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Posted by : El día del Espectador
agosto 14, 2012
ÁLVARO TEJERO
"Prometheus" es una épica aventura de ciencia-ficción que nos devuelve la mejor versión de
Ridley Scott. Si Alien: el 8º pasajero
se basaba en el terror la que nos ocupa opta por el camino de la
ciencia-ficción más pura, adentrándose en terrenos más profundos y enigmáticos
sin perder un ápice de tensión.
Porque
Scott no olvida que está haciendo un gran espectáculo y sigue ofreciendo una
obra llena de tensión, perfecto ritmo narrativo in crescendo y una auténtica
sensación de desasosiego envuelta en una alucinante puesta en escena y poderío
visual que demuestran su grandeza siempre que se toma un tiempo en el desarrollo
de sus filmes y cuenta con una historia sólida. Dadle un buen punto de partida
y Scott nos dará una clase de cine.
Está
"precuela" de Alien está recibiendo numerosas críticas en especial
debido a su guión, que cuenta con la firma de Damon Lindelof (uno de los padres de "Perdidos"). No he visto la famosa serie ni me cuento entre los numerosos fans de
la saga de Alien, por lo que mi entrada a la sala de cine estaba libre de
prejuicios. Y en las dos horas que dura "Prometheus" sólo existió ese
mundo fantasmagórico, ese planeta perdido en el que una tripulación que
representa a nuestra raza vive una aventura extraordinaria en busca de alguna
respuesta a la pregunta más recurrente del ser humano: ¿de dónde venimos?.
La única pega al guión sería diez minutos apresurados en los que se nota la mano de las tijeras en la sala de montaje, pero para comprobarlos habrá que esperar a la segura versión del director.
Todos
quieren conocer a su creador, a su padre, entender
la razón de su existencia en un territorio hostil. A la vez, Scott y sus
guionistas nos ofrecen la explicación de los orígenes de la famosa criatura y
abren otras interrogantes aun más excitantes."Prometheus" es
generosa, pide un mínimo al espectador y le ofrece un espectacular thriller espacial;
las referencias a "2001: una odisea del espacio" y especialmente al mundo Spielbergiano de "A.I" y "Encuentros en la tercera fase" son claras ( la más explícita el nombre y dudas
morales del androide David) pero no se
adentra de lleno en la metafísica sentimental de Spielberg manteniendo su
apuesta por el misterio y la acción; lleno de vibrantes escenas entre las que
destaca el terrible auto-aborto de uno de los personajes.
Comenzando
por unos diez minutos magistrales (de una fuerza mística tremenda), por unas
actuaciones certeras, por un diseño de producción perfecto y por una fotografía y montaje ejemplares junto a unos efectos especiales imperceptibles. Michael
Fassbender borda al androide con vocación de demiurgo, Rapace muestra toda la
complejidad y fuerza de su personaje y Charlize Theron vuelve a demostrar lo
que significa ser una estrella. Todo ello bañado de un excelente banda sonora
de la que ya podría aprender compositores como Hans Zimmer en la que destaca
esta pieza que nos transporta más alla de las estrellas.
A
pesar de los bichos mutantes, de las cuevas oscuras o de la locura de todo ser
racional yo daría lo que fuera por estar a bordo de la Prometheus.
Seguramente no obtendría respuestas satisfactorias pero acaso es posible
obtenerlas sobre ese gran misterio qué es la creación y el origen de la vida
(cómo tan bien se nos muestra). No me importaría siempre y cuando la capitana
Vickers me dijera como a Idris Elba:" en 10 minutos en mi habitación". ¿Quién quiere respuestas
cuando puede tener a Charlize Theron?