Archive for noviembre 2012

PETER JACKSON, LA PELÍCULA. Capítulo 1: sus primeros pasos

By : El día del Espectador

Néstor Sánchez
                                                                                       
Con motivo del inminente estreno, de lo que supondrá, la primera parte de la esperada trilogía del Hobbit; nosotros, desde “El día del espectador”, queremos hacerle un pequeño y modesto homenaje a uno de los mejores directores de nuestros tiempos. A través de 4 artículos, pretendemos hacer un recorrido a lo largo de su carrera, hablando de sus películas más características.

Yo, al ser el primero, hablaré sobre sus inicios. Para ello me basaré en dos de sus primeras películas, caracterizadas por un uso masivo del gore y lo desagradable. Estoy hablando de: “Mal gusto” (Bad Taste, 1987) y “Tu madre se ha comido a mi perro” (Braindead, 1992).  Estos dos films destacan por las cuantiosas cantidades de litros de sangre, vísceras y demás órganos en escena. Pero cabe decir, que Jackson no nació destrozando las tripas de su madre, como en “Braindead”, sino que tuvo una dulce infancia en Pukerua Bay, Nueva Zelanda. A la edad de 9 años vio una película decisiva en su vida, la cual, le confirmo sus ganas de ser un director de cine, King Kong, toda una coincidencia. A la medida que fue creciendo  fue realizando pequeñas obras independientes, las cuales se movieron por festivales. Su primer largometraje, reconocido, fue “Mal gusto”. Como anécdota decimos que lo grabó el mismo año en que se casó, ésto si que es amor al arte y a su mujer.




Ésta película nos cuenta como en una pequeña localidad costera, los habitantes ha sido secuestrados por un grupo de alienígenas con el fin de ser usados como carne para una restaurante de comida rápida intergaláctica. Pero no todo estará perdido, ya que, un grupo especial de agentes hará frente a está amenaza. Sabemos que es el primer largometraje, que lo hizo con sus amigos y que no tenía mucho presupuesto pero aun así estamos presentes ante una película que deja mucho que desear. Uno de los principales fallos del film es la simpleza de los planos, uso excesivo de planos cortos con el fin de no mostrar los fondos, y al tener estos dos fallos, pues era de esperar un montaje escueto y en ocasiones erróneo, donde uno se pierde con facilidad. Pero no todo es malo, en cuanto a la parte de maquillaje y efectos especiales asombra ver el nivel de detalle de los aliens, al igual, por muy asqueroso que nos parezca, de las vísceras.


Fueron pasando los años y Peter fue mejorando y puliendo sus técnicas y por su puesto su humor negro. Hasta que llego el año 1992, en el cual, gracias a su película Braindead, fue considerado un director de culto y comenzó a ser de renombre internacional. Debo mencionar, que entre estos dos films, dirigió otro llamado “El delirante mundo de los Feebles” (Meet the Feebles, 1990), lo nombramos, pero no hablamos de él, ya que no supuso un paso importante en su carrera. Volviendo a lo que nos incumbe, Braindead supuso un gran impulso para Peter, a partir de éste momento comenzará a alejarse de su característico humor negro y gore para acercarse a un cine más sentimental.



Braindead nos habla sobre como un hombre que aun vive con su madre, como si de Norman Bates se tratara, tiene que hacerse cargo y cuidar bajo su protección a un grupo de zombies. Claro está, que se le ira de las manos, y los últimos 30 minutos se convertirán en un fiesta de sangre y tripas, en la que Blade y sus amigos se la pasarían chachi. Aunque parezca un historia absurda y sin sentido, ésta va más allá. Nos habla sobre como un hombre tiene que hacerse con las rienda de su vida y enfrentarse a su mayores miedos, como son su dictatorial madre y las chicas, es un paso en su madurez y aprendizaje de la vida, envuelto en un mundo de zombies. Ya han pasado 5 años de la anterior, por lo tanto, se aprecia un mejor uso de la cámara, y un montaje más fluido y gratificante para los espectadores.


Como acabamos de ver sus comienzo fueron un tanto sangrientos y de “mal gusto”. Muchas personas se quedarán asombradas al conocer esta faceta desconocida de él. Es sorprendente el enorme salto que dio desde estas dos películas a lo que conformarán su filmografía. Claro está, que sus comienzos fueron modesto, poco presupuesto, con amigos, ayuda de los padres; pero hoy en día se le considera uno de los mejores directores de nuestros tiempos, ha hecho que vivamos aventuras, que volvamos a sentir pena por un gorila y que odiemos a nuestros vecinos pederastas. Esto es solo su comienzo, aun le queda mucha trayectoria, sigue así Peter.

