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Archive for agosto 2012
"Let Me In" (2010): El buen remake
By : El día del Espectador
ÁLVARO TEJERO
Hay
películas que reciben la fama que debería merecer su hermana fílmica, en este
caso su gemela, ya que "Let Me In" es el remake norteamericano de la película de
culto sueca "Déjame entrar" (2008). Ya que si bien la original deslumbró
inmerecidamente es la versión escrita y dirigida por Matt Reeves la que debería
ocupar su lugar en la cumbre. La primera versión partía de una premisa novedosa
(recordar que es la adaptación de una novela del mismo título) pero erraba en su desarrollo
debido a su falta de intensidad emocional, a su carácter contemplativo mal
entendido, cierta incoherencia y a una excesiva frialdad incluso para lo que indica su nacionalidad
que provocaba el hastío en el espectador.
Tan
solo dos años después del estreno de la original, Reeves (colega y protegido de
J.J. Abrams) consigue construir una película superior y con el doble de matices
envolviendo la relación amorosa infantil en un entorno social oscuro y
deprimente de la América profunda (primeros
años de la presidencia de Reagan con todo lo que ello conlleva) y tomando las formas de un thriller de asesinatos
rituales del que estaría orgulloso David Fincher. Con estos elementos aporta
mayor carga dramática a la historia, consigue una mayor profundidad sobre el
tema principal (la maldad) y ofrece al espectador una mayor fluidez y
visceralidad.
Porque
aquí la violencia impresiona, es directa y salvaje en contraposición de la
tranquilidad nevada de los escenarios. Cada ataque vampírico o asesinato
explota de golpe, pero siempre en plano general, en el silencio de la noche. Es
creíble y alucinada a la vez.
(Es necesario mostrar a la
actriz que da vida a la figura materna,
de nombre Cara Buono, que ya demostró su capacidad y talento en la 4º temporada de "Mad
Men" (2007) )
Esa
representante del diablo, esa vampira come niños con su aspecto inocente es la
clave de "Let Me In". Chloë Grace Moretz da una auténtica lección una vez más ("Kick-Ass" [2010] o "La invención de Hugo" [2011] ),
iluminando la pantalla y pasando de la virginidad más pura a una sexualidad
incómoda en alguien de su edad. Llevando el romance infantil a un nivel
superior y dominando a Kodi Smith-McPhee pero ofreciéndole algo desconocido hasta ahora. Te
ofrece una sonrisa y al instante siguiente devora a la otra representante carnal
del vecindario manchando de sangre sus labios. Ambos ofrecen una de los mejores
momentos de este siglo. http://www.youtube.com/watch?v=H7dUwH9Uks4
Revees
atrapa al espectador desde ese incómodo prólogo acompañando el metraje de una
elegancia insospechada si pensamos en su anterior trabajo ("Monstruoso" [2008]), se
rodea de expertos secundarios (Elias Koteas y Richard Jenkins) y culmina su
maravilla con la impactante y terrible escena de la piscina (aquí totalmente
creíble al contrario que en la original). Sin olvidar la respetuosa banda
sonora de Michael Giacchino, que capta la esencia de los personajes y su historia a la
perfección.
"Let
me in", junto con "Entrevista con el vampiro" (1994), el mejor acercamiento al universo
de los vampiros.
Reflexiones sobre..."Los Mercenarios 2" (2012)
By : El día del Espectador
DIEGO REAL
¡Qué se joda “The Artist”!¡Qué se joda “La invención de Hugo”!
El tito Sly y compañía han conseguido el más sincero homenaje al cine de los
últimos años. A un cine con mayúsculas. El de sudor y tiros. El que emociona
más con una llave y una explosión que con un largo monólogo irreal.
Y es que aunque a muchos “intelectuales” les pese, la
acción como género ha recaudado y recaudará mucho dinero y movilizará a un gran
grupo de gente con la sana intención de divertirnos. Mucho 3D y mucho cine
contemplativo y parece que estamos dejando atrás el guión directo que ofrece
puñetazos y saltos y que es tan antiguo como el séptimo arte, solo hay que
mirar la películas de Douglas Fairbanks o de Errol Flynn. Películas de
aventuras que disfrazaban la violencia con sonrisas profident y con
coreografías imposibles pero, que en el fondo, están ofreciendo la primitiva
sensación de divertirnos con la violencia.
