Posted by : El día del Espectador octubre 12, 2013


 HUGO MUGNAI

El estado del cine español no es muy halagüeño, eso no es ningún secreto. Por eso debemos dar gracias por cada producción nacional que llega a tener repercusión en festivales y demás circuitos, como es el caso de Caníbal, el último film de Manuel Martín Cuenca. El que fuera director de La flaqueza del bolchevique (2003) nos trae una de esas películas que se salen de lo habitual, tanto por su argumento como por su tratamiento de la narración.

Antonio De la Torre y Olimpia Melinte, pareja protagonista
Caníbal
, basado libremente en la novela Caríbal del autor cubano Humberto Arenal, cuenta la historia de Carlos (Antonio de la Torre), un sastre de Granada que esconde un secreto muy oscuro. Y es que bajo su apariencia de vecino tranquilo y miembro de una cofradía religiosa Carlos es un caníbal, un hombre que "caza" a mujeres para desmembrarlas y comerse su carne. Pero las cosas se le complican cuando se ve envuelto en la desaparición de una vecina de Europa del este.

Caníbal es una película de ritmo lento, que busca enfrentar al espectador con el personaje de Carlos para mostrarle cómo éste es capaz de compartir las dos facetas de su vida con total normalidad. Así, Martín Cuenca decide tocar de refilón el punto clave de la historia (el canibalismo) para no caer en el morbo, lo que convierte el que cabría esperar que fuera tema principal en una mera circunstancia, más reflejo de las pulsiones internas del protagonista que eje de la historia.
Pero quizá el problema surge cuando el espectador descubre que la lenta cadencia y el "alejamiento del título" (que podría considerarse hasta engañoso) no tienen la recompensa esperada, y el film termina por ahogarse en las pantanosas aguas de los sentimientos reprimidos.

Martín Cuenca reposa la película sobre los hombros de De la Torre
El mayor elemento a favor de la cinta no es otro que su protagonista, Antonio de la Torre, un actor en estado de gracia que consigue darle magnetismo a un personaje que podría haber caído en la indiferencia del Anton Chigurh de Javier Bardem en No es Pais para viejos (Joel e Ethan Coen, 2007). Pero a pesar de su trabajo, que parece postularlo claramente al Goya, el personaje parece quedar algo desdibujado ya que su sobriedad termina por diluirse hacia el final. Y es que –a riesgo de ser repudiados por el resto de la crítica-  quizá la dirección de actores de Caníbal sea algo deficiente sin lograr una posible química entre De la Torre y Olimpia Melinte, y convirtiendo la escena del clímax en una escena muy sobria que puede llegar a producir risas (no intencionadas).

Probablemente el principal problema del film de Martín Cuenca es que es demasiado psicológico, demasiado interior, y en esa introspección el espectador puede quedarse fuera, haciendo que el resto del metraje se convierta en una experiencia densa y ajena. Porque, a pesar de lo que las expectativas pudieran hacer pensar, queda muy lejos de otras películas españolas con protagonistas oscuros como Mientras duermes (Jaume Balagueró, 2011), precisamente por ahondar de más en el pozo del subconsciente.

A pesar de ello, Caníbal se presenta como una de las propuestas más interesantes del año, por su originalidad y por lo único de su propuesta. Una película sobre la incapacidad de amar, sobre alienígenas sociales. Caníbal, un film que no trata sobre el canibalismo.

Nota: 6’5



El equipo de Caníbal en la presentación en Madrid

Y a continuación os dejamos las declaraciones más interesantes de la Rueda de Prensa de Caníbal:

Manuel Martín Cuenca (Director): 

“En España cada vez es más difícil levantar una película (...) me siento muy afortunado.”

“Quisimos utilizar el amor como el motor más sano para la humanidad”

“Si Alemania no hubiera perdido al Segunda Guerra Mundial no se hubiera sentido culpable del genocidio de seis millones de judíos, al personaje le pasa lo mismo, cuando descubre ese otro sentimiento (el amor) lo vive asombrado.”

“Estamos en una época de confusión moral tremenda (...) el cine negro llama a las puertas de nuestra sociedad cuando vivimos tiempos convulsos.”

Antonio de la Torre (Actor protagonista):

“El gran tema de la vida es el amor, estamos en una sociedad con un déficit de la capacidad para amar. Si Bush hubiera sido más querido no hubiera habido guerra de Irak.”

“Me interesa más hacer personas que personajes”

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