Hace 1 mes
Archive for noviembre 2012
PETER JACKSON, LA PELÍCULA. Capítulo 1: sus primeros pasos
By : El día del Espectador
Néstor Sánchez
Con motivo del inminente estreno,
de lo que supondrá, la primera parte de la esperada trilogía del Hobbit;
nosotros, desde “El día del espectador”, queremos hacerle un pequeño y modesto
homenaje a uno de los mejores directores de nuestros tiempos. A través de 4 artículos,
pretendemos hacer un recorrido a lo largo de su carrera, hablando de sus
películas más características.
Yo, al ser el primero, hablaré sobre
sus inicios. Para ello me basaré en dos de sus primeras películas,
caracterizadas por un uso masivo del gore y lo desagradable. Estoy hablando de:
“Mal gusto” (Bad Taste, 1987) y “Tu madre se ha comido a mi perro” (Braindead,
1992). Estos dos films destacan
por las cuantiosas cantidades de litros de sangre, vísceras y demás órganos en
escena. Pero cabe decir, que Jackson no nació destrozando las tripas de su
madre, como en “Braindead”, sino que tuvo una dulce infancia en Pukerua Bay,
Nueva Zelanda. A la edad de 9 años vio una película decisiva en su vida, la
cual, le confirmo sus ganas de ser un director de cine, King Kong, toda una
coincidencia. A la medida que fue creciendo fue realizando pequeñas obras
independientes, las cuales se movieron por festivales. Su primer largometraje,
reconocido, fue “Mal gusto”. Como anécdota decimos que lo grabó el mismo año en
que se casó, ésto si que es amor al arte y a su mujer.
Ésta película nos cuenta como en
una pequeña localidad costera, los habitantes ha sido secuestrados por un grupo
de alienígenas con el fin de ser usados como carne para una restaurante de comida
rápida intergaláctica. Pero no todo estará perdido, ya que, un grupo especial
de agentes hará frente a está amenaza. Sabemos que es el primer largometraje,
que lo hizo con sus amigos y que no tenía mucho presupuesto pero aun así
estamos presentes ante una película que deja mucho que desear. Uno de los
principales fallos del film es la simpleza de los planos, uso excesivo de
planos cortos con el fin de no mostrar los fondos, y al tener estos dos fallos,
pues era de esperar un montaje escueto y en ocasiones erróneo, donde uno se
pierde con facilidad. Pero no todo es malo, en cuanto a la parte de maquillaje
y efectos especiales asombra ver el nivel de detalle de los aliens, al igual,
por muy asqueroso que nos parezca, de las vísceras.
Fueron pasando los años y Peter
fue mejorando y puliendo sus técnicas y por su puesto su humor negro. Hasta que
llego el año 1992, en el cual, gracias a su película Braindead, fue considerado
un director de culto y comenzó a ser de renombre internacional. Debo mencionar,
que entre estos dos films, dirigió otro llamado “El delirante mundo de los
Feebles” (Meet the Feebles, 1990), lo nombramos, pero no hablamos de él, ya que
no supuso un paso importante en su carrera. Volviendo a lo que nos incumbe,
Braindead supuso un gran impulso para Peter, a partir de éste momento comenzará a alejarse de su característico humor negro y gore para acercarse a un cine más
sentimental.
Braindead nos habla sobre como un
hombre que aun vive con su madre, como si de Norman Bates se tratara, tiene que
hacerse cargo y cuidar bajo su protección a un grupo de zombies. Claro está,
que se le ira de las manos, y los últimos 30 minutos se convertirán en un
fiesta de sangre y tripas, en la que Blade y sus amigos se la pasarían chachi.
Aunque parezca un historia absurda y sin sentido, ésta va más allá. Nos habla
sobre como un hombre tiene que hacerse con las rienda de su vida y enfrentarse
a su mayores miedos, como son su dictatorial madre y las chicas, es un paso en
su madurez y aprendizaje de la vida, envuelto en un mundo de zombies. Ya han
pasado 5 años de la anterior, por lo tanto, se aprecia un mejor uso de la cámara,
y un montaje más fluido y gratificante para los espectadores.
Como acabamos de ver sus comienzo
fueron un tanto sangrientos y de “mal gusto”. Muchas personas se quedarán
asombradas al conocer esta faceta desconocida de él. Es sorprendente el enorme
salto que dio desde estas dos películas a lo que conformarán su filmografía.
Claro está, que sus comienzos fueron modesto, poco presupuesto, con amigos,
ayuda de los padres; pero hoy en día se le considera uno de los mejores
directores de nuestros tiempos, ha hecho que vivamos aventuras, que volvamos a
sentir pena por un gorila y que odiemos a nuestros vecinos pederastas. Esto es
solo su comienzo, aun le queda mucha trayectoria, sigue así Peter.
CICLO SHYAMALAN: La fe de "Señales"
By : El día del Espectador
HIMAR R. AFONSO
La religión y la fe han
sido temas recurrentes en la obra de M. Night Shyamalan, pero quizás
sea Señales (Signs, 2002) la película en la que más ha
profundizado al respecto. Tras los éxitos de El sexto sentido
(The Six Sence, 1999) y El protegido (Unbreakable, 2000), el
director criado en Filadelfia se embarcó en un proyecto de
ciencia-ficción, el máximo exponente del género fantástico, para
moverse en uno de los ámbitos que más ha desarrollado su ídolo
Steven Spielberg. Shyamalan generó una historia fascinante que
explora los límites de las creencias humanas y de la supervivencia
interna, el sustento moral a través de la fe o a través del
escepticismo.
