Hace 6 meses
mayo 12, 2013
¿Cómo has encontrado este artículo? ¿Has puesto en Google
Google y el cerebro mundial? ¿Te das
cuenta de que ahora Google sabe que tú has buscado esa película? Y no son los
únicos datos que posee de ti: guarda todo tu historial de búsquedas, tus
correos electrónicos, tus vídeos de YouTube y los datos personales que le has
dado al crear tu cuenta de Gmail. Google pretende almacenar cuanta más
información posible para así controlar el acceso a ella, como cuando se decidió
a escanear millones de libros para su enciclopédico proyecto virtual Google
Books. Este tema, el control del acceso a la información patrimonio de todos,
es el eje central de la película de Ben Lewis Google y el cerebro mundial.
La historia de la película (escaneo ilegal de libros, denuncias, acuerdos, juicios…) sirve de pretexto para lanzar un mensaje: Google quiere monopolizar todo el conocimiento humano. Ya controlan todo lo que existe en internet, pero los libros no eran parte de internet hasta que empezaron a escanearlos hace más de una década. El mundo actual se caracteriza, y cada vez más, por inundar la vida cotidiana de océanos de información. Todo lo que se necesita está al alcance de un clic. Pero esta accesibilidad tiene dos caras: una es que podemos ahogarnos en tanta información; la otra es que a cambio de ella nosotros tenemos que dar nuestros datos. Sí, es muy positivo poder acceder a todo el conocimiento humano gracias al Cerebro Mundial que imaginó H.G. Wells, pero no hacemos más que acrecentar el control que ese Cerebro ejerce sobre nosotros. Porque ¿qué hace Google con nuestros datos?
Formalmente la película de Ben Lewis ofrece poca
innovación, los recursos que utiliza se han visto decenas de veces en el cine
documental. Pero lo fascinante y a la vez indignante es el tema de internet
como el gran proveedor de información y al mismo tiempo el gran controlador. Pero,
como dice un personaje en la película: “quién no quiera vivir con internet que
se vaya a la montaña”. ¿Es esa la solución?
NOTA: 7
