Posted by : El día del Espectador noviembre 06, 2013


DIEGO REAL


Comenzaré mi particular reflexión sobre esta película haciendo una de las cosas que mejor se me da hacer: criticar. Mi tirón de orejas se lo lleva la organización del 18º festival Internacional de cine lésbico gai y transexual de Madrid, a la cual le mandé mi formulario pertinentemente relleno para conseguir una acreditación y me dieron el silencio por respuesta. No digo que me la den, pero que menos que por respeto a un medio interesado en su festival responderle de la manera que sea. Esta situación, tristemente, se da a menudo (me pasó exactamente lo mismo en la premiere de Grand Piano), organizadores que prefieren el famoseo y el petardeo que un blog, por pequeño que sea, que habla de CINE. Aunque, quién sabe, quizás Mario Vaquerizo (invitado VIP en el festival) pueda aportar más a la crítica audiovisual que este blog. Sin calentarme más, pasemos a este fascinante documental.

La película, de  2013, está dirigida por Jeffrey Schwarz la cual ya se ha dejado ver en varios documentales, quizás el más recordado y entrañable por guiño a su protagonista, fue el Maryland Film Fesival, y ha ganado el premio a Mejor Documental en el Long Beach QFilm Festival 2013. Comenatr que el director no es nuevo en este terreno del documental sobre cine  ya que tiene otras obras como Imaginando Desafío Total, Blonde Poison (sobre Instinto Básico) o Misterios del amor (sobre Terciopelo Azul).

El film narra, como no, la vida del GRAN (en todos los sentidos) Harris Glenn Milstead y su alter ego, Divine. Cómo una creación de este tipo le sirvió para hacer de todas las imperfecciones, un ser perfecto y exagerado, uno de los mejores personajes de los últimos tiempos. Su descubrimiento por parte de John Waters, sus problemas con su familia, su salto a la fama, su carrera musical…Una película sobre la construcción de un icono necesario que perdurará para siempre te guste o no Divine.

El documental es tremendamente 
divertido y no cae en la lágrima fácil como nos tienen acostumbrados otras obras de similar índole. Así, se trata el tema del acoso que sufrió siendo un niño, sus problemas de identidad sexual o su adicción a la comida sin señalarle como una víctima, sino como un ejemplo de superación y como alguien se toma la vida con humor. Divine es una leyenda, un ejemplo de superación, una musa de los marginados (y no tan marginados), alguien que supo hacer de la repugnancia una particular forma de glamour. La gente, tristemente, encasilló a Glenn como el drag que se comió una mierda de perro en Pink Flamingos (para mi una de las escenas más poderosas de la Historia del cine) y los problemas que les supuso de encasillamiento. Su creación era tan perfecta que se comió a la persona pero lo que no supieron apreciar es que Divine era un personaje y la riqueza de un actor viene precisamente cuando ves que el personaje tiene vida. Y Divine tenía demasiada, tanta que la generación que la disfrutó se perdió a la persona que estaba detrás, un tipo trabajador, entrañable y de gran corazón.

Cada entrevista sorprenderá más que la anterior tanto por los peculiares personajes como por su variedad: John Waters, Mink Stole, su madre, su antigua novia, peculiares transformistas…En este apartado quiero destacar el bello fragmento en el que se recuerda la escena del beso entre Divine y Tab Hunter, uno de sus iconos sexuales, en Polyester (John Waters, 1981). Todos recuerdan como Glenn estaba totalmente nervioso y como un actor como Tab trato a esta diva a cualquier otra de las actrices míticas con las que trabajó.

Divine, lamentablemente, falleció cuando la audiencia mayoritaria lo estaba conociendo y, tras mucho intentarlo, iba a dar el salto a la pequeña pantalla como personaje regular en Matrimonio con hijos. Es triste, sí, pero quizás el gran público no estaba preparado para asimilar la genialidad de un actor de la categoría de Harris Glenn Milstead.

Hay un gran tópico sobre los documentales sobre personajes de este tipo y es que te guste
por el carisma del protagonista y que esto eclipse una la realización simplona, pues bien, este no es el caso. No solo está narrado de manera tremendamente entretenida pasando de la entrevista a pequeñas piezas de animación, además hay que aplaudir el trabajo de documentación que nos muestra desde las primeras grabaciones de Glenn con John Waters, actuaciones inéditas o fotografías impactantes. Además el montaje crea en muchas ocasiones, dobles sentidos que hacen que te partas de risa como por ejemplo los testimonios de la afición de Glenn a la marihuana con imágenes de él con caras extrañas.

Un documental que desde aquí pido una distribución en condiciones, soñar es gratis. Por último, solo añadir…

¡GRACIAS DIVINE! ¡TE ESTAREMOS ETERNAMENTE AGRADECIDOS!

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