Estos temas principales
que desarrolla Señales se ven envueltos en una historia de
extraterrestres hostiles que invaden la Tierra (tema homónimo de la
ciencia-ficción) con una familia como protagonista, que para superar
esta difícil prueba tendrá que hacer frente a la dura tragedia que
ensombrece su alma. La familia la compone el ex reverendo Graham
(emocionante Mel Gibson); su hermano menor Merryl (el Joaquin Phoenix
de los buenos tiempos), un ex jugador de béisbol que iba para
promesa pero que se quedó a medias; y los hijos de Graham, Morgan y
Bo. La ausencia de una esposa/cuñada/madre representa el drama
familiar del que hemos hablado: la mujer de Graham murió en un
terrible accidente de coche. Así, la narración se articula a través
de flash-backs en los que asistimos a esa fatídica noche que
determinó muchos aspectos del presente ficticio, como el hecho de
que Graham dejara la Iglesia (pérdida de la fe) o de que Merryl se
fuera a vivir a la granja de su hermano (es destacable el elemento
del accidente como conductor del drama del pasado, similar en muchos
aspectos al que se narra en El protegido).
De esta manera, desde el
principio se nos dan elementos que nos hacen percibir lo que está
sufriendo esa familia y cómo gestiona su dolor cada miembro, y en la
posición que lo tiene que hacer (Graham como padre de familia que
debe sacar adelante al resto, Merryl como hermano que sufre por los
suyos pero que está ahí para ayudar y debe mostrarse fuerte; o
Morgan como el hermano protector de Bo); el trabajo de cada personaje
es exquisito. Y es en este contexto en el que empiezan a aparecer por
todo el mundo una serie de señales inscritas en huertos y tierras
agrícolas, incluidas las de Graham. Poco a poco y a través de los
medios de comunicación (otro elemento siempre fascinante en la
ciencia-ficción) esta estancada familia irá lidiando con la
situación, una situación que primero debe ser aceptada y que,
segundo, requiere de fuerza para enfrentarse a ella. Y fuerza es lo
que les falta. Poco a poco los protagonistas van evolucionando en el
corto espacio de tiempo y el escenario principal, que será la casa,
en el cual se desarrolla el relato.

Esta evolución tiene dos
puntos de interés: en primer lugar, ver cómo poco a poco cada
personaje va saliendo del pozo en el que está encerrado y va
entendiendo su cometido dentro de la familia y en su propia vida; y
en segundo lugar, el papel que cada uno juega en la historia,
definiendo a través de su personalidad o de su carácter
instrumentos que les ayudará a salvarse de la amenaza, como el
pasado deportivo de Merryl, la relación de Graham con su mujer y su
última conversación, las manías de Bo con el agua o el asma de
Morgan. La manera en que todos estos elementos van encajando en la
historia es magistral y el trabajo que Shyamalan hace en el género,
impecable, moviéndose a la par en el drama familiar, destacando la
escena de “la última cena” (con mensaje subliminal incluido) y
en el cine de suspense (¡no terror!), todo envuelto en el paquete de
la ciencia-ficción.
Es en este punto, quizás,
en el que más evidente se hace la interesante propuesta del autor,
en su exploración de los géneros y la utilidad que les encuentra a
cada uno para hablar de los temas principales que busca, en un
trabajo que confluye en los mismos términos que El sexto sentido
y con un reparto tan bueno como el de su predecesora. Porque el
trabajo de Mel Gibson, principalmente, es uno de sus más logrados a
todos los niveles, con un personaje muy difícil de interpretar que
saca distintas facetas en cada momento oportuno, de forma coherente y
totalmente bien encajada en la estructura del relato; un relato que,
además, tiene la sutileza y la sensibilidad de todas las historias
de Shyamalan, consiguiendo dar su humor y su pincel infantil en
cualquier tipo de drama.
La resolución es emocionante y gratificante, dando sentido al recorrido circular del guión clásico, pero sin caer en la engorrosa falta de sutileza que hoy día se podría percibir en el Cine Clásico, en el que el protagonista proclama en el momento decisivo el aprendizaje que a interiorizado tras las experiencias vividas. Con un mensaje claramente religioso (de hecho hay una escena, quizás la más representativa, en la que ambos hermanos hablan de la fe, y donde Graham se muestra escéptico, para ver luego en diversas ocasiones, final incluido, cómo sigue creyendo), la película no parece buscar un posicionamiento ni entrar en polémicas al respecto, se trata de una elección que le permite encontrar un punto de partida desde el que trabajar, y el desarrollo jamás se corona tajante o categórico, ni si quiera en el momento (uno de los mejores de la película) en el que Graham le habla a Dios.
Así, Señales se
convierte en un drama fantástico que sigue encontrando la tensión
en el estilo formal lento y melódico de las obras de Shyamalan, con
un guión muy elaborado, una premisa sencilla a través de la cual se
generan diversas capas de drama, dándole una complejidad mucho mayor
que la que promete su fachada. Sin presupuesto para efectos
especiales, por suerte no hay interés mayor que el sufrimiento del
presente y pasado de esta familia.
"Cabin in the Woods" (2011): La filosofía del terror
By : El día del Espectador
DIEGO REAL
La cabaña del bosque es una película que en un principio no me
despertaba ningún tipo de interés. Poco a poco se creó cierto revuelo alrededor
de la misma, pero seguí sin interesarme ya que no se por qué me esperaba una película de terror típica con
cierta sorpresita previsible que invitara a la reflexión. Al verla me di cuenta
que era eso y mucho más, de hecho, es una
película que jugó desde su promoción a esto y la jugada le salió redonda.