En cuanto el cine se impregnó de realismo y suciedad, el
cine de acción llegó a sus máximas cotas de cazurrismo, y por tanto, de
espectacularidad. Y es que los tipos duros como Steve McQueen o Humphrey (galán
idealizado que al final dejaba todo por una chica) ya no tenían lugar en un
mundo que había sufrido tantos conflictos; véase guerras mundiales, frías,
templadas, en fin… Ahora todo es personal, no hay sentimientos. Es un yo contra
todos que muchos calificaron de cine fascista, que tenía como cabeza de
cartel a Eastwood o a Bronson en su máximo esplendor y con un puro o
mondadientes en su boca. Y es aquí donde e entra el factor videoclub.
Con la llegada de los alquileres de VHS (y betas, por
supuesto) el mercado del cine se extendió e hizo que los amantes de los
subgéneros cinematográficos pudieran dar rienda suelta a sus oscuras pasiones
de la mano de cintas de serie B y Z (y muchas de serie A que no pasaron por
salas), y que lo comercial quedase aparcado a favor de productoras como Cannon o
Troma. Además, ahora le toca el reinado al señor Chuck Norris, precoñas
limoneras sobre su carácter de deidad, o el cine de “armas y tetas” del
grandioso Andy Sidaris.
Gracias a este despegue, Van Damme, Lee, Rothrock o
Schwarzenegger son leyendas. Jodidas leyendas.
Pero bueno, vayamos al lío y pasemos a la película que nos
toca. Recuerdo la tremenda ilusión que me hizo la primera parte. Una película
directa y divertida con la única pretensión de hacer que te evadas de la
realidad y pensar que los problemas se pueden resolver con un bombazo, una
patada voladora y el ondear una bandera de EEUU, como no. El agua que arde, las
minibombas atómicas, los cameos de Willis y Schwarzenegger, la lucha entre
Lungdren y Li… épica moderna con toque añejo en estado puro. Tras el éxito
tremendo y cantado de la primera película, 274.470.394
de dólares según IMDB, era de esperar que la película dirigida por Stallone
tendría una secuela más grande, mejor y más cafre. Sly cedió el testigo a Simon
West (“Tomb Raider”,” The Mechanic”), y que queréis que os diga, ha mejorado lo
inmejorable.
Tras la confirmada baja de
Rourke, y casi la de Jet Li, nuestro equipo de action mans venados y cachondos
vuelven a las andadas; acompañados de Liam (hermano de Thor y novio de Hannah
Montana) Hemsworth como gancho para las niñas y Chuck Norris como gancho para
la Humanidad. El equipo está unido, ¿la misión? Pues el argumento, por suerte,
cabe en la servilleta de un bar, el lugar dónde sin duda se ideo la película:
al grupo se le tuerce la misión y uno acaba muerto. Al ir a vengarlo descubren
que el malo malísimo además se ha hecho con 5 toneladas de plutonio. Y punto. Analicemos
poco a poco lo que nos ofrece lo que parece ser un argumento simple, pero que
sin duda se convierte en un ejercicio inteligente y exorcizante de este cine.
Sin destripar mucho, eso sí.
El inicio de “Los Mercenarios
2” ya hace que el dinero pagado merezca la pena. Persecuciones y disparos por tierra,
mar y aire aderezadas con frases como "morid cabrones" (tercera frase de la
película, con dos cojones). Y va in crescendo. Con los diálogos de pandereta
entre personajes te emocionas, y es que te das cuenta que con esta película
estas viejas nuevas glorias se miran el ombligo y que "Los Mercenarios 2" es un
ejercicio de re-reunión de tal manera que parece un crossover imposible de
todos, TODOS los personajes que han interpretado. Podemos ver a Rambo,
Terminator, John McClane, y amigos; pero además de verdad, de hecho no dudan en
soltar muletillas de sus anteriores películas. Hasta Chuck Norris se llama
Booker, como su primer papel protagonista en “Los valientes visten de negro”. Y
no solo es un crossover, también es un pseudo-biopic en el que se ríen de ellos
mismos, al señor Lungdren me remito o a las orejas de Couture. ¿Cuántos actores
de ahora que no han llegado a la taquilla de estos genios ni son leyendas como
ellos harían esto?
