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- Cloud Atlas: Otra locura caleidoscópica de los Wachowski
Posted by : El día del Espectador
febrero 28, 2013
HUGO MUGNAI
Antes de hablar de cualquier otra cosa, hay que
tener en cuenta que "El Atlas de las Nubes" ("Cloud Atlas" en adelante) no es una película al uso, y por tanto no debe
ser tomada en consideración como tal.
Cloud Atlas
surge como un grandioso proyecto de los extravagantes hermanos Wachowski, más
que conocidos por la trilogía Matrix. Pero, aunque no estamos aquí para hablar de
los Wachowski y sus peculiaridades (que darían como para llenar hojas y hojas),
es necesario tener en cuenta sus circunstancias para analizar la película.
El film está conformado por múltiples historias
humanas, situadas en muy diversas épocas de la historia humana (siglo XIX,
principios del XX, años 70, la actualidad, un futuro poco cercano...), que son
más o menos comunes, pero que tienen algo en común. Todas ellas tratan la transgresión de los límites, el ir más
allá de lo conocido, de lo establecido; y no sólo de los límites “que nos
imponen” (que estamos más que habituados a tratar en el cine), sino de los
límites que todo ser humano se autoimpone como tal, y de cómo es necesario
trascender ese marco limitador. Y aquí viene cuando hablar de uno de los
directores se convierte en inevitable.
Lana
Wachowski, uno de los tres miembros del equipo de dirección
del film (y probablemente el más influyente en el subtexto de la película), es
una mujer de 47 años con una particularidad aparte de su pelo rosa estridente.
Y es que hasta hace poco más de un año, era Larry Wachowski, un hombre, y sin
embargo hoy en día, tras su “cambio de sexo”, se ha convertido en una de las
mayores representantes de os derechos de los transgénero, cómo demostró en este fantástico discurso: http://www.youtube.com/watch?v=K2SN31i1EE8
Volviendo a la película, podemos observar como estas
numerosas historias (excesivas en número para alguno), se van solapando
cronológicamente, creando una maraña narrativa que al principio resulta difícil
de desenredar. Las acciones se suceden, y poco a poco notamos como la película
es algo más grande que sus historias, que lo que trata de transmitir es un
mensaje superior a los diferentes relatos. Y es que si se analizan detenidamente
cada una de las historias, nos damos cuenta de que son cortometrajes muy simples, sin especial interés, y que no
representan ninguna novedad.
Pero es que el film simplemente se basa en esas secuencias para construir una narración
aún mayor, que pretende trascender la narrativa a la que estamos acostumbrados,
para dar lugar a algo mayor, para llegar
al espectador de una forma poco común. Así, el principio que rige Cloud Atlas, no es otro que “El todo es mayor que la suma de sus partes”.
Y teniendo en cuenta esto, su rareza, que al fin y
al cabo es lo que la hace especial, cabe destacar que el efecto que puede dejar
en el espectador es muy diverso. Puede haber quienes salgan del cine con la
sensación de que les han querido meter doblada una historia grandiosa que
cojeaba por todas partes, otros que salgan maravillados por la grandeza de lo
que acaban de ver, y habrá quienes no entiendan nada de lo que han visto porque
‘no tiene ningún sentido’. Y lo mejor de todo es que todos ellos tendrán razón,
y todos tendrán sus razones.
Respecto a las interpretaciones, hay que tener en
cuenta que juegan un papel vital en la unión histórica, ya que entre Tom Hanks,
Halle Berry, Jim Broadbent, Hugo Weaving, Jim Sturgess y Doona Bae interpretan a 36 personajes de las
diferentes lineas narrativas, y mediante maquillaje y trabajo actoral, hacen de
hilo-conductor del film, en lo que puede interpretarse como un ensayo sobre la
reencarnación, o simplemente como un extraño ejercicio de cinematografía. Y eso que la reincidencia
del elenco no es el único elemento que aúna la película, sino que un gran
número de pequeños detalles ayudan a crear una relación que resulta ‘poco
creíble’, pero es precisamente porque Cloud
Atlas no busca ser creíble, no busca ser racional, sino transmitir la
sensación de que todos los elementos, todas las personas, forman parte de algo
más grande.
Así, con esa condición “holística”, El Atlas de las
Nubes se presenta como una de esa películas que, cómo ya lo hicieran otras como
Love (William Eubank 2011) o El Arbol de la Vida (Terrence Malick,
2011), buscan transmitir un mensaje humano más grande que sí mismas, y que
precisamente por esa grandilocuencia o pretensión tienden a ser amadas por
pocos y repudiadas por muchos. Aunque tal vez Cloud Atlas se diferencie de las
otras en que su ‘grandeza’ surge de forma más imprevista,
puesto que no utiliza un lenguaje audiovisual enrevesado.
Pero si algo tiene Cloud Atlas es que no es un film
que pueda conocerse sin verlo, sino que merece ser visto y analizado, o al
menos dejar reposar tras el visionado, ya que ninguna crítica escrita,
televisiva o de algún amigo o familiar puede hablarnos realmente de una
película que, siendo mejor o peor, no puede negarse que es muy especial.