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- CINES RENOIR: NOSTALGIA Y REALIDAD
Posted by : El día del Espectador
abril 18, 2013
ÁLVARO TEJERO
6
de Octubre del año 2002. Ese día mi padre me llevó por primera vez a un cine de
versión original subtitulada después de que llevara insistiéndole varios años
para que me dejara acompañarle en sus escapadas cinéfilas. Me había
acostumbrado en casa al cine en versión original, y así es como nacen los
aficionados que permiten la supervivencia de estas salas. Desgraciadamente, esto
no es algo generalizado. Por cierto, la película elegida fue Camino a la perdición. Salí encantado. Y
hasta aquí la parte sentimental.
Ayer
conocimos la triste noticia del cierre de la gran mayoría de salas de la cadena de cines
Renoir y también la herida de muerte que sufre la productora de cine
independiente Alta Films. Nada más
conocerse la noticia empezaron los lógicos comentarios de tristeza e
indignación. Por supuesto, "la cultura está muerta" y "en este país
no se defiende". Y como no, "el gobierno en el poder es el principal
responsable", para el mundo de la cultura. Pero seamos serios, las causas
de este suceso esperado son múltiples. Intentaré desde aquí comentar varias
ideas sobre el tema:
-Se
acabo el cine de autor independiente: está afirmación ya provoca un error de
valoración reduccionista. Me cansa escuchar siempre la diferencia entre cine
comercial e independiente. Desde los círculos cinéfilos progresistas se
sataniza al primero y se glorifica al segundo. Hay cine bueno y cine malo. Sin
más. Para mí, son igual de aburridas Melancholia
como Los vengadores; y disfruto de la
misma manera con Take Shelter y
Prometheus. Y además Alta Films y sus compañeras temáticas también dejan en
el tintero mucho tipo de cine sin estrenar. ¿Dónde acaban muchas películas de
Neil Jordan, John Sayles o maravillas recientes como Black Death? El problema está en la distribución en general y las abusivas estrategias de venta, no en
una estúpida diferenciación entre cine comercial e independiente.
-Lo
que verdaderamente está tocado de muerte es la exhibición de cine en versión
original. Porque no lo olvidemos, a mi me gustaban los Renoir no sólo porque
estrenen lo último de Cannes, sino por la posibilidad de ver las películas de
los grandes directores en su lengua original (allí he visto a Fincher,
Eastwood, Mann, Cronenberg o Darabont). Lo gracioso es que varios de los que defienden
estos cines luego se posicionan en contra de la eliminación total del doblaje
defendiendo el noble arte del doblador español (que ha sido de gran calidad,
eso no se discute). Somos uno de los pocos países con doblaje en nuestras
salas, siendo además una norma proveniente del régimen franquista. No hay
cultura de versión original a pesar de que los adolescentes leen subtítulos en
los videojuegos y muchas personas ven su serie preferida con subtítulos para no
esperar ni un día.
-Era
una noticia esperada, y quién afirme lo contrario creo que se tapa los ojos
ante una realidad aplastante. El cine tal como lo conocemos en su forma
tradicional de exhibición está en vías de extinción. Las razones son variadas:
crisis económica, piratería, el devenir de la sociedad en que vivimos, la discutible educación de varios de sus asistentes...cada
son menos los que van AL CINE como elemento único y más lo que van al cine como
parte de su ocio social. Yo voy al cine para ver una película, no para ocupar
un sábado por la tarde, quedar en grupo y después cenar en el centro comercial.
El cine ya no es tan importante como en el siglo XX. Admitámoslo.
-Centrándome
más en los Renoir: claro que le ha afectado la disminución de ayudas
gubernamentales, claro que el salvaje IVA del 21% le hizo un gran daño y por
supuesto que la crisis económica ha hecho imposible su supervivencia. Pero
igual de importante ha sido la piratería, la falta de educación de España y su
propia falta de iniciativa.
-Seamos
claros: la condiciones de confort y visibilidad de los Renoir (los que frecuento son los de
la zona de Princesa) eran limitadas (formaba parte de su encanto) y sus
instalaciones necesitaban una remodelación similar a la sufrida por los cines
Golem, que en ese sentido se habían adaptado mucho mejor y ofrecían una mejor
imagen exterior.
-Luego
está el tema del nicho de espectadores. Los Golem tiene definido claramente su
target con cine de nacionalidades exóticas
y claramente de festivales; los Verdi realizan constantes proyecciones
especiales, mientras los Renoir combinan cine más minoritario con las grandes
películas de los grandes directores de Hollywood. Y esa opción, aunque loable y
deseada es muy difícil de sostener en estos tiempos de absoluta
individualización del público.
-Y
la piratería, por supuesto. Nadie todavía ha medido exactamente todo lo que ha
significado Internet. La red está destruyendo el sistema capitalista que conocemos acabando con las estructuras vigentes y provocando la pérdida de millones de puestos de
trabajo en todo el mundo, que no sabe cómo adaptarse. Vivimos la época de mayor
consumo de la historia, pero también la época en que estamos menos dispuestos a
pagar el precio de cualquier producto. Internet nos ha dado la creencia de que
tenemos el derecho a disfrutar el trabajo de los demás de forma gratuita
después de una época de gran servicio público. La gente se descarga las
películas por no poder esperar 1 mes para ver un estreno en su país (pobres,
antes se esperaban años), pregonan en las redes sociales que ya han visto
Lincoln en vez de ir al cine (y si tu economía no lo permite habrá que esperar)
y cuando llegan los Oscar hay que ver todas las nominadas para estar a la moda.
Y cuidado, yo también descargo películas, pero aquellas que no se estrenan ni puedo ver de forma legal.
-La
industria del DVD también está moribunda, Alta Films lo sabe y lo sufre. Y la
asistencia al cine en caída libre, las últimas veces que fui a los Renoir
estuve con 10 personas en la sala. Eso sí, la sala de Tarantino llena.
En
definitiva, una auténtica desgracia la noticia del cierre de una cadena de cines clave para el séptimo arte en nuestro país. Pero no debemos dejar de ver todas
las consecuencias asociadas y centrarnos únicamente en quejas reduccionistas.
Al menos siempre me quedará el recuerdo de cada una de las películas que vi en
sus salas.
Me gustan muchas de las ideas pero sólo un apunte: el doblaje español empezó con la República, no con el franquismo.
ResponderEliminarCierto, el doblaje nace en 1932 con una normativa bajo el gobierno de la II República, pero es con las leyes franquistas cuando se generaliza y se fortaleza tal y como lo conocemos ahora. Debí haberme expresado mejor. Gracias por el apunte.
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