Hablando de Norris, ¿cómo son
las nuevas incorporaciones? La de Hemsworth es SUBLIME, tan lleno de tópicos
que hizo que el diálogo del "por qué es lo que es" me hiciera llorar literalmente
de la risa. La de Nan Yu, el apoyo femenino, más divertido que el de Giselle
Itié de la primera y que además, es la sustituta de un Jet Li casi inexistente
en la película (pelea con sartenes memorable aparte). Y el villano, que no se
nos olvide; si Steven Seagal estaba soberbio como villano en "Machete", su
“enemigo” Van Damme, un actorazo y me remito al monólogo de la gran "JCVD", no se
queda atrás como el malo de turno.¡Hasta se llama Villain!, ¿para qué más? Su
papel de déspota explotador de niños, mujeres y ancianos (solo le faltaban
cachorros malheridos y paralítcos para llevar la maldad a cotas del mismo
Satán) es redondo. Además, como los grandes antagonistas, tiene un esbirro
carismático: Scott Adkins y su cuchillo.
Poco más que añadir sobre esta joya, solo destacaré dos
escenas, la de el señor Statham en la iglesia y en el aeropuerto (esa máquina de
rayos X, despiporre absoluto).
Sin más, invitar a todos a visionar un film más sincero que
cualquier película de “cine necesario” de Ken Loach o de Fernando León de
Aranoa. Y es que en estos tiempos de mierda, necesitamos héroes de los de
antes. Héroes que aparte no están mucho más jodidos que nosotros. ¡Salve a
Stallone!
"EL LEGADO DE BOURNE": la misma identidad
By : El día del Espectador
ÁLVARO TEJERO
A pesar de los cambios esta nueva entrega de la saga Bourne sigue provocando los mismos efectos en el espectador. Una primera hora en el que asiste a un entretenimiento de primer nivel para llegar un punto en el que nos convertimos en autómatas, indiferentes ante lo que sucede en pantalla como si de agentes de Treadstone se tratara.
Por
lo menos en mi caso. En la cuarta parte de Bourne (diferente protagonista pero
enlazando con el personaje de Damon) el guionista de la trilogía ha ascendido a
director, Tony Gilroy; Matt Damon cede su puesto al lanzado Jeremy Renner y se
ha sustituido el dilema de la identidad por el de la supervivencia de un "yonki" creado por el gobierno como si fuera un robot luchando por su libertad. Aun
así, sigue habiendo un momento de desconexión, en el que al cerebro dejan de
importarle el destino de los personajes, más cerca de los superhéroes que de
los habituales héroes de acción.
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Jeremy
Renner aporta mayor magnetismo pero menos fuerza que Damon, Rachel Weisz no
hace mucho por un personaje indiferente y a su alrededor un enorme número de
secundarios ilustres que en su mayoría no pasan de cuatro frases con la
salvedad de Norton, que aporta una gran veracidad a cada aparición de su
personaje.
"El
legado de Bourne" es una correcta cinta de acción, que sigue la línea de la saga
pero con la sombre de Greengrass detrás. Técnicamente correcta y con un final
que la levanta a pesar de todos los frentes abiertos, pero sin un momento de
respiro en el que los personajes puedan coger aire y empatizar. De momento no
alcanza a "El invitado" en cuanto a cintas de acción recientes se refiere; aun
así uno sigue prefiriendo a John McClane. Cada vez me produce más pereza el
cine de acción.
Videojuegos Imposibles Basados en Películas
By : El día del Espectador
DIEGO REAL
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- · Spy Hunter. Uno de los caso más llamativos. En 2003 saltó la noticia de que Universal se hizo con los derechos del videojuego de Midway. Además se contaba con el director John Woo, lo que el interés en el proyecto no paró de crecer. Todo parecía indicar que sería la gran película que los seguidores del juego del “cochecito” estábamos esperando pero, la reescritura constante del guión, el contar con The Rock como actor, y la salida del proyecto de Woo hicieron que el film no saliera a la luz. Pese a todo, curiosamente podemos jugar al videojuego, ya que salió en 2006. La adaptación a videojuego de una película basada en un videojuego, deja bastante que desear. Una muestra:
Lo más curioso es que Warner retomó el proyecto. Se iba a
estrenar este año. Aún no se sabe nada.
- · The human centipede. La gamberra película de Tom Six (en verdad no es para tanto como prometía), se convirtió en videojuego de mano de la web i-mockery. The human centipede game es una adaptación del clásico juego Centipede pero con los elementos de la película: humanos listos para ser unidos, el mad doctor, la policía… Muy divertido y engancha que da gusto. Se puede jugar aquí:
- · Adaptaciones de las infectas compañías Phoenix y Blast. Estamos ante la compañías de juegos de de serie B por excelencia. Phoenix Games es una compañía holandesa que lleva años (inexplicablemente), en el mercado de videojuego y más ahora que vemos como las compañías indies se comen el sector con propuestas baratas y rompedoras. Es por eso por lo que la excusa del bajo presupuesto ya no les vale a la empresa que pergeñó el videojuego del Neng. Entre sus juegos están numerosos plagios de películas Disney, teniendo uno que tuvo el beneplácito de la todopoderosa compañía: el videojuego de fútbol de los animales de La bruja novata. Blast Enterntaiment, tampoco se queda atrás. La compañía inglesa tiene adaptados videojuegos de películas como: Solo en casa (nada que ver con el de SEGA), Dr.Dolittle o Super Detective en Hollywood. Truños enormes…
Como el tema da para mucho (hay
videojuego de Rambo a la vuelta de la esquina) prometo más entregas.
