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Posted by : El día del Espectador
junio 16, 2013
ÁLVARO TEJERO
Hay
películas condenadas al anonimato, no ya al fracaso, desde su nacimiento. Ser
hija de un gran director siempre
infravalorado por su condición clásica a la hora de contar historias y por la
elección de un género que no cuenta con el respeto suficiente como es el
thriller, puede ayudar a que te financien tu obra pero no a su difusión.
Además, te presentas a la sección oficial de un festival como Venecia, dónde
siempre triunfará cualquier película exótica antes que una película que cuente
una historia.
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Los Mann: padre e hija |
Así,
Ami Canaan Mann ofrece una película invisible a pesar de ser una de las mejores
cintas de 2011 y un thriller de gran
potencia temática y emocional. Rodada de forma elegante y sugerente, con un
gran casting inmejorablemente dirigido y unas escenas de acción que llevan la
firma del apellido Mann sin ninguna duda. Amy demuestra ser hija de quién es
(el mejor realizador de escenas de acción del que habló hace poco mi compañero
Himar) pero con un mayor toque de sensibilidad.
Texas Killing Fields (basada en hechos reales) se centra en una pareja de
detectives de carácter opuesto que investiga una serie de asesinatos de jóvenes
mujeres en los alrededores de Texas City. Sam Worthinton vuelve a demostrar su
fuerte presencia ante la cámara y Jeffrey Dean Morgan (alias el Comediante)
llena de matices un personaje pleno de dudas interiores. Están acompañados de la
ya estrella Chlöe Grace Moretz y la bella Jessica Chastain, que aquí vuelve a coincidir
con Sam tras La deuda. No quiero
olvidar al siempre amenazador Al Capone de Boardwalk
Empire.

Se
muestra la cotidianeidad, es minuciosa en
la descripción del trabajo policial, ofreciendo un verdadero realismo hasta en
las impresionantes y cortas escenas de acción física. Es un thriller sensorial, incómodo, que bordea
el terror en ocasiones. Sientes la humedad de los pantanos, el sudor de los
personajes, los mosquitos que no paran de molestar. Y por supuesto, la noche,
como un elemento con vida propia al igual que en las cintas de Mann padre.
Personajes
solitarios y perdidos, el sacrificio frente a la pasividad, el fin de la
inocencia y la maldad como parte inherente del ser humano frente a cierta bondad
religiosa llena de simbolismos que no pertenece a un lugar oscuro.