Posted by : El día del Espectador enero 03, 2014

            Desde que se dio a conocer, Nicolas Winding Refn ha ido levantando cada vez más polvaredas. En Valhalla Rising ya se podían anticipar algunos rasgos fundamentales de su quizá pretencioso lenguaje, en Drive otros distintos (más comerciales quizás) y en Solo Dios perdona ha hecho un producto que va más allá de todo y a la vez sintetiza su forma de filmar. Sin duda es un director con una voz muy propia e inimitable, con un espíritu similar al de su compatriota Lars Von Trier aunque alejado de esas cotas de polémicas. En esta última película Refn se explora a sí mismo y las posibilidades del lenguaje pero sobre todo indaga en el concepto mismo de Dios.

Chang (Vithaya Pansringarm) es Dios.
            ¿Qué es Dios? Dios es un ex policía mafioso de los bajos fondos de Bangkok. Dios existe y puede encontrarse en los lugares más inesperados y en las formas más insospechadas. La deidad se define en términos clásicos como la omnisciencia, la omnipotencia, la inmortalidad y la superioridad. A la hora de rodar, Winding Refn le susurraba al oído al actor Vithaya Pansringarm: “tú eres Dios”. Y aunque su interpretación es profundamente personal, todos esos atributos están ahí: Dios es Chang. En primer lugar, él sabe todo lo que pasa a su alrededor: quien asesina a quien, quien controla tal lugar, tal otro, cuales son las redes y bandas que existen… Sabe exactamente lo que hay que hacer, a quien “visitar”, a quien torturar, a quien matar, pero también a quien perdonar: es omnisciente. Chang, al contrario que Julian (Ryan Gosling), conoce el Muay Thai  a la perfección, sabe qué golpes asestar, donde y con cuanta intensidad, dependiendo si el objetivo es matar o herir, lo cual lo convierte en un ser omnipotente. Esto hace a Chang inmortal ya que sobrevive a todos y es el único con la fuerza suficiente para mantenerse en pie. Y el hecho de ser el único capaz de resistir sin un solo rasguño (físico, mental, psicológico, emocional, de cualquier tipo) le hace elevarse por encima de todos. Por eso es Chang el que canta en la tarima del local y por eso son los policías, sus “apóstoles”, quienes escuchan, y de ninguna manera es al revés.

A Chang es un ex policía al que sigue una cohorte de apóstoles.
            Lo más curioso del Dios de Refn es su relación con la violencia. La promoción de la película se ha basado en la frase "Time to meet the devil", pero la idea de un Dios cruel surge de manera mucho más evidente. Chang está por encima del bien y del mal pero se mueve entre dos mundos: el de la policía y el de los delincuentes, teóricamente el del Bien y el del Mal. Es la visión de un Dios salvaje cuya única forma de enseñar (¿o lo que quiere es dominar?) al hombre es mediante la violencia y el castigo. Chang quiere enseñar a Choi (Kovi Wattanakul) como enfrentar sus problemas y para ello le da la oportunidad de enfrentarse directamente al asesino de su hija. Pero después de ello lo castiga cercenándole el brazo, reafirmando su autoridad, tanto educativa como punitiva, a través de la violencia. Siempre hay una voluntad docente en lo que hace, ya sea torturar a Byron (Byron Gibson) o dar una paliza a Julian: así aprenderán sus propios límites y cuál es el lugar que les corresponde.

No se puede vencer a Dios.
            Julian, solo en el mundo antes y después de la muerte de su hermano, busca algo, pero no sabe muy bien qué hasta que Chang aparece en su vida. Por fin ha encontrado a Dios, al que persigue por las calles de Bangkok para agarrarlo y poder entender el universo en el que vive y su papel en él. Equivocadamente, porque los mortales no entienden la voluntad divina, Julian propone a Chang una pelea (“Wanna fight?”) de la que aprenderá que no se puede vencer a Dios y de la que sacará una valiosa lección: el perdón. Tal y como reza el título de la película, “solo Dios perdona”, y dado que en la tradición judeo-cristiana “el hombre está hecho a su imagen y semejanza”, Julian aprenderá a perdonar (véase el final). Aquí la escena de dicha pelea:


            Toda la película no es más que un enfrentamiento entre el hombre y Dios, una lucha de la que el mortal siempre saldrá perdedor pero que le proporcionará valiosas lecciones. El envoltorio puede parecer en múltiples ocasiones pretencioso hasta límites insospechados pero el danés es perfectamente consciente de lo que hace. Muchos pueden argumentar que hay desprecio hacia el público, que el cine es la forma que Refn tiene de expresarse onanistamente. Sin entrar en consideraciones personales que pueden ser verdaderas o no, es indudable que el cine de Refn tiene muchas más capas de las que podría parecer tras su habitual estética y eso es mucho más de lo que se puede decir de otros directores supuestamente consagrados. Solo Dios perdona tiene los atributos necesarios para ser redescubierta y colocada en su justo lugar con el tiempo. Habrá que tenerla presente.

NOTA: 8,5

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  1. Muy buen post, debo confesar que la primera vez que me aventé 'Only God Forgives' me pareció una mera estupidez pretenciosa (cabe aclarar que soy fan de la trilogía de Pusher y Valhalla...), pero fue hasta la tercera vez que la vi que abrí los ojos de verdad y pude apreciar los conceptos en Only God..., Muy buen post. Muy acertado :D

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