PROMETHEUS: "en busca de nuestros orígenes"
By : El día del Espectador
ÁLVARO TEJERO

Porque
Scott no olvida que está haciendo un gran espectáculo y sigue ofreciendo una
obra llena de tensión, perfecto ritmo narrativo in crescendo y una auténtica
sensación de desasosiego envuelta en una alucinante puesta en escena y poderío
visual que demuestran su grandeza siempre que se toma un tiempo en el desarrollo
de sus filmes y cuenta con una historia sólida. Dadle un buen punto de partida
y Scott nos dará una clase de cine.

La única pega al guión sería diez minutos apresurados en los que se nota la mano de las tijeras en la sala de montaje, pero para comprobarlos habrá que esperar a la segura versión del director.
Todos
quieren conocer a su creador, a su padre, entender
la razón de su existencia en un territorio hostil. A la vez, Scott y sus
guionistas nos ofrecen la explicación de los orígenes de la famosa criatura y
abren otras interrogantes aun más excitantes."Prometheus" es
generosa, pide un mínimo al espectador y le ofrece un espectacular thriller espacial;
las referencias a "2001: una odisea del espacio" y especialmente al mundo Spielbergiano de "A.I" y "Encuentros en la tercera fase" son claras ( la más explícita el nombre y dudas
morales del androide David) pero no se
adentra de lleno en la metafísica sentimental de Spielberg manteniendo su
apuesta por el misterio y la acción; lleno de vibrantes escenas entre las que
destaca el terrible auto-aborto de uno de los personajes.
Comenzando
por unos diez minutos magistrales (de una fuerza mística tremenda), por unas
actuaciones certeras, por un diseño de producción perfecto y por una fotografía y montaje ejemplares junto a unos efectos especiales imperceptibles. Michael
Fassbender borda al androide con vocación de demiurgo, Rapace muestra toda la
complejidad y fuerza de su personaje y Charlize Theron vuelve a demostrar lo
que significa ser una estrella. Todo ello bañado de un excelente banda sonora
de la que ya podría aprender compositores como Hans Zimmer en la que destaca
esta pieza que nos transporta más alla de las estrellas.
A
pesar de los bichos mutantes, de las cuevas oscuras o de la locura de todo ser
racional yo daría lo que fuera por estar a bordo de la Prometheus.
Seguramente no obtendría respuestas satisfactorias pero acaso es posible
obtenerlas sobre ese gran misterio qué es la creación y el origen de la vida
(cómo tan bien se nos muestra). No me importaría siempre y cuando la capitana
Vickers me dijera como a Idris Elba:" en 10 minutos en mi habitación". ¿Quién quiere respuestas
cuando puede tener a Charlize Theron?
"Prometheus": Perdidos en el espacio
By : El día del Espectador
NÉSTOR SÁNCHEZ

La primera
película nos cuenta como un nuevo pasajero sube a bordo del Nostromos y sus
ocupantes deben enfrentarse a él; destacamos a la Teniente Ripley, Némesis de
Alien. Es en esta primera parte donde nos llama la atención dos enigmas. El
primero es un fotograma donde se aprecia una especie de forma humanoide sentado
en un maquina extraña, al pasar los años se le ha denominado como Space-jockey.
Y la segunda es la misión del androide Ash, con esto me refiero a que el androide
tenía ordenes de capturar al Alien vivo; por lo tanto, ¿quién esta detrás de
todo esto? Fue este segundo enigma que atrajo la atención de todos los
directores futuros, haciendonos olvidar del otro alienigena que vimos. James
Cameron, David Fincher y Jean-Pierre
Jeunet fueron los encargados de llevarlo a cabo. Se centraron en la
relación de Ripley y el Alien, a la vez que ibamos descubriendo los planes
malvados de la Compañía.
