Posted by : El día del Espectador enero 03, 2013


MARCO BARADA

50 años del Festival Internacional de Cine de Gijón

            Ha pasado ya mes y medio desde que arrancó el la 50ª edición del Festival Internacional de Cine de Xixón (FICX) y por fin podemos ofreceros un relato de lo que allí pasó.  Un servidor, a pesar de trabajar en la organización del festival, pudo disfrutar de algunas de las películas que allí se presentaron, muchas de ellas estrenos mundiales. Tuve la oportunidad de estar con Cristian Mungiu (Mas allá de las colinas), Tomás Lunák (Alois Nebel), Valentí Figueres (El efecto K, el montador de Stalin), Marshall Lewy (California Solo) o el cortometrajista Michael Rittmannsberger (Abgestempelt), los directores de algunas de las películas (y el corto) de los que voy a hablar en esta sección dedicada al FICX 50.


            Un festival de cine es algo muy especial: directores, guionistas y actores (muchos de renombre) se pasean tranquilamente por la ciudad y puedes pararte a charlar con ellos. Comentan sus películas con el público, dan ruedas de prensa y tienen siempre la sonrisa de un niño cuando va al parque de atracciones. Porque en el fondo son como niños, creativos y afamados, pero niños al fin y al cabo. Un festival es un lugar de encuentro en el que se comparten ideas y se enriquecen los unos a los otros. Los directores comen entre ellos, hablan de sus respectivas películas y comentan las de sus interlocutores con vehemencia y respeto. Es envidiable la jovialidad y ganas de vivir que les proporciona el cine. En esta sección hablaremos de varias de las películas presentadas en Gijón, algunas de las cuales tendrán un impacto mediático considerable y otras que pasarán completamente desapercibidas. La calidad es variable, pero todas tienen algo que las hace especiales y merecedoras de un comentario. Disfrutad de esta sección, ya que puede que nunca tengáis la oportunidad de ver muchas de estas películas.


Mas allá de las colinas de Cristian Mungiu (Sección Oficial)

            Ya en la gala inaugural, presentando la película, Cristian Mungiu avisó de que la suya no era una película fácil, y todos sabemos que no es un director que haga concesiones. Ya lo demostró con su descarnado relato sobre el aborto en 4 meses, 3 semanas, 2 días (2007) y vuelve a hacerlo en Mas allá de las colinas. Mas allá de esas colinas en Rumanía tiene lugar una historia de fanatismo religioso que impide que el espectador adopte una actitud pasiva ante lo que está viendo. Alina, amiga de la infancia de Voichita, vuelve de Alemania para visitarla al monasterio en el que vive y convencerla de que se vayan a vivir juntas. Sin embargo, las monjas compañeras Voichita no verán con buenos ojos esa visita.

Con una tensión creciente que recuerda a Perros de paja (Sam Peckinpah, 1971) Mungiu maneja la cámara con un realismo tal que sumerge al espectador en la acción y le hace formar parte de ella. Su estilo se basa en hacer de la cámara un personaje más, con voluntad propia, que decide en cada momento si seguir a tal o cual personaje. Esta realización despierta en el espectador la sensación de que se encuentra ante una visión sesgada de la historia, incitándole ir más allá de lo se nos enseña: ¿porqué me están mostrando esta parte de la acción? ¿Porqué no puedo ver lo que está haciendo el protagonista? El montaje, basado en largos planos secuencia, va desgranando los entresijos de una comunidad anclada en la Edad Media y cegada por un fanatismo religioso que se empeña en imponer una mentalidad trasnochada. Todos los personajes del filme, incluso aquellos ajenos al convento (enfermeros, médicos, familiares), tienen una visión extremista de Dios como único motor del mundo. Para hacerse una idea, el médico que trata a Alina de un ataque de ansiedad, aparte de ciertos fármacos, le receta la oración como cura. Por este motivo se agradece cuando surge algún que otro personaje cuyo vida no gira exclusivamente entorno a la religión.


Cabe destacar todas las interpretaciones (especialmente la colectiva formada por las monjas) pero particularmente las de Cosmina Stratan y Cristina Flutur, que debutan en el cine con un Premio ex aequo a la Mejor Interpretación en el Festival de Cannes. El paso de Mas allá de las colinas por Gijón fue igualmente exitoso: inauguró el festival y obtuvo el Premio Especial del Jurado. Precisamente gracias al premio Alta Films se ofreció a distribuir la película en España, hecho que no ha pasado ni pasará con gran parte de las películas del festival. Por este motivo invito a nuestros lectores a ir a verla sabiendo que no es una película fácil como dijo Mungiu, pero que vale la pena por su escalofriante e indignante argumento.

NOTA: 8

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  1. Estupenda crónica. Conociendo el cine de Mungiu, "Más allá de las colinas" tiene que ser espectacular, ¡qué suerte que la vierais en Gijón!

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  2. Es un gran festival y disfrutar del ambiente fue lo mejor, gracias!

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