Posted by : El día del Espectador julio 27, 2013

ÁLVARO TEJERO


Vale que tengas un gran planteamiento y decidas no aprovecharlo en el desarrollo de la película. Vale que optes en cambio por hacer una cinta de género de personajes encerrados en casa defendiéndose de intrusos. Y vale que tengas una pareja protagonista de buenos actores a los que no aprovechas...pero no permito que me ABURRAS.

En un futuro cercano en los EE.UU, la ley desaparece durante una noche estando permitidos todo los crímenes posibles. Es lo que se conoce como la Purga, y que permite erradicar a los individuos sobrantes de la población. Esto ha provocado la desaparición del desempleo y la criminalidad durante el resto del año. Un fuerte precio moral a pagar para conseguir la estabilidad de la nación. Se expone que es  un sistema que beneficia a los ricos en detrimento de los pobres. Hasta aquí toda la crítica que podemos encontrar en The Purge, que por cierto se concentra en los primeros 10 minutos. Bueno, que el protagonista se dedique a vender sistemas de seguridad para protegerse de esa noche no parece importarle al director y guionista James DeMonaco.


A partir de aquí, se olvida de intentar dar alguna razón de la violencia intrínseca del hombre y analizar los dilemas morales de este tipo de situaciones para convertirse en una especie de thriller de terror lleno de sustos que se ven venir desde kilómetros de distancia y un uso de la violencia tan gratuito como estúpido. Se olvida de Perros de paja o El efecto dominó para convertirse en La habitación del pánico. Esto no sería negativo si supiera hacerlo.

El estúpido niño de la película
Pero claro, DeMonaco no es Fincher ni llegará a serlo y ofrece una dirección pobre acompañada de un guión incoherente. Repetición de primeros planos para explicar todas las escenas, nulo aprovechamiento de una puesta en escena inexistente, interminables secuencias a oscuras por pasillos y una falta imperdonable de cualquier atisbo de tensión o suspense. A esto le sumas personajes que cambian de idea cada minuto, que no cuentan con ninguna personalidad y que aparecen y desaparecen por arte de magia; conflictos que dejan de serlo y una dirección de actores bastante deficiente. Todo esto provoca que a pesar de sus 80 minutos de duración mires el reloj en varias ocasiones.

Ethan Hawke y Lena Headey sin saber qué hacer
The Purge se convierte en una película totalmente desaprovechada, que en manos de cualquier director competente al menos se hubiera convertido en un ejercicio de estilo lleno de tensión (no ya Fincher, es pensar lo que hubiera hecho Joel Schumacher con este argumento y me deprimo) que además habría removido mínimamente nuestras conciencias.


Ah! y se me olvidaba comentar los dos peores personajes juveniles que ha dado el cine reciente gracias a los hijos de la pareja protagonista.

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