Posted by : El día del Espectador febrero 25, 2013




            ¡Vaya edición de los premios Oscars! Este ha sido el año más heterogéneo que se recuerda, tanto por las películas nominadas como el número de nominaciones por película (con sonoras ausencias). Había grandes esperanzas puestas en la historia de Estados Unidos con cuatro de nueve películas dedicadas a un período desde hace 150 hasta hoy en día. Las grandes favoritas eran Lincoln, La noche más oscura y Argo. Bien, pues esto es lo que nos ha deparado la gala.

            La noche empezó con un soberbio número orquestado por el maestro de ceremonias y creador de Padre de Familia Seth Macfarlane, mezclando ácidos monólogos y chistes cuestionables con divertidas recreaciones (véase El vuelo con calcetines) y entretenidos números de baile (como el de Joseph Gordon-Levitt y Daniel Radcliffe). Y es que si algo ha sido esta edición eso es un relevo generacional, donde la hornada más joven de Hollywood a reclamado (y conseguido) el lugar que les corresponde como miembros de pleno derecho de la industria. No ganaron ni Jackie Weaver, Helen Hunt o Sally Field, todas veteranas. Ganó Anne Hathaway en la categoría de Mejor Actriz de reparto por un plano fijo de cinco minutos. Y el Oscar a Mejor Actriz no se lo llevó Mery Streep, por una vez, si no la prometedora Jennifer Lawrence por la discutible El lado bueno de las cosas. Lawrence no tiene más que 23 años. Y qué decir de la nominación a Quvenzhané Wallis, de 9 años nada más y nominada a Mejor Actriz, que no es cualquier categoría.


            Por otro lado, esta ha sido una de las ediciones en las que la política ha tenido mayor relevancia. Películas como La noche más oscura o Lincoln mostraban los entresijos de la política americana en momentos dispares pero claves en su historia. Tanto ha sido así, que una de las grandes sorpresas de la noche fue que el Oscar a Mejor Película lo entregase la primera dama de Estados Unidos: Michelle Obama. Nunca se había visto algo así en la historia de los Oscars. Con una conexión en directo Jack Nicholson anunció a las nominadas y Michelle leyó la ganadora desde la Casa Blanca,  precisamente otra de las películas con trasfondo político: la soberbia Argo de Ben Affleck. No le nominaron a Mejor Director (se lo llevó Ang Lee), pero ese premio compartido con Grant Heslov y George Clooney como productores le supo a gloria y a todo un reconocimiento por una redonda y muy bien hecha película sobre un tema delicado. Sin embargo, nadie olvidará como la Academia le hizo el vacío sin siquiera nominarle.

            Y ¿qué decir de las otras grandes apuestas de la noche? ¿Cumplieron sus expectativas? Por un lado La vida de Pi sorprendió a todos con su Oscar a Mejor Director, pero no defraudó en las categorías técnicas que era las que más al alcance de la mano tenía por la gran inversión hecha. La noche más oscura llegó a la gala lastrada por la polémica de las torturas y se mereció lo que le dieron: medio premio a Mejor Edición de Sonido (compartido con la superior Skyfall). Tarantino hizo un doblete muy merecido con el segundo Oscar a Mejor Actor de Reparto para Christoph Waltz en su segunda colaboración (cuanto le debe este hombre a Tarantino) y a Mejor Guión Original por una película fascinante llena de matices y con una inacabable experimentación narrativa. Spielberg, como en demasiadas ocasiones, se fue del Dolby Theater sin colmar sus expectativas por su ambicioso biopic de Abraham Lincoln. Se llevó el Oscar por su interpretación Daniel Day-Lewis, el tercero en la categoría de Mejor Actor, siendo el único en ganarlo tantas veces (¿qué sería del pobre Joaquin Phoenix?) y también se llevó el secundario Mejor Diseño de Producción. Los Miserables tuvo una de cal y otra de arena, aunque se llevase tres premios en total: el ya mencionado a Hathaway, el Mejor Maquillaje y Peluquería y la Mejor Mezcla de Sonido por sus canciones.

            La gala empezó muy fuerte con los números de MacFarlane pero perdió y fue en caída libre, exceptuando las actuaciones de Adele (Oscar a Mejor Canción Original), Shirley Bassey (homenajeando a James Bond) y del reparto completo de Los Miserables (soberbia), hasta los “big five”. Los últimos premios de la noche fueron una sorpresa tras otra, se descabalaron todas las quinielas y nadie entendía nada. Pero de entre ese caos inesperado, surgió la que estaba llamada a ser la gran ganadora desde hacía tiempo: Argo.

            Esta edición pasará a la historia por la renovación que ha supuesto para la industria y por un apoyo al cine por parte de el estado que ojalá tuviésemos nosotros. Y ahora, los que no la hayan visto, por favor, id a ver Argo.


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  1. Es cierto que el espectáculo se fue desinflando, pero la emoción de los premios mantenía viva la llama. Genial el número de los calcetines, como dices, aunque no sé si El vuelo merecía tanta atención ;) Un saludo!

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  2. Gracias por el comentario Juan! Lo de El Vuelo no lo sé, la verdad. Al único miembro del blog que fue a verla si le gusto, por tanto...

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