Posted by : El día del Espectador diciembre 30, 2013

ÁLVARO TEJERO & HUGO MUGNAI


Buscando un muñeco para tu jodido crío como en UN PADRE EN APUROS


Está comedia nominada al RAZZIE al mejor director (incomprendida por la crítica en su momento) es una de las películas que mejor refleja la Navidad. Un ejercicio de neorrealismo en clave de comedia protagonizado por Schwarzenegger del que estaría orgulloso el mismísimo Rosellini.

Terminator es aquí un ejecutivo tan ocupado con su trabajo que está a punto de perder a su familia. Para conseguir mantener a su repelente hijo e impedir que su su vecino rijoso se tire a su mujer mientras hacen galletitas, Conan el bárbaro iniciará una odisea propia de Homero para encontrar la última figura de Turbo Man, el juguete de moda de esas navidades. Su máximo rival será un cartero negro (el tema de la segregación racial está presente) interpretado por Sinbad (como veis, la película está llena de guiños a clásicos de la literatura como Homero o Las Mil y una Noches) con el que formará un pareja heredera de los grandes del slapstick.

Por el camino, escenas que suponen un golpe de realidad navideña: padres que dejan hasta última hora las compras, la codicia de los empresario subiendo los precios a última hora, las sucias peleas del ser humano en rebajas, enanos traficantes o la invasión de renos en las casas.

Persecuciones, risas, Schwarzenegger acusado de pedófilo en una escena y realidad, mucha realidad: ¿qué padre no ha salido a comprar a una última hora ese juguete que se le ha metido entre ceja y ceja al cabezota de su hijo?

Acaba bien, por cierto. Una película para toda la familia.

Electrocutando ladrones como en SÓLO EN CASA



La Navidad es esa época del año en la que estamos obligados a convivir durante unos cuantos días con montones de comida y nuestra familia al completo. Aunque igual no es la única opción como podemos ver en Sólo en Casa, una de las películas que marcó a más de una generación de niños que vieron, en la aventura de Kevin McCallister (el niño prodigio Macaulay Culkin), su sueño cumplido. Y es que en esta simpática comedia podemos conocer a los McCallister, para los que Kevin es el último mono, un pequeño liante que molesta más que otra cosa. Pero cuando Kevin se despierta al día siguiente descubre que el coñazo de su familia...ya no está.

Al parecer se han olvidado de despertarlo y se han ido a París sin él. Además, el teléfono no funciona, por lo que Kevin deberá apañárselas más sólo que Marco en el día de la madre durante toda la Navidad. Y la verdad es que Kevin está a la altura, y a sus ocho años se apaña mejor solo que la mayoría de los Erasmus: limpia, cocina, quita la nieva de la entrada...y se lo pasa teta. Pero la cosa se tuerce cuando aparecen dos ladrones de órdago: un desconocido Daniel Stern y nada más ni nada menos que el mismísimo Joe Pesci, que deja a un lado apuñalamientos con bolígrafos y palizas con bates para convertirse en un ladronzuelo bastante ridículo.

Clavos en los pies, electrocuciones, suelos resbaladizos y todo tipo de trampas convierten la acogedora casa de los McCallister en una ratonera de criminales, y a Kevin en el niño cabroncete que todos querrían ser. Además no hay mejor forma de bendecir una cena navideña que “Señor, bendice estos macarrones con queso calentados al microondas y a los que los han vendido? ¡Amén!”.

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