Posted by : El día del Espectador septiembre 11, 2013

HIMAR R. AFONSO


Chris Wedge nos presenta un universo en miniatura de seres que habitan en el bosque y preservan la vida del mismo. A su vez, MK, una adolescente humana, se verá envuelta en la aventura que deben emprender los “hombres-hoja” para salvar el bosque y asegurar el futuro.


"Soy una babosa, nena, aquí no hay concha"
Es interesante que planteen el hecho de que, a pesar de no pertenecer MK a “ese universo”, sí que le incumbe lo que le ocurra, ya que forma parte del mismo mundo. Básicamente viene a contarnos que todos estamos conectados, cambiando un poco el discurso posmoderno de la importancia de la individualidad, para recuperar el colectivo y sus virtudes. En cualquier caso, la película recupera la aventura pura y dura, renunciando un poco a las bromas constantes que, en ocasiones, condicionan la narración y convierten la historia en un sinsentido. Quizás en Epic se eche en falta alguna que otra broma de más (aunque el humor está garantizado), pero se agradece su apuesta por preservar el género de aventura por encima de todo, consiguiendo un gran resultado, con buen ritmo y realmente entretenido.

Cuando el cariño se convierte en peligro
Así, vemos cómo hay vida fuera de las fronteras del imperio Pixar, en este caso con las propuestas de Blue Sky y de Wedge, quien ha conformado en los últimos años, una virtuosa pareja junto a Carlos Saldanha, responsables ambos de Ice Age o Robots. Si además incluimos en el paquete el trabajo del director brasileño Rio, nos queda un circuito de películas bastante notable, y con una variedad importante. Mientras que Ice Age parece que se llevaría la palma, por mezclar mejor que las otras lo justo de aventura, humor y drama, aderezado con un guión tan sólido como las grandes de Pixar, Rio se postula como otro producto en esa línea argumental -que casi se ha convertido en subgénero- que son las aves (Aviones a parte), como Ga'Hoole, Valiant, la próxima Free Birds o cualquiera de pingüinos. Por su parte, Epic podría ser de las más originales de este abanico, aunque a veces se percibe las limitaciones que la propia idea trae consigo: el diálogo que se pretende articular entre dos universos diferentes, dejando de lado las explicaciones de ese mundo en miniatura, de sus dimensiones... quizás Epic merezca una historia centrada única y exclusivamente en el bosque, pero se entiende que se haya querido buscar una contextualización y, así, encajar a una protagonista adolescente, que arrastra un trauma y que trata de recuperar la relación con su padre, único hombre en el mundo que cree en esos “hombres-hoja”, que luchó por demostrar su existencia y que perdió a su familia en el intento. Los hijos formando parte de las realidades de sus padres, no está nada mal un poco de conciencia en épocas de decadencia educativa.

Pero sobretodo, una gran aventura, muy entretenida.

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