Tras
su paso por festivales andaba ansioso por verla en cines, aunque algo me decía
que jamás la veríamos en salas en España, pues… ¡alegría! ¡Vértice Films la
anunció para el 26 de Octubre! Hice un esfuerzo sobrehumano por no verla por
internet y esperé paciente la fecha, pues bien, una semana antes anunciaron que
no se estrenaría en cines y que pasaría directamente al “infierno” del mercado
doméstico como otras joyas como The Raid o Tuck and Dale vs Evil. En otras
palabras, a todos aquellos que queríamos verla en cine nos llamaron GILIPOLLAS
a la cara. ¡Encima que la estrenaban tarde y mal vienen con estas! ¡Si hasta
estaba ya en Blu-Ray vía importación!
![]() |
| Grandiosa The Raid |
Comprendo
que una película es complicada de distribuir y exhibir y más en un país como el
nuestro, pero viendo la cantidad ingente de verdaderas mierdas que pueblan las
carteleras, ¿por qué no se animarían con una película de MGM producida por Joss
Whedon? Pues ni idea, pero vamos, los fans del fantástico y del terror ya
estamos hartos del maltrato que sufrimos por parte de ciertas distribuidoras y
lo más gracioso es que se sigan amparando en el tema de la piratería (¡cómo
no!). Pues bien, enfadado con el mundo, la vi por internet y cómo me gustó la
compraré desde el Reino Unido, más barata y con una edición que superara a la
edición española (si es que sale alguna vez). ¿Es esto ser un pirata?¿El fan es
el que está destruyendo al industria?
Pero
entremos con la peli en sí, ¿qué coño es The
Cabin in the Woods? Pues es una
pieza a estudiar sobre cine dentro de cine y sobre el ritual de un género tan
esencial como el terror. Es un trabajo de filosofía sobre los esquemas de del
horror en el cine y sobre nuestros miedos. Es una película inteligente y
necesaria en estos tiempos en los que hay “pestes” de obras de cine dentro de
cine y “pestes” de películas de terror que maltratan un género tan honesto como
este.
A partir de aquí destriparé en cierta medida alguna que otra parte de La cabaña del bosque, así que no lo leas si no la has visto. O
bueno, haz lo que quieras.
Pese
a mis expectativas, me acerqué con cierta distancia a una película creada por
tipos que han estado detrás de series como Ángel o Perdidos y películas como
Monstruoso (recordemos que detrás está Joss Whedon y el director es Drew
Goddard).
El
planteamiento es el siguiente: cinco jovenzuelos se vana pasar unos días a una
cabaña abandonada, pero como siempre hay una maldición de por medio y todas las
movidas de siempre. Pero, hay unos “científicos” que les observan…
![]() |
| Anne Hutchinson en accion |
Verás
la película y tras pasar varios minutos estarás engañado. Creerás que es la
típica de terror con adolescentes que en realidad están siendo observados en
una especie de reality, algo así como un Scream
4 o Halloween: Resurrection, pero
después empiezas a reflexionar sobre cuáles son las verdaderas intenciones de
los científicos: ¿extraterrestres?¿conspiración? ¿un reality asesino? Pues es
todo eso y más. Los científicos están
salvando al mundo gracias a los sacrificios de los jóvenes. ¿¡QUÉ!? Pues sí.
En
realidad esta organización liderada por un misterioso director (¡ATENCIÓN A
QUIÉN ES ESTE DIRECTOR PORQUE OS VAIS A QUEDAR CON LAS PATAS VUELTAS!) son los
que se encargan de controlar todos nuestros miedos para que se produzca el
sacrificio que hay que realizar a los dioses. Os seguís sin enterar, ¿verdad?
Aquí MI explicación:
La
organización representa nada más y nada menos que a los creadores de cine de
terror, ellos estudian que nos asusta y cuando y cuando deja de hacerlo se
encargarán de realizar nuevas vías de escape para conseguir un propósito tan
difícil como es el de que pasemos miedo. Aquí la película se llena de ironía (la coña
del cine de terror oriental con la típica niña fantasma) y de referencias
metareferenciales a la cultura del terror y la fantasía (desde un cenobita
hasta un unicornio asesino). La organización se encarga de que se produzca el
sacrificio de un grupo de jóvenes cada cierto tiempo, estos jóvenes responden a
los tópicos del cine de terror slasher: la puta, el deportista, el listo, el
tonto y la virgen. Sin duda es un revival al cine de terror sincero, el que no
tiene ínfulas, el que te acojona en ciertos momentos, en otros te excitas con
alguna teta y sobre todo te lo pasas pipa viendo las muertes de estos pobres
idiotas.
Y es que queridos amigos, nosotros somos estos dioses (¡UNA PELÍCULA
EN LA QUE TRATA A LOS FANS COMO DIOSES!). Nosotros somos los que nos
emocionamos y disfrutamos con estas historias que piden volver a lo que un día
fueron y deben olvidarse de ciertos desvíos que ya no resultan efectivos y es
que el terror es un género que ha evolucionado, se le ha maltratado, pero que
siempre estará ahí con la sana intención de hacérnoslo pasar bien a costa de
hacernos sentir mal, y eso es más difícil que arrancarnos unas lagrimitas
baratas a costa de un drama.
![]() |
| Resumen de la película en un fotograma |
Termino
con una perlita, un teaser del remake zombie de My Fair Lady:
INTO THE WEST: EL WESTERN TELEVISIVO CONTEMPORÁNEO
By : El día del Espectador HIMAR R. AFONSO
En principio, parecía prometedora la fusión de esta pareja de productoras: un canal por cable con producción propia y una de las “new majors”, diría yo, responsable además de grandes producciones televisivas como Hermanos de sangre (Band of Brothers, 2001) o The Pacific (2010).
