Posted by : El día del Espectador septiembre 16, 2013

HIMAR R. AFONSO

En el año 2010, España ganó el primer Mundial de Fútbol de su historia, uno de los acontecimientos deportivos con más repercusión de los últimos tiempos en nuestro país, si no el que más. Por esa época, Daniel Sánchez Arévalo (AzulOscuroCasiNegro, Gordos) se encontraba en pleno rodaje de Primos, y tanto él como los productores organizaron el plan de rodaje de manera que no coincidiese con los horarios de partido, y todo el equipo se reunía para verlos.


El director y los protagonistas
En vísperas del mundial de 2014, Arévalo estrena La gran familia española, una de sus sofisticadas composiciones corales que nos cuenta la historia de una familia en plena boda del menos de los cinco hermanos durante la final que enfrentó a España y Holanda.

Sánchez Arévalo acude a un acontecimiento histórico en nuestro país para contextualizar una historia sobre la familia española, las tradiciones y algunos sórdidos temores de una sociedad golpeada por la crisis económica y la etiqueta de perdedores (de “fracas”) que ha arrastrado como inercia de unas circunstancias históricas determinadas.

Quim Gutiérrez "exultante" al reencontrarse con su familia
No es desconocido el buen hacer del cineasta madrileño, cuyos guiones suelen estar plagados de tópicos y de cierto lirismo dialéctico, cayendo en ocasiones en el melodrama ventajista, pero sabiendo utilizarlo muy bien por regla general, consiguiendo encajar las múltiples piezas del puzle, todas esas subtramas en la estructura coral, a través de pequeños puntos de giro que, realmente, sabe colocar en el momento adecuado. A menudo consigue acceder a ese término medio que le libra de excesos y de superficialidades y, así, otorgar mayores dimensiones a los personajes. Esto unido a su estilo personal, que mezcla el humor y el drama “a la española”, pero sin caer en “la españolada”, en la cinta comercial sin capas. Siendo más rigurosos, lo que logra o lo que propone Sánchez Arévalo es un tipo de comedia dramática moderna llena de frescura y consciente de su pasado, sin miedo a servirse de los códigos de la comedia española costumbrista y construyendo un discurso de conciencia, de lo que somos y de lo que fuimos, de la España de los orígenes, de lo hermoso de la familia y de las tradiciones, pero también de la asfixia de sus pautas y condiciones. Que todo esto se entremezcle con el partido de la final del mundial (en un claro propósito por servirse de los tiempos del partido como estructura narrativa) supone otro ingrediente para este discurso, ya que el fútbol es una gran metáfora de lo que se ha sentido España de cara al exterior.

Sin embargo, llama mucho más la atención (y es mucho más emocionante para el que aquí escribe) la referencia explícita a Siete novias para siete hermanos (1954), de Stanley Donen. La gran familia española empieza con el comienzo de esta película y termina con su final. Así de tajante. El narrador explica el significado de esa película para su familia y sus semejantes: siete hermanos frente a cinco, los mismos nombres… y da pie al desarrollo del concepto de familia, el matrimonio y sus cimientos.

De la Torre, un fijo de Arévalo
Realmente, es gracias a las referencias al musical de Donen que la película accede a las reflexiones más interesantes sobre estas ancestrales instituciones sociales; el mundial de fútbol es el puente hacia las grandes emociones de la historia. Una película que acude al imaginario colectivo para implicar emocionalmente al espectador y para homenajear nuestra historia y (¿por qué no?) nuestro cine, pero utilizando para sus múltiples capas reflexivas el género norteamericano, la aparente simpleza del que, en mi opinión, es uno de los mejores musicales de Hollywood. Parece que las referencias han de ser globales para la gran familia española.

Leave a Reply

Subscribe to Posts | Subscribe to Comments

- Copyright © El Día del Espectador - Date A Live - Powered by Blogger - Designed by Johanes Djogan -