Posted by : El día del Espectador junio 06, 2013

DIEGO REAL

 








Hoy toca la crónica del martes y el miércoles, allá vamos…

La velada del martes fue de descanso y decidí ver solo una película…y que PELÍCULÓN. Me refiero a El huerto del Francés del gran Paul Naschy, que narra la historia del psychokiller real Juan Aldije. Para el que no lo sepa, la expresión “llevarte al huerto” no tiene connotaciones sexuales, si no que viene de este suceso. Un señor que regentaba una casa de juegos y mujeres de vida alegre, que no solo te desplumaba, si no que te abría la cabeza directamente.


La película, que no está editada, ha sido uno de los lujazos que se han podido ver en este magnífico festival. Estamos ante un film desnudo, inquietante, sobrio y elegante. Naschy además de director es protagonista y nos brinda una suculenta y ambigua interpretación que hace que por momentos el asesino se convierta en una especie de antihéroe pícaro. La réplica femenina es sencillamente sublime: María José Cantudo, Julia, Saly, Silvia Tortosa y sobre todo Ágata Lys están magistrales y tremendamente guapas.

El huerto del francés además juega con la mezcla de géneros con algunos momentos de humor memorables, como el enano travestido o las escenas del homosexual. La escena final es de esas que te quitan la respiración con ese “Francés” altivo soltándole al verdugo que le apriete bien cuando le agarrote y dando paso a su muerte acompañado por el tema principal de Rosa León. Formidable y difícilmente olvidable.


La jornada del miércoles la comencé con One Way Trip 3D, la cual me llamaba poderosamente la atención por su insólita mezcla: slasher suizo + setas alucinógenas + 3D. El resultado, por desgracias, ha sido un tanto decepcionante. La película cumple pero es tremendamente engañosa ya que no hay apenas  drogas y si te descuidas ni 3D, porque debido a la poca mala leche que gasta, el 3D es innecesario por completo. Y es una pena porque los primeros momentos de delirios bajo los efectos de las drogas auguraban algo muy original y divertido. Al final la cosa se queda en nada.

Pero la gran cita era con la película española Omnívoros. La películas con la comida como elemento central son repugnantes, ahí está el caso de La gran comilona, El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante (que ha inspirado a  Omnívoros) o Ratatouille, porque que no me vengan con monsergas, es una puñetera rata de alcantarilla cocinera. La película es además una de esas reflexiones sobre la amoralidad de los ricos. Si Eyes Wide Shut lo era en cuanto al sexo y A Serbian Film sobre el cine, esta versa sobre lo culinario y la alta cocina, ya que los pLAtos a degustar son nada más y nada menos que de carne humana.


Estamos ante película interesante, que crea una cierta inquietud y que funciona, siendo entretenida. Los actores cumplen bastante bien, en especial el asesino en cuestión cuanto menos inquietante, aunque alguna actuación femenina chirría por “telenovelera”. La música es ratonera e irritante, quizás lo peor por no hablar del mascado del final y de algún recursito más que visto.

Por último, mi reflexión de siempre: Los pijos ricachones no tienen escrúpulos en canibalizar a cualquiera solo por satisfacerse y me ha servido para reflexionar sobre la verdadera naturaleza de este film puesto que también es censurable el cineasta adinerado que con tal de satisfacer su ego y llevar a cabo su obra “canibaliza” sin pudor otras películas. Y esto es quizás lo que haga en cierta parte la película, ya que huele a “terror pijo” hecho por pijos y para pijos.

En mi próxima crónica, entre otras, analizaré la vuelta al cine de Wesley Snipes ¡Hasta la próxima!

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