El resultado es interesante, pero plantea diversos problemas desde su concepción. Resumir dos siglos de Historia americana en seis capítulos (de hora y media cada uno, eso sí), es querer abarcar demasiado. Aún así, la serie resuelve bastante notable el aspecto narrativo, ya que parte de un protagonista (dos en realidad, como veremos más tarde) que emigra y, a medida que avanzan las décadas, va cambiando el foco a parientes perdidos por el país y descendientes, buscando al final, apelar a una nostalgia procedente (encarnada por Jacob Wheeler y Amado por el Búfalo) pero excesivamente dramatizada.
Hay que destacar que la
serie plantea dos historias básicas y paralelas, un protagonista
indio y otro colono, de los cuales emanará el resto de historias.
Todos los problemas del planteamiento se solventan con cierto ingenio
y dando pie a buenas escenas, pero parece que esta vez, como otras
tantas, la presencia de Dreamworks ha imperado en el relato.
Es interesante comparar
esta mini-serie con el trabajo que hizo Walter Hill para televisión,
Los protectores (Broken Trail, 2006), formado por dos
episodios, en los que se cuenta la historia de dos vaqueros, tío y
sobrino (Robert Duvall y Thomas Haden Church), que mientras viajan
con un centenar de caballos para venderlos, cae en sus manos cinco
prostitutas chinas que iban a ser vendidas a un burdel y, por cosas
de la vida, terminan protegiéndolas de quienes quieren hacerles
daño. Es otro trabajo que muestra otros aspectos del western,
de las diversas miradas que se le pueden dar. Aquí se cuenta con un
reparto muy poderoso y, realmente, se deja a Duvall encarnar a ese
viejo entrañable y paternal. Poco más hay que hacer. La mini-serie
es bonita, es gratificante, y no alcanza ese “mundo feliz” que
termina ofreciendo Into the West, e insistamos en esto: “mundo
feliz” no quiere decir que todo sea maravilloso en el relato, pues
trata temas muy dramáticos, desde las guerras y las familias
destrozadas al exterminio de los indios y su adoctrinamiento;
realmente la serie tiene mucho desarrollo. Pero siempre queda todo
perfectamente resuelto, con un estilo formal sensacionalista y para
(casi) todos los públicos (bochornoso recurso el que se utiliza para
representar una matanza de indios, destruyendo fotos que se hicieron
en las aldeas antes que mostrar el plano en el que se verían indios
muriendo).
Con todo, Into the
West forma parte del elenco de trabajos que se han estado
haciendo en torno al western, y es muy interesante.
Principalmente, es destacable cómo consigue reflexionar sobre la
imposibilidad de reconciliación entre los indios y los colonos, pese
a los intentos que se hicieron a través de organizaciones
gubernamentales y proyectos determinados. La mini-serie trabaja muy
bien en esa frontera, en la idea de destruir un pueblo que aunque
quisiera, no se adaptaría a la evidencia del cambio, cómo el
progreso arrasa con la tradición, todo esto sin ignorar jamás la
auténtica tragedia de los indios americanos.
Un resultado extraño el
de Dreamworks y TNT, que no llega a convencer pero que realmente
tiene mucha temática que analizar. Es innegable que resulta
interesante y lograda en ocasiones, pero demasiado irregular; con un
discurso muy serio a veces, pero en otras propone una didáctica para
niños totalmente innecesaria; no es fallida, pero se queda corta.
La adaptación a
televisión de un género capital como el western comenzó
temprano, en 1955, con La ley del revólver (Gunsmoke), de la
CBS, en cuyo primer episodio el mismísimo John Wayne recomendaba ver
la serie (lo mejor que pudieron conseguir los ejecutivos de la
cadena, quienes le querían de protagonista). En sí, el propio
género ha servido de plataforma para representar a la sociedad y la
perspectiva que se tenía de ese periodo de la Historia (la leyenda
del Oeste con John Ford o Howard Hawks, el desencanto y la violencia
con Sergio Leone o Sam Peckinpah...).
Pero en el cine
contemporáneo parece estar pasado de moda un género que, por otro
lado, ha sido más que explotado. Son esporádicas relecturas del
género las que vemos en cine, sea los remakes Valor de ley
(True Grit, 2010), de los hermanos Coen, o El tren de las 3:10
(3:10 to Yuma, 2007), de James Mangold, o Enfrentados
(Seraphim Falls, 2006), de David Von Ancken, obras que unas veces
pierden totalmente el sentido del western y otras, renuevan el
concepto. Más allá de esto, poco le queda que explorar en cine, o
eso parece.
Sin embargo, en
televisión han sido diversos los trabajos hechos al respecto con la
revolución de la televisión norteamericana. Cabe destacar el
planteamiento que propone la mini-serie de TNT y Dreamworks Television, Into
the West (2005), seis capítulos que tratan de contarnos la
historia de Estados Unidos a través de una familia y generación
(los Wheeler) comenzando con la partida de colonos “hacia el Oeste”
y llegando hasta casi finales del siglo XIX.
En principio, parecía prometedora la fusión de esta pareja de productoras: un canal por cable con producción propia y una de las “new majors”, diría yo, responsable además de grandes producciones televisivas como Hermanos de sangre (Band of Brothers, 2001) o The Pacific (2010).
El resultado es interesante, pero plantea diversos problemas desde su concepción. Resumir dos siglos de Historia americana en seis capítulos (de hora y media cada uno, eso sí), es querer abarcar demasiado. Aún así, la serie resuelve bastante notable el aspecto narrativo, ya que parte de un protagonista (dos en realidad, como veremos más tarde) que emigra y, a medida que avanzan las décadas, va cambiando el foco a parientes perdidos por el país y descendientes, buscando al final, apelar a una nostalgia procedente (encarnada por Jacob Wheeler y Amado por el Búfalo) pero excesivamente dramatizada.