CICLO SHYAMALAN: La fe de "Señales"

By : El día del Espectador

HIMAR R. AFONSO



La religión y la fe han sido temas recurrentes en la obra de M. Night Shyamalan, pero quizás sea Señales (Signs, 2002) la película en la que más ha profundizado al respecto. Tras los éxitos de El sexto sentido (The Six Sence, 1999) y El protegido (Unbreakable, 2000), el director criado en Filadelfia se embarcó en un proyecto de ciencia-ficción, el máximo exponente del género fantástico, para moverse en uno de los ámbitos que más ha desarrollado su ídolo Steven Spielberg. Shyamalan generó una historia fascinante que explora los límites de las creencias humanas y de la supervivencia interna, el sustento moral a través de la fe o a través del escepticismo.
Estos temas principales que desarrolla Señales se ven envueltos en una historia de extraterrestres hostiles que invaden la Tierra (tema homónimo de la ciencia-ficción) con una familia como protagonista, que para superar esta difícil prueba tendrá que hacer frente a la dura tragedia que ensombrece su alma. La familia la compone el ex reverendo Graham (emocionante Mel Gibson); su hermano menor Merryl (el Joaquin Phoenix de los buenos tiempos), un ex jugador de béisbol que iba para promesa pero que se quedó a medias; y los hijos de Graham, Morgan y Bo. La ausencia de una esposa/cuñada/madre representa el drama familiar del que hemos hablado: la mujer de Graham murió en un terrible accidente de coche. Así, la narración se articula a través de flash-backs en los que asistimos a esa fatídica noche que determinó muchos aspectos del presente ficticio, como el hecho de que Graham dejara la Iglesia (pérdida de la fe) o de que Merryl se fuera a vivir a la granja de su hermano (es destacable el elemento del accidente como conductor del drama del pasado, similar en muchos aspectos al que se narra en El protegido).

De esta manera, desde el principio se nos dan elementos que nos hacen percibir lo que está sufriendo esa familia y cómo gestiona su dolor cada miembro, y en la posición que lo tiene que hacer (Graham como padre de familia que debe sacar adelante al resto, Merryl como hermano que sufre por los suyos pero que está ahí para ayudar y debe mostrarse fuerte; o Morgan como el hermano protector de Bo); el trabajo de cada personaje es exquisito. Y es en este contexto en el que empiezan a aparecer por todo el mundo una serie de señales inscritas en huertos y tierras agrícolas, incluidas las de Graham. Poco a poco y a través de los medios de comunicación (otro elemento siempre fascinante en la ciencia-ficción) esta estancada familia irá lidiando con la situación, una situación que primero debe ser aceptada y que, segundo, requiere de fuerza para enfrentarse a ella. Y fuerza es lo que les falta. Poco a poco los protagonistas van evolucionando en el corto espacio de tiempo y el escenario principal, que será la casa, en el cual se desarrolla el relato.

Esta evolución tiene dos puntos de interés: en primer lugar, ver cómo poco a poco cada personaje va saliendo del pozo en el que está encerrado y va entendiendo su cometido dentro de la familia y en su propia vida; y en segundo lugar, el papel que cada uno juega en la historia, definiendo a través de su personalidad o de su carácter instrumentos que les ayudará a salvarse de la amenaza, como el pasado deportivo de Merryl, la relación de Graham con su mujer y su última conversación, las manías de Bo con el agua o el asma de Morgan. La manera en que todos estos elementos van encajando en la historia es magistral y el trabajo que Shyamalan hace en el género, impecable, moviéndose a la par en el drama familiar, destacando la escena de “la última cena” (con mensaje subliminal incluido) y en el cine de suspense (¡no terror!), todo envuelto en el paquete de la ciencia-ficción.

Es en este punto, quizás, en el que más evidente se hace la interesante propuesta del autor, en su exploración de los géneros y la utilidad que les encuentra a cada uno para hablar de los temas principales que busca, en un trabajo que confluye en los mismos términos que El sexto sentido y con un reparto tan bueno como el de su predecesora. Porque el trabajo de Mel Gibson, principalmente, es uno de sus más logrados a todos los niveles, con un personaje muy difícil de interpretar que saca distintas facetas en cada momento oportuno, de forma coherente y totalmente bien encajada en la estructura del relato; un relato que, además, tiene la sutileza y la sensibilidad de todas las historias de Shyamalan, consiguiendo dar su humor y su pincel infantil en cualquier tipo de drama.

 La resolución es emocionante y gratificante, dando sentido al recorrido circular del guión clásico, pero sin caer en la engorrosa falta de sutileza que hoy día se podría percibir en el Cine Clásico, en el que el protagonista proclama en el momento decisivo el aprendizaje que a interiorizado tras las experiencias vividas. Con un mensaje claramente religioso (de hecho hay una escena, quizás la más representativa, en la que ambos hermanos hablan de la fe, y donde Graham se muestra escéptico, para ver luego en diversas ocasiones, final incluido, cómo sigue creyendo), la película no parece buscar un posicionamiento ni entrar en polémicas al respecto, se trata de una elección que le permite encontrar un punto de partida desde el que trabajar, y el desarrollo jamás se corona tajante o categórico, ni si quiera en el momento (uno de los mejores de la película) en el que Graham le habla a Dios.


Así, Señales se convierte en un drama fantástico que sigue encontrando la tensión en el estilo formal lento y melódico de las obras de Shyamalan, con un guión muy elaborado, una premisa sencilla a través de la cual se generan diversas capas de drama, dándole una complejidad mucho mayor que la que promete su fachada. Sin presupuesto para efectos especiales, por suerte no hay interés mayor que el sufrimiento del presente y pasado de esta familia.