Aquí quiero
hacer un inciso: la relación que mantienen el monstruo y la teniente se podría
catalogar como la perfecta unión amor/odio del cine. En la primera parte se
conocen, parece que no se llevan bien, pero en el fondo saben que no pueden
vivir el uno sin el otro. En la segunda parte Ripley decide conocer a toda su familia,
incluyendo a la madre, para luego llegar a consumir el amor (3º película) donde
ella quedará embarazada. Y para finalizar ella debe enfrentarse a su hijo, sabe
el amor que tiene hacia él, pero debe dejarle marchar. Una historia de amor
redonda.
Continuando
por donde lo habíamos dejado, todos nos centramos en estos dos apartados pero
no nos preguntamos que era el Space-jockey. Bueno pues ahora, Ridley Scott ha
querido darle respuestas a este “pequeño” enigma y lo ha hecho a lo grande. Y
aquí es donde entra Prometheus.
Esta nueva
película intenta dar explicación a la creación de Alien, pero en lo que a mi
respecta, esto se podría considerar una pseudo-precuela, es decir, ocurre antes
de “Alien, el octavo pasajero”, pero trata de contarnos otra historia. En esta
ocasión nos encontramos con unos investigadores que van tras la idea de que la
humanidad proviene del espació, dando una patada a años de darwinismo. Apoyado
en la idea de Francis Crick y en la teoría de la Panspermia, la película
comienza con una escena bellísima donde vemos como los Ingenieros fueron los
causantes de la creación del ADN primogénito que más tarde dará a luz a los
humanos. A partir de este momento el espectador se envuelve en una atmosfera científica
para descubrir nuestros orígenes y lo que más asusta, conocer el fin de nuestra
existencia.
Llegados a
este punto, debo decir algo que me duele en lo más profundo de mi corazón: que
daño ha hecho "Perdidos" (soy fan). Si nos fijamos en los guionistas
encontraremos a Damon Lindelof, uno de las cabezas creadoras de esta serie. Y
como era de esperar sigue con el mismo rollo, te resuelvo una duda pero te
presento 4 más. Haciéndose una bola, que sigue rodando y nos hace preguntarnos
más cosas. Con lo simple que hubiera sido decir: pues de aquí surge el Alien.
Pero no, han creado otra historia, otro universo con sus semejanzas(los
personajes de Noomi Rapace y Sigourney Weaver son el
mismo, y se aprecia como se va desarrollando y creando el personaje de Ripley)
y sus diferencias (ya no se trata de sobrevivir y conocer al enemigo, sino de
vivir y conocerse a uno mismo).
LA ANTOLOGÍA DE ALIEN
By : El día del Espectador
HIMAR R. AFONSO

No es solo un fenómeno social lo que generaron las películas de Alien, sobretodo la original de Ridley Scott y la secuela, para muchos mejor, de Cameron: Aliens: el regreso (Aliens, 1986), sino que en su contexto histórico representan un momento muy importante para el cine, el modernismo, la recuperación del cine de género y la gran innovación de la mezcla de géneros; en este caso, terror y ciencia ficción, un depredador alienígena, un organismo superior, que consigue entrar en la nave de carga Nostromo, donde la teniente Ripley (la mítica protagonista interpretada por Sigourney Weaver), junto a su tripulación, tendrá que enfrentarse al terrorífico nuevo huésped. Y como decíamos antes, las siguientes entregas se han servido de la idea original y su estructura para entrar en una dinámica de repetición que no solo hace que el espectador sepa lo que va a ver, sino que, de alguna manera, se entristece por lo que ya no “es”.
No conocemos la vida de Ripley,
solo su carácter y personalidad en la toma de decisiones que realiza en el
corto espacio de tiempo que dura el presente ficticio del filme, lo mismo que
en la segunda entrega, donde habrán pasado unos cincuenta años desde que
consiguió librarse del alien y criogenizarse esperando ser encontrada por
alguien. Por tanto, la concepción de la obra tiene un único nivel narrativo,
sin profundizar en los personajes o en sus problemas internos; Alien es
supervivencia, la forma más real de conocer a las personas.
A esta premisa se añaden en cada
entrega elementos imprescindibles como son el androide y La Compañía. El
androide que va con cada tripulación que se embarca en las misiones de La
Compañía (desde las obras de Scott y Cameron hasta la reciente Prometheus),
tiene una importancia capital, por representar los intereses de La Compañía,
unos intereses a menudo carentes de moralidad, de humanidad (prevalece siempre
el valor de la carga -el alien- sobre la vida de los tripulantes), para los
cuales supone un gran acierto utilizar a un robot. Mucho más odiado el de la
primera película que el de la segunda, Bishop, con el que se empatiza con
facilidad, sobretodo porque al final hace lo “humanamente correcto”; además,
tendrá su protagonismo en la tercera película, Alien 3, la ópera prima
de David Fincher, en la que se atrevieron no con muy buen resultado a utilizar
la tecnología digital para crear al alien, en una película que pretende ser
demasiado trascendental, resultando por el contrario, bastante aburrida y donde
únicamente vale la pena el gran final que cierra incluso la saga, de una forma
triste, épica y nostálgica, escuchando en Off la última retransmisión que dejó
Ripley del Nostromo.