Hay que destacar que la
serie plantea dos historias básicas y paralelas, un protagonista
indio y otro colono, de los cuales emanará el resto de historias.
Todos los problemas del planteamiento se solventan con cierto ingenio
y dando pie a buenas escenas, pero parece que esta vez, como otras
tantas, la presencia de Dreamworks ha imperado en el relato.
Cuando hablamos de
Dreamworks pensamos, evidentemente, en Steven Spielberg. Pero no
podemos responsabilizar al director y productor del resultado formal
de todas las producciones de su empresa, pues estamos hablando de un
alto porcentaje del cine americano actual y buena de la televisión.
Sin embargo, parece que los directores y responsables artísticos que
trabajan con Dreamworks (Into the West es un caso evidente) se
empeñan en emular al Spielberg de los ochenta, a su magia y su
inocencia, algo que, aplicado a trabajos contemporáneos como este,
resulta, en ocasiones (y lamento utilizar este concepto), cursi,
extremadamente cursi.
Y no es que Spielberg
fuera cursi en los ochenta (o ahora para algunos), sino que estos
realizadores pretenden homenajearle constantemente con su estilo
dramático, pero mal entendido. La serie se ve envuelta por una banda
sonora maravillosa, de esas que recuerdan a John Williams, de esas
que hacen innecesario el trabajo de los actores (menos mal, por otro
lado...), crea escenas de melodrama que no te invitan a llorar, te
obligan (hay que recalcar que la serie sí que tiene escenas muy
logradas) y “pinta” todo el relato con el edulcorante del
Spielberg más empalagoso, o mejor, de los imitadores sin categoría.
Es interesante comparar
esta mini-serie con el trabajo que hizo Walter Hill para televisión,
Los protectores (Broken Trail, 2006), formado por dos
episodios, en los que se cuenta la historia de dos vaqueros, tío y
sobrino (Robert Duvall y Thomas Haden Church), que mientras viajan
con un centenar de caballos para venderlos, cae en sus manos cinco
prostitutas chinas que iban a ser vendidas a un burdel y, por cosas
de la vida, terminan protegiéndolas de quienes quieren hacerles
daño. Es otro trabajo que muestra otros aspectos del western,
de las diversas miradas que se le pueden dar. Aquí se cuenta con un
reparto muy poderoso y, realmente, se deja a Duvall encarnar a ese
viejo entrañable y paternal. Poco más hay que hacer. La mini-serie
es bonita, es gratificante, y no alcanza ese “mundo feliz” que
termina ofreciendo Into the West, e insistamos en esto: “mundo
feliz” no quiere decir que todo sea maravilloso en el relato, pues
trata temas muy dramáticos, desde las guerras y las familias
destrozadas al exterminio de los indios y su adoctrinamiento;
realmente la serie tiene mucho desarrollo. Pero siempre queda todo
perfectamente resuelto, con un estilo formal sensacionalista y para
(casi) todos los públicos (bochornoso recurso el que se utiliza para
representar una matanza de indios, destruyendo fotos que se hicieron
en las aldeas antes que mostrar el plano en el que se verían indios
muriendo).
Contrasta totalmente con
la serie de David Milch, Deadwood (2004); en esta serie se
trabaja desde el inicio una premisa diferente: si Into the West
condensó en seis episodios toda la Historia de la conquista del
oeste, ampliando espacio y tiempo, Deadwood propone un espacio
único, un pueblo sin ley, para contar la creación de la
civilización norteamericana mediante sus personajes e historias.
No es la única
diferencia. Deadwood es, formalmente, producto HBO. Desde el
guión de Milch, con su talento para crear una “dialéctica del
poder” (cuyo mayor exponente es el personaje Al Swearengen,
interpretado por Ian McShane) como pocos en la televisión, al
establecimiento de un estilo formal sin adornos, cortesía de Walter
Hill nuevamente, director del piloto de la serie, el resultado es una
unidad narrativa más sutil y más contemporánea.
El alto presupuesto
utilizado (alrededor de 50 millones de dólares), que evidencia el
rendimiento que se está buscando a la ficción televisiva, vuelve a
estar, sin embargo, mal aprovechado, con escenas muy logradas
contrastando con otras bastante cutres. Ni la presencia del
omnipresente (por suerte) Timothy Van Patten mejora en este caso esas
carencias de realización.
HOTEL TRANSILVANIA (2012), LA “FIRMA TARTAKOVSKY” Y EL “CASI” DE LA ANIMACIÓN
By : El día del Espectador
HIMAR R. AFONSO
La
deconstrucción de los cuentos ha sido un tema recurrente en el cine de
animación de la última década, con Shreck
(2001) a la cabeza. Hotel Transilvania
(Hotel Transylvania), de Genddy Tartakovsky (Samurai Jack, Las supernenas)
plantea un giro de tuercas a la visión de los personajes clásicos de terror.
Hotel
Transilvania es un lugar de descanso para monstruos, construido por Drácula,
donde están liberados del acoso de los humanos, siempre dispuestos a quemarlos,
guillotinarlos o clavarles una estaca. Frankenstein, el Hombre Invisible, el
Yeti, la Momia… todos los personajes de terror que uno se pueda imaginar pasan
sus vacaciones aquí, y no dan miedo, sino todo lo contrario.
