Posted by : El día del Espectador diciembre 11, 2012


ÁLVARO TEJERO


Mi compañero Diego Real definió a la perfección a Peter Jackson en su último artículo, al decir que: "es un director sin ningún tipo de miedo". Esta claro que hay que ser un hombre valiente y con un punto de locura para atreverse a realizar Criaturas Celestiales (1995) y posteriormente The lovely bones (2009), sus dos obras más personales.


En ambas se mezcla lo onírico con lo real, en la primera de forma perturbadora y en la segunda con un tono más etéreo y espiritual. En este tratamiento de lo fantástico tendrá que ver la figura de Steven Spielberg (ya lo comentaremos más adelante), y por supuesto su nacionalidad. Nueva Zelanda (al igual que su hermana Australia) es una país de nacimiento convulso, mezcla de culturas y sangres que aportan al séptimo arte directores peculiares. Una visión extraña y alucinada de la realidad complementada con una sensibilidad especial que provocan obras como In my father's den, Cuando aparecen los extraños, Whale Rider o La última ola (la cinta de Peter Weir es australiana), en las que lo onírico siempre está presente y la realidad aparece difuminada.


Una de estas películas, Picnic in Hanging Rock, podría situarse como uno de los referentes de Criaturas Celestiales; al igual que la obra cumbre de Steven Spielberg El imperio del sol, a la que homenajea en sus títulos de crédito iniciales. De la obra de Weir recoge la atmósfera opresiva y malsana, esa inocencia mezclada con el horror; mientras que de la otra agarra la sensibilidad infantil, ese contraste entre dos realidades (lo que ocurre y lo que ve el personaje de Christian Bale). Pero pronto las deja atrás, ya que Peter Jackson no posee la calma, invisibilidad y reflexión de Weir, y es mucho más extremo y visceral que Spielberg.

Criaturas celestiales se convierte así en una cinta perturbadora, incómoda en su enfermiza belleza con la que Jackson demuestra una imaginación desbordante que transmite mediante arriesgadas apuestas formales que a veces bordean el ridículo (la entrada en el 4º mundo o la representación de los cuentos que escriben las protagonistas).
La cinta la protagonizan dos jóvenes adolescente inadaptadas (impresionantes la ahora famosa Kate Winslet y Melane Lynskey) que encontraran en su imaginación una manera de escapar de la realidad que no consiguen aceptar, y que les llevará a cometer un cruel asesinato cuando su mundo paralelo se desmorone por su separación. El director nos lo muestra en una escena brutal con la que refuerza su mensaje despertando al espectador del cuento que estaban viviendo.

Además, la cinta supone una evolución en la capacidad de Jackson como cineasta, que sigue aquí perfeccionando sus técnicas formales y narrativas. La cámara se muestra inquieta, los movimientos son rápidos y elegantes, se acerca al rostro de los personajes deformándolos a la vez que continúan elementos propios de la serie b. Sin olvidar sus famosas grúas y la combinación de travellings para contar una escena.

15 años después de esta bomba cinematográfica y de revolucionar el cine con su trilogía del anillo Peter volvió a arriesgarse con The lovely bones. Jackson no se encuentra cómodo en la comodidad de Hollywood, necesita jugar y ofrecer algo distinto cada vez (éste carácter le acerca a Coppola) .Y es ese momento cuando la figura de Spielberg vuelve a aparecer con su papel de productor de la película.

The lovely bones comparte con su hermana la mezcla de dos realidades, la confusión entre fantasía y realidad (ejemplares las escenas en que Saoirse Ronan todavía no entiende que ha muerto), el punto de vista juvenil del mundo, el sufrimiento de las familias, la sombra del divorcio (otra cuestión que le vuelve a acercar a Spielberg) y el horror tras colores brillantes. Sin olvidar la saturación visual y narrativa que siempre caracteriza al director.

Técnicamente el director neozelandés se encuentra ya en otro nivel, con un dominio y perfección que provocan la creación de momentos inolvidables (la escena de los barcos de cristal rompiéndose es de las mejores de la historia del cine) y de imágenes de gran belleza. Además de aportar algunas innovaciones técnicas.

El problema radica en que The lovely bones es una película dentro de la industria, basada en un best-seller pero de una gran ambición temática. Jackson la trata como una flor delicada, tan bella como frágil su tallo, manteniéndose en un difícil equilibrio de emotividad extrema. El resultado es una cita algo irregular pero llena de fuerza, criticada por la preeminencia de lo fantástico (propio de su director), la cursilería visual y la completa abstracción de las emociones.


Pero si de verdad te gusta Peter Jackson todo ello es común en su cine (si hablamos de cursilería no podemos obviar la relación entre Aragorn y Arwen), alguien que habita en el 4º mundo y abre su corazón en cada película. Lo que de verdad lastra a la cinta basada en el best-seller de Alice Sebold es la ausencia de un cierre, de dureza en algunas ocasiones y de la radicalidad de Criaturas Celestiales. Si juegas a lo fantástico llévalo hasta el final, no ofrezcas castigo moral (propio de la novela) y no cedas a la parte perjudicial del toque Dreamworks. Aun así, estamos ante delicada maravilla.

El viernes llega El Hobbit, solo espero que Peter Jackson siga siendo valiente.

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