"Cabin in the Woods" (2011): La filosofía del terror

By : El día del Espectador

DIEGO REAL

La cabaña del bosque es una película que en un principio no me despertaba ningún tipo de interés. Poco a poco se creó cierto revuelo alrededor de la misma, pero seguí sin interesarme ya que no se por qué  me esperaba una película de terror típica con cierta sorpresita previsible que invitara a la reflexión. Al verla me di cuenta que era eso  y mucho más, de hecho, es una película que jugó desde su promoción a esto y la jugada le salió redonda.

Tras su paso por festivales andaba ansioso por verla en cines, aunque algo me decía que jamás la veríamos en salas en España, pues… ¡alegría! ¡Vértice Films la anunció para el 26 de Octubre! Hice un esfuerzo sobrehumano por no verla por internet y esperé paciente la fecha, pues bien, una semana antes anunciaron que no se estrenaría en cines y que pasaría directamente al “infierno” del mercado doméstico como otras joyas como The Raid o Tuck and Dale vs Evil. En otras palabras, a todos aquellos que queríamos verla en cine nos llamaron GILIPOLLAS a la cara. ¡Encima que la estrenaban tarde y mal vienen con estas! ¡Si hasta estaba ya en Blu-Ray vía importación!
Grandiosa The Raid
Comprendo que una película es complicada de distribuir y exhibir y más en un país como el nuestro, pero viendo la cantidad ingente de verdaderas mierdas que pueblan las carteleras, ¿por qué no se animarían con una película de MGM producida por Joss Whedon? Pues ni idea, pero vamos, los fans del fantástico y del terror ya estamos hartos del maltrato que sufrimos por parte de ciertas distribuidoras y lo más gracioso es que se sigan amparando en el tema de la piratería (¡cómo no!). Pues bien, enfadado con el mundo, la vi por internet y cómo me gustó la compraré desde el Reino Unido, más barata y con una edición que superara a la edición española (si es que sale alguna vez). ¿Es esto ser un pirata?¿El fan es el que está destruyendo al industria?

Pero entremos con la peli en sí, ¿qué coño es The Cabin in the Woods?  Pues es una pieza a estudiar sobre cine dentro de cine y sobre el ritual de un género tan esencial como el terror. Es un trabajo de filosofía sobre los esquemas de del horror en el cine y sobre nuestros miedos. Es una película inteligente y necesaria en estos tiempos en los que hay “pestes” de obras de cine dentro de cine y “pestes” de películas de terror que maltratan un género tan honesto como este.

 A partir de aquí destriparé en cierta medida  alguna que otra parte de La cabaña del bosque, así que no lo leas si no la has visto. O bueno, haz lo que quieras.

Pese a mis expectativas, me acerqué con cierta distancia a una película creada por tipos que han estado detrás de series como Ángel o Perdidos y películas como Monstruoso (recordemos que detrás está Joss Whedon y el director es Drew Goddard). 

El planteamiento es el siguiente: cinco jovenzuelos se vana pasar unos días a una cabaña abandonada, pero como siempre hay una maldición de por medio y todas las movidas de siempre. Pero, hay unos “científicos” que les observan…
Anne Hutchinson en accion

Verás la película y tras pasar varios minutos estarás engañado. Creerás que es la típica de terror con adolescentes que en realidad están siendo observados en una especie de reality, algo así como un Scream 4 o Halloween: Resurrection, pero después empiezas a reflexionar sobre cuáles son las verdaderas intenciones de los científicos: ¿extraterrestres?¿conspiración? ¿un reality asesino? Pues es todo eso y más.  Los científicos están salvando al mundo gracias a los sacrificios de los jóvenes. ¿¡QUÉ!? Pues sí.



En realidad esta organización liderada por un misterioso director (¡ATENCIÓN A QUIÉN ES ESTE DIRECTOR PORQUE OS VAIS A QUEDAR CON LAS PATAS VUELTAS!) son los que se encargan de controlar todos nuestros miedos para que se produzca el sacrificio que hay que realizar a los dioses. Os seguís sin enterar, ¿verdad? Aquí MI explicación:


La organización representa nada más y nada menos que a los creadores de cine de terror, ellos estudian que nos asusta y cuando y cuando deja de hacerlo se encargarán de realizar nuevas vías de escape para conseguir un propósito tan difícil como es el de que pasemos miedo.  Aquí la película se llena de ironía (la coña del cine de terror oriental con la típica niña fantasma) y de referencias metareferenciales a la cultura del terror y la fantasía (desde un cenobita hasta un unicornio asesino). La organización se encarga de que se produzca el sacrificio de un grupo de jóvenes cada cierto tiempo, estos jóvenes responden a los tópicos del cine de terror slasher: la puta, el deportista, el listo, el tonto y la virgen. Sin duda es un revival al cine de terror sincero, el que no tiene ínfulas, el que te acojona en ciertos momentos, en otros te excitas con alguna teta y sobre todo te lo pasas pipa viendo las muertes de estos pobres idiotas. 

