segundo puesto en taquilla tras la
omnipotente El Hobbit, marcando un
muy buen resultado para una película de corte artístico y factura opuesta a la
del blockbuster neozelandés. Es decepcionante que no haya sido nominada a los Oscar 2013 a Mejor Película de Animación. En cualquier caso, cuando llegue a España no os
perdáis esta auténtica joya de la animación, no os defraudará.
NOTA: 7,5