Pero entonces se estrena ya en la
década de los noventa, Alien resurrección, de Jeunet (¡director de
Amelie!). Bastante, bastante innecesaria, esta cuarta entrega, ya con más
ambiciones lucrativas que artísticas, supone un auténtico despropósito, donde
únicamente tiene algo de interés una extraña escena “de amor” entre un alien
repugnante y Ripley, o por lo menos la nueva Ripley, una reencarnación mitad
humana mitad alien que ha creado La Compañía, no se sabe muy bien para qué. Se
intenta, de alguna manera, evocar a esa idea que durante la saga se va
generando de que, tras tanta lucha, el terror es amor, la relación del alien
con Repley (y por extensión, con los espectadores), es bonita (por no hablar
del alto contenido sexual). Pero Alien resurrección no termina de
justificarse, y solo sirvió para iniciar la explotación masiva del personaje
con esas obras de fusión ya mencionadas.
Con toda esta ausencia de
información, anhelada en ocasiones pero nunca necesaria, surge en el presente
año (en el presente mes) una obra concreta: Prometheus, la cual tiene
varios aspectos a tener en cuenta: el primero y más importante, está dirigida
por Ridley Scott, autor de la primera entrega, que 33 años después ha decidido
hacer otra película sobre uno de sus mayores logros cinematográficos (junto con
Blade Runner y, si se me permite, Black Hawk derribado); lo
segundo, que se ha tomado más de un año para hacerla, lo cual es una noticia; y
lo tercero y más interesante, en teoría: es una precuela.
Evidentemente, y como dijo James
Cameron en su momento, la continuación de la saga ya era inviable, aunque el dinero
que generaría cualquier nueva historia de Alien siempre iba a ser rentable.
Pero ya puestos, ¿por qué no hacer algo interesante, que aporte alguna novedad?
Quizás de ahí surja la idea de hacer una precuela; de alguna manera, toda esa
información, todas esas preguntas innecesarias en las primeras películas (ya
que lo interesante era lo que ocurría en el momento), puedan ser necesarias
ahora, mediante una precuela que cuente lo que ocurrió años antes, desvelando
que la propia Compañía tiene bastante que ver en la existencia de ese mortífero
ser. Y la película es realmente satisfactoria, no solo por la impecable
realización sino por su propuesta: “fuimos en busca de nuestros orígenes y,
quizás, hayamos encontrado nuestra destrucción”.
Pero no se queda ahí... Prometheus
(donde, por cierto, Ridley Scott hace un pequeño guiño/homenaje a Spielberg
como referente de la ciencia ficción -no más que él mismo-) enreda bastante el
asunto y da pie a un montón de especulaciones sobre la Humanidad y la vida más
allá de la Tierra, ideas siempre interesantes e inquietantes. La obra cuenta
con un reparto notable/alto, con la mujer del momento al frente (Charlize
Theron) más el impecable Michael Fassbender y enlazando con bastante acierto
toda la historia con Alien, el octavo pasajero, dejando, sin embargo,
tantas preguntas en el aire como respuestas ofrecidas y dando pie incluso a una
posible secuela (de Prometheus, no de Alien) que resulta
fastidiosa y gratificante a la par; nadie quiere que Alien se acabe, pero podía
haber acabado hace mucho tiempo.
Aún así, parece que es mucho más
pertinente esta última historia que las que sucedieron a Aliens: el regreso,
de Cameron, en una antología muy irregular pero más que interesante. Y además, Prometheus
da salida de forma evidente a esas fábulas que creó la historia original
(siempre desde la perspectiva que dan todos estos años después) y es, a título
personal, bastante mejor que los “Aliens” post-Cameron.
"Atraco a las tres" (1962)
By : El día del EspectadorJAIME PASTOR
Pensar, queridos lectores, en esas familias hipotecadas, disfrutando
de su último mes de paro, disfrutando de tantas cartas de apoyo como de
desahucio. Pues bien, los culpables de esta situación son los héroes de esta
película.