Y es que queridos amigos, nosotros somos estos dioses (¡UNA PELÍCULA EN LA QUE TRATA A LOS FANS COMO DIOSES!). Nosotros somos los que nos emocionamos y disfrutamos con estas historias que piden volver a lo que un día fueron y deben olvidarse de ciertos desvíos que ya no resultan efectivos y es que el terror es un género que ha evolucionado, se le ha maltratado, pero que siempre estará ahí con la sana intención de hacérnoslo pasar bien a costa de hacernos sentir mal, y eso es más difícil que arrancarnos unas lagrimitas baratas a costa de un drama.
Resumen de la película en un fotograma
Termino con una perlita, un teaser del remake zombie de My Fair Lady:



INTO THE WEST: EL WESTERN TELEVISIVO CONTEMPORÁNEO

By : El día del Espectador
                                                                                                                                   HIMAR R. AFONSO

La adaptación a televisión de un género capital como el western comenzó temprano, en 1955, con La ley del revólver (Gunsmoke), de la CBS, en cuyo primer episodio el mismísimo John Wayne recomendaba ver la serie (lo mejor que pudieron conseguir los ejecutivos de la cadena, quienes le querían de protagonista). En sí, el propio género ha servido de plataforma para representar a la sociedad y la perspectiva que se tenía de ese periodo de la Historia (la leyenda del Oeste con John Ford o Howard Hawks, el desencanto y la violencia con Sergio Leone o Sam Peckinpah...).

Pero en el cine contemporáneo parece estar pasado de moda un género que, por otro lado, ha sido más que explotado. Son esporádicas relecturas del género las que vemos en cine, sea los remakes Valor de ley (True Grit, 2010), de los hermanos Coen, o El tren de las 3:10 (3:10 to Yuma, 2007), de James Mangold, o Enfrentados (Seraphim Falls, 2006), de David Von Ancken, obras que unas veces pierden totalmente el sentido del western y otras, renuevan el concepto. Más allá de esto, poco le queda que explorar en cine, o eso parece.

Sin embargo, en televisión han sido diversos los trabajos hechos al respecto con la revolución de la televisión norteamericana. Cabe destacar el planteamiento que propone la mini-serie de TNT y Dreamworks Television, Into the West (2005), seis capítulos que tratan de contarnos la historia de Estados Unidos a través de una familia y generación (los Wheeler) comenzando con la partida de colonos “hacia el Oeste” y llegando hasta casi finales del siglo XIX.

En principio, parecía prometedora la fusión de esta pareja de productoras: un canal por cable con producción propia y una de las “new majors”, diría yo, responsable además de grandes producciones televisivas como Hermanos de sangre (Band of Brothers, 2001) o The Pacific (2010).

El resultado es interesante, pero plantea diversos problemas desde su concepción. Resumir dos siglos de Historia americana en seis capítulos (de hora y media cada uno, eso sí), es querer abarcar demasiado. Aún así, la serie resuelve bastante notable el aspecto narrativo, ya que parte de un protagonista (dos en realidad, como veremos más tarde) que emigra y, a medida que avanzan las décadas, va cambiando el foco a parientes perdidos por el país y descendientes, buscando al final, apelar a una nostalgia procedente (encarnada por Jacob Wheeler y Amado por el Búfalo) pero excesivamente dramatizada.

Hay que destacar que la serie plantea dos historias básicas y paralelas, un protagonista indio y otro colono, de los cuales emanará el resto de historias. Todos los problemas del planteamiento se solventan con cierto ingenio y dando pie a buenas escenas, pero parece que esta vez, como otras tantas, la presencia de Dreamworks ha imperado en el relato.

Cuando hablamos de Dreamworks pensamos, evidentemente, en Steven Spielberg. Pero no podemos responsabilizar al director y productor del resultado formal de todas las producciones de su empresa, pues estamos hablando de un alto porcentaje del cine americano actual y buena de la televisión. Sin embargo, parece que los directores y responsables artísticos que trabajan con Dreamworks (Into the West es un caso evidente) se empeñan en emular al Spielberg de los ochenta, a su magia y su inocencia, algo que, aplicado a trabajos contemporáneos como este, resulta, en ocasiones (y lamento utilizar este concepto), cursi, extremadamente cursi.

Y no es que Spielberg fuera cursi en los ochenta (o ahora para algunos), sino que estos realizadores pretenden homenajearle constantemente con su estilo dramático, pero mal entendido. La serie se ve envuelta por una banda sonora maravillosa, de esas que recuerdan a John Williams, de esas que hacen innecesario el trabajo de los actores (menos mal, por otro lado...), crea escenas de melodrama que no te invitan a llorar, te obligan (hay que recalcar que la serie sí que tiene escenas muy logradas) y “pinta” todo el relato con el edulcorante del Spielberg más empalagoso, o mejor, de los imitadores sin categoría.

