Posted by : El día del Espectador abril 10, 2014

Diego Real

Tras un tiempo de barbecho, el blog sigue en marcha y lo hacemos con ¿el último? repaso al mundo de Oz. El Mago de Oz es una de tantas en la larga lista de películas malditas de Hollywood por su accidentada producción. En primer lugar cabe destacar el envenenamiento que sufrieron dos actores por el maquillaje. Primeramente, el Hombre de hojalata iba ser interpretado por Buddy Ebsen, pero debido al aluminio de su maquillaje, tuvo que ser hospitalizado en estado grave debido a una intoxicación a causa del mismo. Finalmente fue sustituido por Jack Haley, al que pusieron un revestimiento para protegerle. Por otra parte, la actriz Margaret Hamilton, que interpretaba a la Bruja del Oeste, también sufrió una intoxicación con su maquillaje verde.
El technicolor también causó estragos. Para dar más brillo a los colores se debía iluminar las escenas con unos potentes focos. Estos eran tan potentes que no se podía rodar durante mucho tiempo seguido, ya que a los actores sufrían quemaduras. Pero la que acabó con quemaduras graves fue Margarte Hamilton, que era más gafe que la Pantoja. El mecanismo que le hacía desaparecer entre humo de Munchkiland, falló y por poco se quema viva. Durante el mes de baja, su sustituta, también fallece ardiendo al explotarle la escoba. Pero ni los animales se libran. A Totó le pisó un extra que hacía de guardia y estuvo semanas recuperándose, aunque afortunadamente no falleció.
Hay dos leyendas más oscuras al respecto de la película. Una de ellas, completamente falsa, es la que sostenía que uno de los actores que daba vida a los munchinks aparecía en una escena ahorcado en un árbol. En realidad es solamente un pájaro moviendo las alas. Aquí podéis ver la imagen para que juguéis vosotros mismos:


Por último, hablar de la excelente leyenda que cuenta que si se visiona El Mago de Oz, mientras se escucha el vinilo de The dark side of the moon de Pink Floyd, la coordinación es perfecta, llegando la música a ser parte de la narración. Este fenómeno se ha denominado “The dark side of the rainbow”, una curiosidad que sea cierta o no, es una delicia. 

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