Hace 2 meses
- Back to Home »
- Cine , Críticas , Diego Real »
- Reflexiones sobre..."Los Mercenarios 2" (2012)
Posted by : El día del Espectador
agosto 25, 2012
DIEGO REAL
¡Qué se joda “The Artist”!¡Qué se joda “La invención de Hugo”!
El tito Sly y compañía han conseguido el más sincero homenaje al cine de los
últimos años. A un cine con mayúsculas. El de sudor y tiros. El que emociona
más con una llave y una explosión que con un largo monólogo irreal.
Y es que aunque a muchos “intelectuales” les pese, la
acción como género ha recaudado y recaudará mucho dinero y movilizará a un gran
grupo de gente con la sana intención de divertirnos. Mucho 3D y mucho cine
contemplativo y parece que estamos dejando atrás el guión directo que ofrece
puñetazos y saltos y que es tan antiguo como el séptimo arte, solo hay que
mirar la películas de Douglas Fairbanks o de Errol Flynn. Películas de
aventuras que disfrazaban la violencia con sonrisas profident y con
coreografías imposibles pero, que en el fondo, están ofreciendo la primitiva
sensación de divertirnos con la violencia.
En cuanto el cine se impregnó de realismo y suciedad, el
cine de acción llegó a sus máximas cotas de cazurrismo, y por tanto, de
espectacularidad. Y es que los tipos duros como Steve McQueen o Humphrey (galán
idealizado que al final dejaba todo por una chica) ya no tenían lugar en un
mundo que había sufrido tantos conflictos; véase guerras mundiales, frías,
templadas, en fin… Ahora todo es personal, no hay sentimientos. Es un yo contra
todos que muchos calificaron de cine fascista, que tenía como cabeza de
cartel a Eastwood o a Bronson en su máximo esplendor y con un puro o
mondadientes en su boca. Y es aquí donde e entra el factor videoclub.
Con la llegada de los alquileres de VHS (y betas, por
supuesto) el mercado del cine se extendió e hizo que los amantes de los
subgéneros cinematográficos pudieran dar rienda suelta a sus oscuras pasiones
de la mano de cintas de serie B y Z (y muchas de serie A que no pasaron por
salas), y que lo comercial quedase aparcado a favor de productoras como Cannon o
Troma. Además, ahora le toca el reinado al señor Chuck Norris, precoñas
limoneras sobre su carácter de deidad, o el cine de “armas y tetas” del
grandioso Andy Sidaris.
Gracias a este despegue, Van Damme, Lee, Rothrock o
Schwarzenegger son leyendas. Jodidas leyendas.
Pero bueno, vayamos al lío y pasemos a la película que nos
toca. Recuerdo la tremenda ilusión que me hizo la primera parte. Una película
directa y divertida con la única pretensión de hacer que te evadas de la
realidad y pensar que los problemas se pueden resolver con un bombazo, una
patada voladora y el ondear una bandera de EEUU, como no. El agua que arde, las
minibombas atómicas, los cameos de Willis y Schwarzenegger, la lucha entre
Lungdren y Li… épica moderna con toque añejo en estado puro. Tras el éxito
tremendo y cantado de la primera película, 274.470.394
de dólares según IMDB, era de esperar que la película dirigida por Stallone
tendría una secuela más grande, mejor y más cafre. Sly cedió el testigo a Simon
West (“Tomb Raider”,” The Mechanic”), y que queréis que os diga, ha mejorado lo
inmejorable.
Tras la confirmada baja de
Rourke, y casi la de Jet Li, nuestro equipo de action mans venados y cachondos
vuelven a las andadas; acompañados de Liam (hermano de Thor y novio de Hannah
Montana) Hemsworth como gancho para las niñas y Chuck Norris como gancho para
la Humanidad. El equipo está unido, ¿la misión? Pues el argumento, por suerte,
cabe en la servilleta de un bar, el lugar dónde sin duda se ideo la película:
al grupo se le tuerce la misión y uno acaba muerto. Al ir a vengarlo descubren
que el malo malísimo además se ha hecho con 5 toneladas de plutonio. Y punto. Analicemos
poco a poco lo que nos ofrece lo que parece ser un argumento simple, pero que
sin duda se convierte en un ejercicio inteligente y exorcizante de este cine.
Sin destripar mucho, eso sí.
El inicio de “Los Mercenarios
2” ya hace que el dinero pagado merezca la pena. Persecuciones y disparos por tierra,
mar y aire aderezadas con frases como "morid cabrones" (tercera frase de la
película, con dos cojones). Y va in crescendo. Con los diálogos de pandereta
entre personajes te emocionas, y es que te das cuenta que con esta película
estas viejas nuevas glorias se miran el ombligo y que "Los Mercenarios 2" es un
ejercicio de re-reunión de tal manera que parece un crossover imposible de
todos, TODOS los personajes que han interpretado. Podemos ver a Rambo,
Terminator, John McClane, y amigos; pero además de verdad, de hecho no dudan en
soltar muletillas de sus anteriores películas. Hasta Chuck Norris se llama
Booker, como su primer papel protagonista en “Los valientes visten de negro”. Y
no solo es un crossover, también es un pseudo-biopic en el que se ríen de ellos
mismos, al señor Lungdren me remito o a las orejas de Couture. ¿Cuántos actores
de ahora que no han llegado a la taquilla de estos genios ni son leyendas como
ellos harían esto?
Hablando de Norris, ¿cómo son
las nuevas incorporaciones? La de Hemsworth es SUBLIME, tan lleno de tópicos
que hizo que el diálogo del "por qué es lo que es" me hiciera llorar literalmente
de la risa. La de Nan Yu, el apoyo femenino, más divertido que el de Giselle
Itié de la primera y que además, es la sustituta de un Jet Li casi inexistente
en la película (pelea con sartenes memorable aparte). Y el villano, que no se
nos olvide; si Steven Seagal estaba soberbio como villano en "Machete", su
“enemigo” Van Damme, un actorazo y me remito al monólogo de la gran "JCVD", no se
queda atrás como el malo de turno.¡Hasta se llama Villain!, ¿para qué más? Su
papel de déspota explotador de niños, mujeres y ancianos (solo le faltaban
cachorros malheridos y paralítcos para llevar la maldad a cotas del mismo
Satán) es redondo. Además, como los grandes antagonistas, tiene un esbirro
carismático: Scott Adkins y su cuchillo.
Poco más que añadir sobre esta joya, solo destacaré dos
escenas, la de el señor Statham en la iglesia y en el aeropuerto (esa máquina de
rayos X, despiporre absoluto).
Sin más, invitar a todos a visionar un film más sincero que
cualquier película de “cine necesario” de Ken Loach o de Fernando León de
Aranoa. Y es que en estos tiempos de mierda, necesitamos héroes de los de
antes. Héroes que aparte no están mucho más jodidos que nosotros. ¡Salve a
Stallone!