José María Forqué dirige esta cacerolada fílmica, vista por
muchos como una denuncia social útil y por otros como ligera y ridícula. Útil,
ridícula, y transcurre en torno a un banco: ingredientes de cualquier
cacerolada.
Don Felipe es despedido. El que fuera director del
celebérrimo “Banco de los previsores del mañana” tiene un corazón que no le
cabe en el pecho y toma decisiones que favorecen a los clientes. ¿un director
de banco que es buena persona?. Recordemos que es ficción y que José Orjas es
un actor de método.
El que ocupa su puesto, Don Prudencio, es tan gritón, egoísta
y odioso que más parece exigir a sus empleados unas buenas fotos de Spiderman para el Daily Bugle que una buena contabilidad. El banco se empieza a
transformar en la mismísima sede del mal.
Y es que en 1962, la neblina de crisis social y económica de
la posguerra dejaba entrever luces de coches extranjeros, de casas con
televisores, de un congreso con diputados dentro; los ciudadanos comenzaban a
ser conscientes de nuevo que tenían obligaciones, si, pero a cambio de algunos
derechos.
Hacía falta un justiciero que separase por la fuerza los
párpados de la chusma. Y en “Atraco a las tres” es Jose Luis López Vázquez.
Parece que se está ciñendo la corbata, ¿verdad?. Pues no
sé, igual si, pero seguro que eso forma
parte de una locuaz estratagema y cuando volvamos a ver la foto Jose Luis ha
desaparecido.
Haciéndose pasar en la película por Fernando Galindo: pulcro
y quirúrgicamente puntual trabajador de banco que jamás supuso un problema para
nadie. La revolución empieza desde abajo, hijos mios. Con la llegada de Don
Prudencio todos los empleados reciben un baño de fascismo capitalista
amanerado. Todos los días. A todas horas.
Galindo, que en sus propias palabras, quiere “veranear en
Chamonix alternando con las campeonas del eslalon gigante”, decide vestirse de
justicia y robar a su propio banco. Quiere cambiar su vida y la de todos los
que se rodean.
No es un “Batman” de Christopher Nolan, Jose Luis Lópaz
Vázquez es un héroe necesario. Porque “El Caballero Oscuro” puede persistir
impertérrita sin ese superhéroe de pacotilla, torpe y que se lleva broncas hasta
de su mayordomo. Nolan odia sacar a Batman y sabe que todo su universo sería
mejor si no estuviera él.
Además, “Atraco a las 3” sólo tuvo un presupuesto de
5.300.000 pesetas, ¿Qué tipo de película habría hecho Cristopher Nolan con ese
presupuesto?, ¿otro “The amazing Spiderman”?. Seamos serios.
(Hay una crítica de Batman en este mismo blog, escrita por
Himar Reyes, que tiene bastante solera).
Pero atención. Galindo no está solo. Le acompaña la ambición
rubia española, Gracita Morales. Sin ella el plan se viene abajo. Se deja robar, y no contenta con eso, dedica
una sonrisa a cada uno de los asaltantes para tranquilizarlos.
Aunque la que iba a ser la chica de la oficina se queda en una
simpática maruja, adicta a las pieles con una voz estridente. Una especie de
Renee Zellweger en su papel de “El diario de Bridget Jones” pero con algo más
de amor propio.
Y Alfredo Landa, as
himself. Es decir, asustado y nervioso por todo lo que ocurre en derredor.
Con los ojos de aquel niño que ha descubierto lo que le van a regalar sus
padres por navidad y no le ha gustado un carajo. Con los ojos que delatan todo
lo que ha hecho, hace o piensa hacer. Desde que el precavido y prudente Alfredo
Landa entra en el plan… el plan fracasa.
Pero, ¡oh, sorpresa! el que toca y hunde el robo es Galindo.
Cuando una extranjera europea le hace los ojos chiribitas. Efectivamente,
cuando España no va a las suecas, las suecas van a España. El cerebro de la
operación le cuenta a la mujer hasta la hora del atraco, las tres. A las tres,
dos grupos de atracadores, el mismo banco.
El resto descubrirlo vosotros.
¿Cuándo es bueno ver esta película? Cuando toque limpiar la
discografía de Glenn Medeiros y el VHS se caiga de la estantería.
Cuando Al Gore saque otra película charlando sobre alguna
alarma social, ecológica, política; que haya provocado él.
Cuando os apetezca ver “The amazing spiderman”.
Feliz Verano, Hijos Mios.