Es interesante comparar esta mini-serie con el trabajo que hizo Walter Hill para televisión, Los protectores (Broken Trail, 2006), formado por dos episodios, en los que se cuenta la historia de dos vaqueros, tío y sobrino (Robert Duvall y Thomas Haden Church), que mientras viajan con un centenar de caballos para venderlos, cae en sus manos cinco prostitutas chinas que iban a ser vendidas a un burdel y, por cosas de la vida, terminan protegiéndolas de quienes quieren hacerles daño. Es otro trabajo que muestra otros aspectos del western, de las diversas miradas que se le pueden dar. Aquí se cuenta con un reparto muy poderoso y, realmente, se deja a Duvall encarnar a ese viejo entrañable y paternal. Poco más hay que hacer. La mini-serie es bonita, es gratificante, y no alcanza ese “mundo feliz” que termina ofreciendo Into the West, e insistamos en esto: “mundo feliz” no quiere decir que todo sea maravilloso en el relato, pues trata temas muy dramáticos, desde las guerras y las familias destrozadas al exterminio de los indios y su adoctrinamiento; realmente la serie tiene mucho desarrollo. Pero siempre queda todo perfectamente resuelto, con un estilo formal sensacionalista y para (casi) todos los públicos (bochornoso recurso el que se utiliza para representar una matanza de indios, destruyendo fotos que se hicieron en las aldeas antes que mostrar el plano en el que se verían indios muriendo).

Contrasta totalmente con la serie de David Milch, Deadwood (2004); en esta serie se trabaja desde el inicio una premisa diferente: si Into the West condensó en seis episodios toda la Historia de la conquista del oeste, ampliando espacio y tiempo, Deadwood propone un espacio único, un pueblo sin ley, para contar la creación de la civilización norteamericana mediante sus personajes e historias.

No es la única diferencia. Deadwood es, formalmente, producto HBO. Desde el guión de Milch, con su talento para crear una “dialéctica del poder” (cuyo mayor exponente es el personaje Al Swearengen, interpretado por Ian McShane) como pocos en la televisión, al establecimiento de un estilo formal sin adornos, cortesía de Walter Hill nuevamente, director del piloto de la serie, el resultado es una unidad narrativa más sutil y más contemporánea.

Con todo, Into the West forma parte del elenco de trabajos que se han estado haciendo en torno al western, y es muy interesante. Principalmente, es destacable cómo consigue reflexionar sobre la imposibilidad de reconciliación entre los indios y los colonos, pese a los intentos que se hicieron a través de organizaciones gubernamentales y proyectos determinados. La mini-serie trabaja muy bien en esa frontera, en la idea de destruir un pueblo que aunque quisiera, no se adaptaría a la evidencia del cambio, cómo el progreso arrasa con la tradición, todo esto sin ignorar jamás la auténtica tragedia de los indios americanos.

El alto presupuesto utilizado (alrededor de 50 millones de dólares), que evidencia el rendimiento que se está buscando a la ficción televisiva, vuelve a estar, sin embargo, mal aprovechado, con escenas muy logradas contrastando con otras bastante cutres. Ni la presencia del omnipresente (por suerte) Timothy Van Patten mejora en este caso esas carencias de realización.


Un resultado extraño el de Dreamworks y TNT, que no llega a convencer pero que realmente tiene mucha temática que analizar. Es innegable que resulta interesante y lograda en ocasiones, pero demasiado irregular; con un discurso muy serio a veces, pero en otras propone una didáctica para niños totalmente innecesaria; no es fallida, pero se queda corta.


HOTEL TRANSILVANIA (2012), LA “FIRMA TARTAKOVSKY” Y EL “CASI” DE LA ANIMACIÓN

By : El día del Espectador

HIMAR R. AFONSO

La deconstrucción de los cuentos ha sido un tema recurrente en el cine de animación de la última década, con Shreck (2001) a la cabeza. Hotel Transilvania (Hotel Transylvania), de Genddy Tartakovsky (Samurai Jack, Las supernenas) plantea un giro de tuercas a la visión de los personajes clásicos de terror.
Hotel Transilvania es un lugar de descanso para monstruos, construido por Drácula, donde están liberados del acoso de los humanos, siempre dispuestos a quemarlos, guillotinarlos o clavarles una estaca. Frankenstein, el Hombre Invisible, el Yeti, la Momia… todos los personajes de terror que uno se pueda imaginar pasan sus vacaciones aquí, y no dan miedo, sino todo lo contrario.

Tras un interesante prólogo en el que vemos que Drácula tiene una hija pequeña, fruto de un amor que ya no está presente, entramos en ese hotel años después (muchos años) para introducirnos en un ritmo trepidante, de no parar, sin un segundo de descanso, en unos primeros veinte minutos de humor intenso.

A todas estas, es el 118 cumpleaños de Mavis, la hija adolescente de Drácula, quien le prometió que la dejaría salir a ver el mundo. Y aquí comienza el conflicto del relato, pues el drama de Drácula le impide dejar a su hija salir, por el peligro que pueda correr. Y el giro de la historia lo marca la llegada del primer ser humano al hotel, un joven adolescente que, a pesar de las trampas y dificultades que Drácula puso para llegar al hotel, él pudo hacerlo, parodiando además el cine de terror con frases del estilo de “¿quién no querría atravesar un bosque tenebroso y solitario?”.