Tras un
interesante prólogo en el que vemos que Drácula tiene una hija pequeña, fruto
de un amor que ya no está presente, entramos en ese hotel años después (muchos
años) para introducirnos en un ritmo trepidante, de no parar, sin un segundo de
descanso, en unos primeros veinte minutos de humor intenso.
A todas estas,
es el 118 cumpleaños de Mavis, la hija adolescente de Drácula, quien le
prometió que la dejaría salir a ver el mundo. Y aquí comienza el conflicto del
relato, pues el drama de Drácula le impide dejar a su hija salir, por el
peligro que pueda correr. Y el giro de la historia lo marca la llegada del
primer ser humano al hotel, un joven adolescente que, a pesar de las trampas y
dificultades que Drácula puso para llegar al hotel, él pudo hacerlo, parodiando
además el cine de terror con frases del estilo de “¿quién no querría atravesar un bosque tenebroso y solitario?”.
Aquí, tras el
nuevo cuento propuesto (los monstruos descansan en un hotel para monstruos),
comienza la historia. En ella se planteará la dificultad de un amor prohibido
entre un humano y una vampira, bajo la relectura del victimismo de los
monstruos frente a la maldad y la incomprensión del Hombre. ¿Qué ocurre? Que
este chico, Jonathan, es muy distinto de los humanos que recuerdan los monstruos
(pues hace cientos de años que no tienen contacto con ellos). Aquí es donde
emana el principal interés del filme junto a la ausencia de la figura materna,
envuelto siempre con la combinación del humor absurdo y el inteligente, y con
una estética de animación digital algo diferente a lo normal, pues el director
traslada a su ópera prima el estilo de animación sencilla y de movimientos
directos que practica con sus famosas series El laboratorio de Dexter (Dexter´s Laboratory, 1996), las antes
citadas Las supernenas (The Powerpuff
Girls, 1998) y Samurai Jack (2001) o Star Wars: Las guerras clon (Star
Wars: Clone Wars, 2003).
El resultado es
una película realmente divertida y que, en su revisión de los personajes de
terror, adquiere en ocasiones un tono que quizás no sea para todo los públicos
(aunque su exhibición en fechas de Halloween tumba esta tesis); aun así, es el
camino que podía haber explotado, para otorgar a la animación el discurso en
clave de humor que le correspondería. Sin embargo, una vez más, casi lo logra. La película termina, como
buena parte del cine de animación, buscando la aceptación de los más pequeños,
quedándose a medias entre el cine para adultos y el cine infantil, quedándose
en “para todos los públicos”.
Geniales
créditos finales con el dibujo animado más propio de Tartakovsky y un resultado
muy divertido que vuelve a quedarse a las puertas del relato redondo.
Destacable el personaje del Hombre Lobo como uno de los más logrados, en su
papel de padre amargado que no consigue el respeto de sus hijos, y destacable
también los números musicales de la película, dándole un aire juvenil por los
estilos escogidos y volviendo a la constante parodia que tan bien funciona en
el cine de animación. Muy buen debut de Tartakovsky en el cine.Old Boy (2003): El no simbolismo y fiel representación de la vida de un chico mayor
By : El día del Espectador
NÉSTOR SÁNCHEZ
Lo primero de
todo es felicitar a mis compañeros y amigos del blog, por superar las 10.000
visitas de la página. Sin ellos esto no sería un blog de cine, sino un lugar
donde un loco de la vida escribe sobre películas. Gracias y felicidades.
Por ello, para
celebrar este gran número de visitas que espero que siga creciendo, he
decidido hablar de lo que para mi es la película por excelencia, mi película,
mi filosofía de vida, mi amor platónico. OLD BOY. Con ello no quiero decir que
sea la mejor película del mundo, ni de la historia, pero si una de las mejores
y que más me ha calado. Ésta película la descubrí en un momento de mi vida
donde todo era negro, donde el pesimismo devoraba a mi optimismo. La encontré
por casualidad, sin querer; decidí alquilarla (sí, aun existían los videoclubs)
y verla en mi soledad. Lo que me transmitió este film fue más allá de lo que
te puede transmitir un película que te guste mucho, llego a mi corazón, a mi
mente, y realizo un boceto de cómo veía yo la vida. Me ha marcado tanto que tengo tatuado en mis
costillas el título de la película, me define a la perfección, tan solo soy un
chico mayor en vuelto en una realidad que no puedo controlar
Pero bueno, no
quiero amargaros ni aburriros con mi vida y mi pensamiento, si queréis saber
más de ella escribidme, aun que no os gustará. Pasaremos ahora a hablar de la
película en si.
Está basada en
un manga, con nombre homónimo, que causo furor en Japón a finales de la década
de los 90. Llegó a conseguir premios a mejor manga, y tener una gran cantidad
de buenas críticas. La historia contaba como un hombre era encerrado en una
“prisión” durante 10 años sin motivo a alguno. Cuando es soltado solo tiene una
idea en la cabeza, encontrar a su secuestrador y vengarse. A partir de este
momento vivimos un historia trepidante y llena de sorpresas, acción, suspense…
y demás sentimientos que te hacen quedarte enganchado leyendo el cómic.
Pasaron los
años, la gente se fue olvidando, hasta que llegó Park Chan-wook, o Chan-wook
Park, como queráis. Este desconocido director surcoreano llevó a la gran
pantalla la adaptación del manga, incluyéndola como segunda parte de su trilogía
de la venganza. Antes de seguir aclarar que aunque sea un trilogía cada peli es
independiente. Desde su estreno en 2003 ha cosechado un gran numero de premios,
el más llamativo es el Gran Premio del Jurado de Cannes. Y no es para menos, la
película en si es una demostración de sabiduría y amor al cine como pocos
directores han sabido demostrarlo.
