Posted by : El día del Espectador septiembre 17, 2013

HUGO MUGNAI
   

   Cuando vemos que uno de los directores más reputados y conocidos del Hollywood actual está trabajando para una TV-movie podríamos pensar que su reputación ha caído muy bajo. Lo habitual sería pensar que el cineasta anda escaso de efectivo y necesita sacar un dinerillo para pagar la reforma en su casa de Malibú mediante productos de escasa calidad. Nada más lejos de la realidad.


   Y es que Behind the candelabra es una película con mayúsculas, dirigida de forma completamente cinematográfica por Steven Soderbergh y con un reparto de lujo. Su única peculiaridad reside en que se trata de un film que no se proyectará en cines, sino que está producida y distribuida por HBO, esa cadena pionera que parece destinada a marcar el ritmo de la ficción audiovisual del siglo XXI.

    Así, la televisión que dio a luz series como Los Soprano, The Wire o A dos metros bajo tierra ofreció el proyecto de realizar un controvertido biopic sobre el artista Liberace -un icono musical de Las Vegas bastante alejado de Elvis- al sorprendente e incontrolable director de Sexo, Mentiras y cintas de video (1989). Y éste, a pesar de asegurar que se encuentra cerca del final de su carrera (a sus apenas 50 años), aceptó el proyecto.
   
   Meses han pasado hasta que hemos podido disfrutar del film en España a través de Canal +  tras su estreno en EEUU por HBO.  Y si algo no se puede negar es que Behind the candelabra ofrece exactamente lo que prometía, una película construida alrededor de un personaje que representa el paradigma de Hollywood y la fama del show business made in USA. 



   La historia comienza cuando Scott Thorson (Matt Damon) conoce a través de un amigo del hermético mundillo gay de finales de los 70 a Walter Liberace (Michael Douglas), la estrella de un existoso show músico-festivo de Las Vegas. Fascinado por esta suerte de Dolly Parton con el talento (y el estilo) de Richard Clayderman, Scott termina por ser convencido por el excesivo pianista para trabajar para él como algo más que su secretario...como su compañero. A través de los ojos de este joven y apuesto concubino descubrimos qué se esconde tras el telón cuando éste cae, cómo es la vida de una superestrella gay que oculta su homosexualidad a en una época en la que aún no está socialmente aceptada.

   Rodeados por el lujo, el exceso en todos los sentidos, la droga, el sexo, la cirugía estética, etc. nos sumergimos en una especie de El crepúsculo de los dioses (Billy Wilder, 1950) en la que nuestra Norma Desmond (Gloria Swanson) es aún una estrella en auge y en el que Joe Gillis (William Holden) es más una especie de chico de compañía a tiempo completo.



   Si algo cabe destacar por encima de todo lo demás es el fantástico nivel interpretativo de la película, especialmente por la mímesis de Michael Douglas, que parece que cuando se aleja de estúpidas polémicas sobre ginecología y sexología y hace lo que mejor se le da, actuar, brilla con luz propia. Y es que el marido de Catherine Z Jones realiza un retrato perfecto, ridículo pero creíble, y a la vez dramático y lleno de amargura de un ídolo en decadencia.  No se puede decir que Matt Damon haga un mal trabajo, todo lo contrario, ya que cumple correctamente como protagonista del film, pero resulta evidente que a nivel actoral vive a la sombra de Douglas.

   A pesar de su paralelismo con la obra maestra de Wilder y de sus grandes interpretaciones, uno no puede negar que Behind the Candelabra termina por ser un film irregular, que logra introducir al espectador en una tela de araña kitsch de lo más turbia pero que termina por dejarlo vivo, dejando caer la trama en un desenlace laxo, tristemente falto de tensión. Así, lo que podía haber terminado siendo una gran historia dramática sobre el amor en el show business y el impacto de occidente en las relaciones sentimentales, termina por caer en el olvido por su falta de sorpresa e innovación narrativa.



   Pero en cualquier caso, "al César lo que es del César", y la propuesta de HBO y Steven Soderbergh resulta cuanto menos arriesgada y novedosa, resultando pionera en la creación de TV Movies americanas de primer nivel. Y es que, guste o no, parece que el final del cine como tal está cada día más próximo, y la pequeña pantalla, junto a las miles de pantallas anexas que han surgido gracias a las nuevas tecnologías, ha ganado la batalla. Y por otro lado, tendremos que seguir pendientes del futuro del director de Traffic (2000), que parece amenazar cada día más en serio con retirarse.


NOTA: 7

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  1. Me gusta mucho lo que HBO hace con las producciones originales, sin duda sus peliculas de estreno no son la excepción. Creo que en esta la actuación de Douglas y Damon lo justifican todo.

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