Aquí, tras el nuevo cuento propuesto (los monstruos descansan en un hotel para monstruos), comienza la historia. En ella se planteará la dificultad de un amor prohibido entre un humano y una vampira, bajo la relectura del victimismo de los monstruos frente a la maldad y la incomprensión del Hombre. ¿Qué ocurre? Que este chico, Jonathan, es muy distinto de los humanos que recuerdan los monstruos (pues hace cientos de años que no tienen contacto con ellos). Aquí es donde emana el principal interés del filme junto a la ausencia de la figura materna, envuelto siempre con la combinación del humor absurdo y el inteligente, y con una estética de animación digital algo diferente a lo normal, pues el director traslada a su ópera prima el estilo de animación sencilla y de movimientos directos que practica con sus famosas series El laboratorio de Dexter (Dexter´s Laboratory, 1996), las antes citadas Las supernenas (The Powerpuff Girls, 1998) y Samurai Jack (2001) o Star Wars: Las guerras clon (Star Wars: Clone Wars, 2003).

El resultado es una película realmente divertida y que, en su revisión de los personajes de terror, adquiere en ocasiones un tono que quizás no sea para todo los públicos (aunque su exhibición en fechas de Halloween tumba esta tesis); aun así, es el camino que podía haber explotado, para otorgar a la animación el discurso en clave de humor que le correspondería. Sin embargo, una vez más, casi lo logra. La película termina, como buena parte del cine de animación, buscando la aceptación de los más pequeños, quedándose a medias entre el cine para adultos y el cine infantil, quedándose en “para todos los públicos”.

Geniales créditos finales con el dibujo animado más propio de Tartakovsky y un resultado muy divertido que vuelve a quedarse a las puertas del relato redondo. Destacable el personaje del Hombre Lobo como uno de los más logrados, en su papel de padre amargado que no consigue el respeto de sus hijos, y destacable también los números musicales de la película, dándole un aire juvenil por los estilos escogidos y volviendo a la constante parodia que tan bien funciona en el cine de animación. Muy buen debut de Tartakovsky en el cine.

Old Boy (2003): El no simbolismo y fiel representación de la vida de un chico mayor

By : El día del Espectador

NÉSTOR SÁNCHEZ

Lo primero de todo es felicitar a mis compañeros y amigos del blog, por superar las 10.000 visitas de la página. Sin ellos esto no sería un blog de cine, sino un lugar donde un loco de la vida escribe sobre películas. Gracias y felicidades.

Por ello, para celebrar este gran número de visitas que espero que siga creciendo, he decidido hablar de lo que para mi es la película por excelencia, mi película, mi filosofía de vida, mi amor platónico. OLD BOY. Con ello no quiero decir que sea la mejor película del mundo, ni de la historia, pero si una de las mejores y que más me ha calado. Ésta película la descubrí en un momento de mi vida donde todo era negro, donde el pesimismo devoraba a mi optimismo. La encontré por casualidad, sin querer; decidí alquilarla (sí, aun existían los videoclubs) y verla en mi soledad. Lo que me transmitió este film fue más allá de lo que te puede transmitir un película que te guste mucho, llego a mi corazón, a mi mente, y realizo un boceto de cómo veía yo la vida.  Me ha marcado tanto que tengo tatuado en mis costillas el título de la película, me define a la perfección, tan solo soy un chico mayor en vuelto en una realidad que no puedo controlar

Pero bueno, no quiero amargaros ni aburriros con mi vida y mi pensamiento, si queréis saber más de ella escribidme, aun que no os gustará. Pasaremos ahora a hablar de la película en si.

Está basada en un manga, con nombre homónimo, que causo furor en Japón a finales de la década de los 90. Llegó a conseguir premios a mejor manga, y tener una gran cantidad de buenas críticas. La historia contaba como un hombre era encerrado en una “prisión” durante 10 años sin motivo a alguno. Cuando es soltado solo tiene una idea en la cabeza, encontrar a su secuestrador y vengarse. A partir de este momento vivimos un historia trepidante y llena de sorpresas, acción, suspense… y demás sentimientos que te hacen quedarte enganchado leyendo el cómic. 

Pasaron los años, la gente se fue olvidando, hasta que llegó Park Chan-wook, o Chan-wook Park, como queráis. Este desconocido director surcoreano llevó a la gran pantalla la adaptación del manga, incluyéndola como segunda parte de su trilogía de la venganza. Antes de seguir aclarar que aunque sea un trilogía cada peli es independiente. Desde su estreno en 2003 ha cosechado un gran numero de premios, el más llamativo es el Gran Premio del Jurado de Cannes. Y no es para menos, la película en si es una demostración de sabiduría y amor al cine como pocos directores han sabido demostrarlo.

La historia es muy parecida al manga, su estructura esigual pero su resolución totalmente distinta, es más, llega a mejorar la trama. Si comparamos las dos historias, manga y película, definitivamente tiene más transfondo y encanto la segunda. Siendo, para mi, la mejor adaptación que se ha hecho. Pocas películas puede alardear de ser mejor que la base original. El director supo extraer la esencia del manga y plasmarla en imágenes en movimiento con una maestría excepcional.