La historia es
muy parecida al manga, su estructura esigual pero su resolución totalmente
distinta, es más, llega a mejorar la trama. Si comparamos las dos historias,
manga y película, definitivamente tiene más transfondo y encanto la segunda.
Siendo, para mi, la mejor adaptación que se ha hecho. Pocas películas
puede alardear de ser mejor que la base original. El director supo extraer la
esencia del manga y plasmarla en imágenes en movimiento con una maestría
excepcional.
La película
nos muestra como un hombre borracho llama a su hija para felicitarla, pero de
repente desaparece en la oscuridad de la noche. Oh Dae-Su despierta en una
habitación con ciertas comodidades, sin saber porque está ahí, pasará 10 años
de su vida encerrado. Al ser soltado, se encontrará inmerso en la realidad de
esta nueva sociedad, que tanto ha cambiado, con una única idea, vengarse. A lo
largo de las 2 horas del film presenciaremos como realiza la investigación de
su secuestro, como fantasmas del pasado que había olvidado resurgen para
acabar con su débil alma y como nuevos fantasmas del presente son creados para
destrozar su vida desde hoy hasta el fin de sus días. Esta nueva historia, más
oscura que la original, os dejara con la sangre helada y empezareis a
comprender que la vida, aunque a veces bonita, puede resultar dañina cuando un
descubre la verdad. No quiero que os deprimáis, ni os intentéis suicidar, solo intento
mostraros lo que para mi, es una muy
buena representación de la vida en fotogramas.
La película se
va desarrollando con una autentica maestría de la colocación y el movimiento de
la cámara, que fusionados con el perfecto guión y esas frases tan memorables,
hace de esta un diamante en bruto, que gracias a la crítica ha sido elevada,
pero aun no ha sido aceptada por el gran público. Algunas de estas frases que
tanto definen a la película son: “Aunque no soy más que una bestia, ¿no tengo
derecho a vivir?” o “Ríe, y el mundo reirá contigo. Llora, y llorarás solo”.
Para ir
acabando deciros que tenéis que ver la película lo más rápido posible, no
porque os vaya a cambiar la vida, sino porque Hollywood ya está haciendo el
remake; miedo me da. Os dejo la primera fotografía del rodaje. Recemos todos
juntos para que no la caguen.
Y por otra
parte, y ya si que acabamos, es que nuestro querido director Park Chan-wook ha sido contratado por USA para realizar su primera film americano, y conociendo el
resto de su filmografía, creo que va a ser una muy buena película, que dará que
hablar, aquí el trailer.
Las 10 mejores películas de animación del siglo XXI
By : El día del Espectador
ÁLVARO TEJERO
Ha
explotado la animación. La primera década del siglo XXI ha traído consigo el
reconocimiento de la animación como parte fundamental del cine, o casi. Ya
cuenta con el prestigio crítico aunque siga sin ser tenida en cuenta a la hora de entregar los grandes premios,
todavía relegada a ese Oscar propio tan estúpido como el de mejor película
extranjera. Para ello ha entrado en las
modas, consiguiendo Pixar tener un estatus similar al de HBO; cualquier cosa
que hace (o hacía) era una maravilla por obligación. Y todo esto ha provocado
un increíble aumento de las producciones, copando continuamente las salas.
Todo
ellos me hacía pensar que sería muy difícil elegir solamente unas pocas cintas
para esta lista, que este despertar de la animación que tuvo sus inicios en los
90 con el renacer de Disney (El rey león [1994], Aladdin [1992] o La bella y la bestia [1991]), la
aparición de Pixar con sus dos grandes obras maestras (Toy Story [1995] y Bichos [1998]) y la
entrada progresiva de los demás grandes estudios (con Dreamworks a la cabeza);
habría provocado una enorme cantidad de maravillas. Pero no es así, no he
tenido dudas a la hora de elaborar la lista, simplemente he tenido que filtrar
entre mayor número de películas.
Algunos
estarán hartos de las listas y pensaran que son una condenada tontería, pero
son una forma sencilla de ilustrar los gustos personales. Lógicamente, son
todas las que están para mí, pero no están todas las que son para vosotros. Y
eso sin contar toda la animación que no he visto.
Más
de uno se echará la manos a la cabeza al no ver entre las elegidas pelis
intocables como Up [2009], Wall-e [2008] o La novia cadáver [2005]. Para entrar en mi lista hay que
poseer una serie de características: no valen grandes planteamientos que se
desinflan (las dos primeras), ni brillantes ejercicios técnicos vacios (El
número 9 [2009]) ni insuflar aires adultos para luego caer en lo común (Los increíbles [2004]);
es necesaria una unión entre la animación y la narración, usar la técnica para
contar cosas inviables con la acción real y transportarnos a otros mundos. Sin
olvidar por supuesto de entretenernos.
Aclarar
que la lista no tiene puestos definidos, no soy capaz de ordenar las películas
sin querer cambiarlas al instante, solo tengo claro que las seis últimas si son
obras maestras. Y antes de empezar no quiero olvidarme de nombrar otras cintas
que se quedan a las puertas de entrar: desde el ritmo alocado y los miles de
detalles de cada fotogramas de Piratas [2012](la última obra de los genios de
Aardman), pasando por esa animación febril que sirve de expiación para un
tremendo drama personal en Vals con Bashir [2008], esa animación colorista de dos de
las cintas más divertidas de siglo como son Como entrenar a tu dragón [2010] y Ice Age [2002]o la aventura más esquizofrénica y surrealista en mucho tiempo, la
inclasificable obra de culto Pánico en la granja [2009], que hará feliz a todo aquel
que haya imaginado grandes hazañas con sus muñecos. Vamos a lo que estáis
esperando:
·
Las aventuras de
Tintín: el secreto del unicornio: [2011, Steven Spielberg] la única posibilidad de adaptar un cómic
eminentemente visual y de línea clara era mediante la animación. Y vaya si lo
consiguen Spieberg y Jackson dotando de puro movimiento cada escena. Para el
recuerdo la espectacular persecución en plano secuencia y la batalla naval,
momentos que la animación todavía no había alcanzado. Lástima la lucha final de
grúas.
