HIMAR
R. AFONSO
Chris
Wedge nos presenta un universo en miniatura de seres que habitan en
el bosque y preservan la vida del mismo. A su vez, MK, una
adolescente humana, se verá envuelta en la aventura que deben
emprender los “hombres-hoja” para salvar el bosque y asegurar el
futuro.
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"Soy una babosa, nena, aquí no hay concha" |
Es
interesante que planteen el hecho de que, a pesar de no pertenecer MK
a “ese universo”, sí que le incumbe lo que le ocurra, ya que
forma parte del mismo mundo. Básicamente viene a contarnos que todos
estamos conectados, cambiando un poco el discurso posmoderno de la
importancia de la individualidad, para recuperar el colectivo y sus
virtudes. En cualquier caso, la película recupera la aventura pura y
dura, renunciando un poco a las bromas constantes que, en ocasiones,
condicionan la narración y convierten la historia en un sinsentido.
Quizás en Epic
se eche en falta alguna que otra broma de más (aunque el humor está
garantizado), pero se agradece su apuesta por preservar el género de
aventura por encima de todo, consiguiendo un gran resultado, con buen
ritmo y realmente entretenido.
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Cuando el cariño se convierte en peligro |
Así,
vemos cómo hay vida fuera de las fronteras del imperio Pixar, en
este caso con las propuestas de Blue Sky y de Wedge, quien ha
conformado en los últimos años, una virtuosa pareja junto a Carlos
Saldanha, responsables ambos de Ice
Age o Robots.
Si además incluimos en el paquete el trabajo del director brasileño
Rio,
nos queda un circuito de películas bastante notable, y con una
variedad importante. Mientras que Ice
Age parece que se llevaría
la palma, por mezclar mejor que las otras lo justo de aventura, humor
y drama, aderezado con un guión tan sólido como las grandes de
Pixar, Rio
se postula como otro producto en esa línea argumental -que casi se
ha convertido en subgénero- que son las aves (Aviones
a parte), como Ga'Hoole,
Valiant,
la próxima Free Birds
o cualquiera de pingüinos. Por su parte, Epic
podría ser de las más originales de este abanico, aunque a veces se
percibe las limitaciones que la propia idea trae consigo: el diálogo
que se pretende articular entre dos universos diferentes, dejando de
lado las explicaciones de ese mundo en miniatura, de sus
dimensiones... quizás Epic
merezca una historia centrada única y exclusivamente en el bosque,
pero se entiende que se haya querido buscar una contextualización y,
así, encajar a una protagonista adolescente, que arrastra un trauma
y que trata de recuperar la relación con su padre, único hombre en
el mundo que cree en esos “hombres-hoja”, que luchó por
demostrar su existencia y que perdió a su familia en el intento. Los
hijos formando parte de las realidades de sus padres, no está nada
mal un poco de conciencia en épocas de decadencia educativa.
Pero
sobretodo, una gran aventura, muy entretenida.