La película nos muestra como un hombre borracho llama a su hija para felicitarla, pero de repente desaparece en la oscuridad de la noche. Oh Dae-Su despierta en una habitación con ciertas comodidades, sin saber porque está ahí, pasará 10 años de su vida encerrado. Al ser soltado, se encontrará inmerso en la realidad de esta nueva sociedad, que tanto ha cambiado, con una única idea, vengarse. A lo largo de las 2 horas del film presenciaremos como realiza la investigación de su secuestro, como fantasmas del pasado que había olvidado resurgen para acabar con su débil alma y como nuevos fantasmas del presente son creados para destrozar su vida desde hoy hasta el fin de sus días. Esta nueva historia, más oscura que la original, os dejara con la sangre helada y empezareis a comprender que la vida, aunque a veces bonita, puede resultar dañina cuando un descubre la verdad. No quiero que os deprimáis, ni os intentéis suicidar, solo intento mostraros lo que para mi, es  una muy buena representación de la vida en fotogramas. 

La película se va desarrollando con una autentica maestría de la colocación y el movimiento de la cámara, que fusionados con el perfecto guión y esas frases tan memorables, hace de esta un diamante en bruto, que gracias a la crítica ha sido elevada, pero aun no ha sido aceptada por el gran público. Algunas de estas frases que tanto definen a la película son: “Aunque no soy más que una bestia, ¿no tengo derecho a vivir?” o “Ríe, y el mundo reirá contigo. Llora, y llorarás solo”.

Para ir acabando deciros que tenéis que ver la película lo más rápido posible, no porque os vaya a cambiar la vida, sino porque Hollywood ya está haciendo el remake; miedo me da. Os dejo la primera fotografía del rodaje. Recemos todos juntos para que no la caguen. 

Y por otra parte, y ya si que acabamos, es que nuestro querido director Park Chan-wook ha sido contratado por USA para realizar su primera film americano, y conociendo el resto de su filmografía, creo que va a ser una muy buena película, que dará que hablar, aquí el trailer. 

Las 10 mejores películas de animación del siglo XXI

By : El día del Espectador


ÁLVARO TEJERO
 
Ha explotado la animación. La primera década del siglo XXI ha traído consigo el reconocimiento de la animación como parte fundamental del cine, o casi. Ya cuenta con el prestigio crítico aunque siga sin ser tenida en cuenta  a la hora de entregar los grandes premios, todavía relegada a ese Oscar propio tan estúpido como el de mejor película extranjera.  Para ello ha entrado en las modas, consiguiendo Pixar tener un estatus similar al de HBO; cualquier cosa que hace (o hacía) era una maravilla por obligación. Y todo esto ha provocado un increíble aumento de las producciones, copando continuamente las salas.


Todo ellos me hacía pensar que sería muy difícil elegir solamente unas pocas cintas para esta lista, que este despertar de la animación que tuvo sus inicios en los 90 con el renacer de Disney (El rey león [1994], Aladdin [1992] o La bella y la bestia [1991]), la aparición de Pixar con sus dos grandes obras maestras (Toy Story [1995] y Bichos [1998]) y la entrada progresiva de los demás grandes estudios (con Dreamworks a la cabeza); habría provocado una enorme cantidad de maravillas. Pero no es así, no he tenido dudas a la hora de elaborar la lista, simplemente he tenido que filtrar entre mayor número de películas.

Algunos estarán hartos de las listas y pensaran que son una condenada tontería, pero son una forma sencilla de ilustrar los gustos personales. Lógicamente, son todas las que están para mí, pero no están todas las que son para vosotros. Y eso sin contar toda la animación que no he visto.

Más de uno se echará la manos a la cabeza al no ver entre las elegidas pelis intocables como Up [2009], Wall-e [2008] o La novia cadáver [2005]. Para entrar en mi lista hay que poseer una serie de características: no valen grandes planteamientos que se desinflan (las dos primeras), ni brillantes ejercicios técnicos vacios (El número 9 [2009]) ni insuflar aires adultos para luego caer en lo común (Los increíbles [2004]); es necesaria una unión entre la animación y la narración, usar la técnica para contar cosas inviables con la acción real y transportarnos a otros mundos. Sin olvidar por supuesto de entretenernos.

Aclarar que la lista no tiene puestos definidos, no soy capaz de ordenar las películas sin querer cambiarlas al instante, solo tengo claro que las seis últimas si son obras maestras. Y antes de empezar no quiero olvidarme de nombrar otras cintas que se quedan a las puertas de entrar: desde el ritmo alocado y los miles de detalles de cada fotogramas de Piratas [2012](la última obra de los genios de Aardman), pasando por esa animación febril que sirve de expiación para un tremendo drama personal en Vals con Bashir [2008], esa animación colorista de dos de las cintas más divertidas de siglo como son Como entrenar a tu dragón [2010] y Ice Age [2002]o la aventura más esquizofrénica y surrealista en mucho tiempo, la inclasificable obra de culto Pánico en la granja [2009], que hará feliz a todo aquel que haya imaginado grandes hazañas con sus muñecos. Vamos a lo que estáis esperando:

·         Las aventuras de Tintín: el secreto del unicornio: [2011, Steven Spielberg] la única posibilidad de adaptar un cómic eminentemente visual y de línea clara era mediante la animación. Y vaya si lo consiguen Spieberg y Jackson dotando de puro movimiento cada escena. Para el recuerdo la espectacular persecución en plano secuencia y la batalla naval, momentos que la animación todavía no había alcanzado. Lástima la lucha final de grúas.