@Pastorkidnotes
Tag :
Cine,
Retrospectiva,
EL SÍMBOLO Y LA LEYENDA DEL ÚLTIMO BATMAN
By : El día del Espectador
HIMAR R. AFONSO
Finaliza la exitosa saga de El
caballero oscuro, se cierra el círculo del último Batman del cine, del Batman e Christopher Nolan, del Batman más
oscuro y realista hasta el momento, precisamente porque era lo que el momento
necesitaba.
Con El caballero oscuro: la
leyenda renace, Nolan termina su particular saga del hombre murciélago, con
la que nos contó sus comienzos, se atrevió a crear un nuevo y formidable
Jocker, pero donde, sobretodo (y aquí está el mayor interés de la trilogía),
profundiza en la figura de Batman y de Bruce Wayne, renovando el concepto del
personaje y reflexionando, a su vez, en la idea del mismo, y en la idea de
héroe, superhéroe, símbolo o leyenda.
Porque con la última entrega,
Nolan realiza un ejercicio de “renacer” físico y conceptual de Batman, ese
terror de la oscuridad, de los villanos y los corruptos y esa idea que había en
el ambiente de que, a pesar de ser el hombre más buscado debido al asesinato de
Harvey Dent, todos sabían que no les iba a abandonar ante el terror. Un terror
que personifica uno de los villanos más interesante y mejor configurado del
“mundo del superhéroe”, un villano perfecto para suplir al ya extraordinario
Jocker de Heath Ledger que, respetando a Jack Nicholson y lo que “su Jocker”
supuso en ese momento, bien podría ser el mejor Jocker del cine.
Poniéndonos en situación, la
película comienza ocho años después de lo ocurrido en El caballero oscuro,
con un Batman retirado y un Bruce Wayne autoexiliado de la sociedad y resentido
físicamente de sus tiempos de murciélago. La ciudad de Gotham vive un buen
momento, aunque la criminalidad sigue ahí; sin embargo, nadie espera el mal que
se acerca, un villano idealista que busca terminar el cometido de La Liga de
las Sombras y reducir Gotham a escombros. Y es aquí donde empieza el juego de
conceptos y simbolismos, ya que Bane (el villano) pretende que la propia ciudad
se desmorone moralmente antes de destruirla él mismo, de la misma forma que
quiere que Batman pierda antes su alma que su vida, un castigo ejemplar no para
un hombre, sino para un héroe. Bruce, para resurgir, tendrá que luchar no
contra Bane, sino contra sí mismo y contra su particular relación con el Miedo
y con la Muerte. Toda la profundidad psicológica que Christopher Nolan otorga
al Batman contemporáneo (probablemente la mejor aportación de la saga), alcanza
su zenit en esta obra a través de varias escenas para el recuerdo y un ritmo
muy lento (la cinta dura más de dos horas y media) pero que, gracias a ello, el
proceso social al que asistimos en la película, en el que los ciudadanos de
Gotham vetarán a Batman hasta darse cuenta de que ellos mismos lo querían,
tiene sentido.
En este tiempo de duración que a
muchos podrá parecer excesivo, aparecen nuevos personajes, algunos que servirán
de guiño al cómic y a la historia tradicional y otros que, realmente, tienen
poco sitio en la película. Por desgracia, me refiero a la perfecta Marion
Cotillard, una de las mejores actrices de la actualidad, pero cuyo papel no era
necesario. Y tampoco termina de convencer la correcta Anne Hathaway en su papel
de Catwoman, infinitamente mejor que la que Michelle Pfeiffer interpreta para
Tim Burton en Batman vuelve (una película que invita a ser olvidada),
pero sin demasiado sentido entre tanta trascendencia.
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Acompañado del omnipresente Hans
Zimmer en la banda sonora y con una radicalización del estilismo en la forma de
pelear de Batman (esa extraña sensación de lentitud y contundencia que genera
en cada golpe que da), la película consta de este tipo de detalles para
conseguir ser diferente a las otras dos, aunque no mejor. Corrijo, es bastante
mejor en el “concepto”, esto es, el simbolismo que logra en las escenas y los
argumentos, para finalizar de una forma que no gustará a todos pero que tampoco
puede decepcionar, y abriendo puestas a la imaginación, y solo a la imaginación
(pues según el director la saga terminaba aquí), para un “continuará...”. Pero
no es mejor que Batman begins, más sencilla y con una idea más golosa:
“ha vuelto la esperanza” y, por trascendencia en la audiencia, tampoco es mejor
que El caballero oscuro (si bien peca igualmente en el exceso de
acción).
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