·
Toy Story 3: [2010, Lee Unkrich] la
última gran película de Pixar, que entre hype, secuelas y películas fallidas
lleva varios años sin ofrecernos una obra maestra. Técnicamente exquisitos como
siempre ofrecen aquí un cierre digno para una de las mejores películas de la
historia del cine. Emoción y espectáculo de la mano con momentos brillantes.
·
El castillo
ambulante: [2004, Hayao Miyazaki] los verdaderos maestros de la animación, Studio Ghibli, dan rienda
suelta a su imaginación para ofrecer un espectáculo visual y sensorial nunca
visto antes. El pincel como símbolo de la libertad absoluta para transportarnos
a un mundo jamás soñado. Excesiva como suele ser habitual en los japoneses pero
de sentimientos puros. Solo debería verse en Blu-ray.
·
Tiana y el sapo: [2009, John Musker y Ron Clements] la última cinta clásica de Disney de la mano de los creadores de Aladdin.
Homenaje al Disney original con animación tenebrosa, una princesa como protagonista,
contagiosos números musicales y secundarios inolvidables. Elegante dibujo en
2D, consciente del presente y sin olvidar al público adulto. Todo lo contrario
a esa tontería insípida de Enredados (2010)
·
El valiente
Despereaux: [2008, Sam Fell y Robert Stevenhagen] pequeña, deliciosa y desconocida cinta que homenajea con corazón al
mundo de los cuentos. La animación más preciosista del siglo, más propia de la
pintura que del cine y con un gusto por el detalle exquisito. Simple y
valiente, una obra humanista llena de valores y con uso de la iluminación pocas
veces visto. Atención a las voces en versión original de esta secuela inconfesa
de La princesa prometida (1987)o La historia interminable (1984) ¡Caballerosidad, valentía y honor!
·
Buscando a Nemo: [2003, Andrew Stanton y Lee Unkrich] una cinta para todos los públicos en la que Pixar apuesta por la simpleza
argumental para ofrecernos vitalidad y amistad bajo el mar. Cuidado diseño de
los fondos para crear un mundo submarino lleno de vida y luminosidad. Prodigio
técnico para disfrutar relajado en el sofá. Pixar muestra su película más
infantil, no siempre lo complejo es lo más adecuado.
·
Rango: [2011, Gore Verbinski] la cinta animada
de mayor calidad técnica, pareces estar respirando el polvo del desierto y
sintiendo el sudor de los personajes. Personajes secundarios de una definición
sin parangón. Un argumento propio del western para disfrute de los adultos, sin
ninguna regla y con una unión modélica
entre narración y técnica solo rota en los últimos minutos. Un director de
acción real comprendiendo los mecanismos de la animación a la perfección. Una
persecución entre barrancos para el recuerdo y el protagonista más carismático.
¡Si hasta tiene tema propio!
·
Shrek: [2001, Andrew Adamson y Vicky Jenson] el
pistoletazo de salida para la explosión animada de la década. Un éxito de
público y crítica que abrió los ojos a mucha gente: la animación no tiene
porque ser infantil. Deconstrucción de los cuentos de hadas en una aventura
mágica llena de gags inolvidables. Técnicamente palidece ante los últimos
ejemplos pero narrativamente ya quisieran el 99% parecerse a ella.
·
El viaje de
Chihiro: [2001. Hayao Miyazaki] Hayao Miyazaki, el John Ford de la animación, ofrece su obra más
compleja, seria y profunda. Un ensayo sobre los miedos, la perdida de la
inocencia y el alma humana. Contiene toda su imaginación en una atmósfera hipnótica.
Del mismo año que Shrek, demostró que la animación tradicional no tiene rival y
que puede usarse para construir un discurso. Diseño de personajes inolvidables.
·
Los mundos de
Coraline: [2009, Henry Selick] posiblemente la cinta animada más pura de la década. El mago Henry
Selick utiliza todas las posibilidades de la animación stop-motion para lograr
un cuento oscuro, una pesadilla de aprendizaje que se cuela en nuestros sueños.
Una paleta de colores inviable en el mundo comercial para un tratado sobre la
infancia y sus temores que sigue la línea de la otra obra maestra del antiguo
hombre Disney: James y el melocotón gigante (1996)
Como
ven, diez películas de todos los estilos, temas y estilo de animación. Desde 3D
a animación tradicional pasando por stop-motion. Disney y Ghibli muestran su
supremacía dando cabida a Universal, Paramount o Dreamworks. Antes de terminar
debo hacer una mención honorífica para el mejor cortometraje del siglo, ganador
del Oscar y que demuestra un amor por la literatura digno de admiración. Un
resumen visual que se muestra por encima del inicio de Up: The fantastic flying
books of Mr. Morris Lessmore [2011, William Joyce y Brandon Oldenburg]
Con
esta lista se inicia una serie de ellas en el blog que culminaran con la
elección de la mejor película de lo que llevamos de milenio para los
integrantes de El día del espectador y todos los lectores que quieran
participar.

















.jpg)

.jpg)