·         Toy Story 3: [2010, Lee Unkrich] la última gran película de Pixar, que entre hype, secuelas y películas fallidas lleva varios años sin ofrecernos una obra maestra. Técnicamente exquisitos como siempre ofrecen aquí un cierre digno para una de las mejores películas de la historia del cine. Emoción y espectáculo de la mano con momentos brillantes.

·         El castillo ambulante: [2004, Hayao Miyazaki] los verdaderos maestros de la animación, Studio Ghibli, dan rienda suelta a su imaginación para ofrecer un espectáculo visual y sensorial nunca visto antes. El pincel como símbolo de la libertad absoluta para transportarnos a un mundo jamás soñado. Excesiva como suele ser habitual en los japoneses pero de sentimientos puros. Solo debería verse en Blu-ray.

·         Tiana y el sapo: [2009, John Musker y Ron Clements] la última cinta clásica de Disney de la mano de los creadores de Aladdin. Homenaje al Disney original con animación tenebrosa, una princesa como protagonista, contagiosos números musicales y secundarios inolvidables. Elegante dibujo en 2D, consciente del presente y sin olvidar al público adulto. Todo lo contrario a esa tontería insípida de Enredados (2010)

·         El valiente Despereaux: [2008, Sam Fell y Robert Stevenhagen] pequeña, deliciosa y desconocida cinta que homenajea con corazón al mundo de los cuentos. La animación más preciosista del siglo, más propia de la pintura que del cine y con un gusto por el detalle exquisito. Simple y valiente, una obra humanista llena de valores y con uso de la iluminación pocas veces visto. Atención a las voces en versión original de esta secuela inconfesa de La princesa prometida (1987)o La historia interminable (1984) ¡Caballerosidad, valentía y honor!


·         Buscando a Nemo: [2003, Andrew Stanton y Lee Unkrich] una cinta para todos los públicos en la que Pixar apuesta por la simpleza argumental para ofrecernos vitalidad y amistad bajo el mar. Cuidado diseño de los fondos para crear un mundo submarino lleno de vida y luminosidad. Prodigio técnico para disfrutar relajado en el sofá. Pixar muestra su película más infantil, no siempre lo complejo es lo más adecuado.

·         Rango: [2011, Gore Verbinski] la cinta animada de mayor calidad técnica, pareces estar respirando el polvo del desierto y sintiendo el sudor de los personajes. Personajes secundarios de una definición sin parangón. Un argumento propio del western para disfrute de los adultos, sin ninguna regla  y con una unión modélica entre narración y técnica solo rota en los últimos minutos. Un director de acción real comprendiendo los mecanismos de la animación a la perfección. Una persecución entre barrancos para el recuerdo y el protagonista más carismático. ¡Si hasta tiene tema propio!

·         Shrek: [2001, Andrew Adamson y Vicky Jenson] el pistoletazo de salida para la explosión animada de la década. Un éxito de público y crítica que abrió los ojos a mucha gente: la animación no tiene porque ser infantil. Deconstrucción de los cuentos de hadas en una aventura mágica llena de gags inolvidables. Técnicamente palidece ante los últimos ejemplos pero narrativamente ya quisieran el 99% parecerse a ella.

·         El viaje de Chihiro: [2001. Hayao Miyazaki] Hayao Miyazaki, el John Ford de la animación, ofrece su obra más compleja, seria y profunda. Un ensayo sobre los miedos, la perdida de la inocencia y el alma humana. Contiene toda su imaginación en una atmósfera hipnótica. Del mismo año que Shrek, demostró que la animación tradicional no tiene rival y que puede usarse para construir un discurso. Diseño de personajes inolvidables.

·         Los mundos de Coraline: [2009, Henry Selick] posiblemente la cinta animada más pura de la década. El mago Henry Selick utiliza todas las posibilidades de la animación stop-motion para lograr un cuento oscuro, una pesadilla de aprendizaje que se cuela en nuestros sueños. Una paleta de colores inviable en el mundo comercial para un tratado sobre la infancia y sus temores que sigue la línea de la otra obra maestra del antiguo hombre Disney: James y el melocotón gigante (1996)


Como ven, diez películas de todos los estilos, temas y estilo de animación. Desde 3D a animación tradicional pasando por stop-motion. Disney y Ghibli muestran su supremacía dando cabida a Universal, Paramount o Dreamworks. Antes de terminar debo hacer una mención honorífica para el mejor cortometraje del siglo, ganador del Oscar y que demuestra un amor por la literatura digno de admiración. Un resumen visual que se muestra por encima del inicio de Up: The fantastic flying books of Mr. Morris Lessmore [2011, William Joyce y Brandon Oldenburg]


Con esta lista se inicia una serie de ellas en el blog que culminaran con la elección de la mejor película de lo que llevamos de milenio para los integrantes de El día del espectador y todos los lectores que quieran participar.

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