Posted by : El día del Espectador octubre 18, 2013

HUGO MUGNAI
Es evidente que hoy día casi todo el cine que llega a las pantallas es cine de aventuras; espectáculo y entretenimiento. Pero si bien pudiera parecer que este tipo de afirmaciones lo convierten en algo banal y fácil, lo cierto es que narrar una aventura que interese al espectador y le haga sentir cierta empatía por la situación de los personajes es algo complejo y que no encontramos con la asiduidad que quisiéramos. Por eso debemos apreciar en su justa medida el estreno de films como Capitán Phillips, el último proyecto del británico Paul Greengrass.
Y es que esa es, sin lugar a dudas, la principal característica del director de Green Zone: Distrito Protegido (2010), su capacidad para contar historias llenas de acción, logrando transmitir tensión en cada una de sus escenas más allá del contenido de la historia, como ya demostró en sus dos entregas de la saga Bourne. Para ello, Greengrass elige en Capitán Phillips una realización basada en la cámara en mano, en la que el plano se tambalea conforme la tensión crece, aumentando la sensación de angustia.
Los piratas somalíes, pescadores convertidos en secuestradores
El film narra la historia de Richard Phillips, un capitán de barco americano al que se le asigna tripular un carguero alrededor del cuerno de África al mando de una tripulación completamente nueva. El problema surge cuando el barco pasa cerca de la costa de Somalia, una de las zonas negras para la navegación por su constante riesgo de piratería. El carguero no consigue evitar el ataque de un grupo de piratas somalíes, que logran acceder a la nave, secuestrando a la tripulación. Una historia basada en hechos reales que bien podría recordarnos al secuestro del Alakrana, el pesquero español capturado en 2009 cerca de las costas somalíes (aunque la reacción del gobierno español en ese caso fuera muy diferente de la del americano en éste).
Tom Hanks carga con el peso de la historia
Quizá el mayor defecto del film sea la falta de desarrollo y evolución de su personaje principal, el propio Richard Phillips (Tom Hanks), que se nos presenta de forma brusca y sin preámbulos, pero el director logra hacer de ello una virtud poniendo casi todo el peso del film sobre los hombros de Tom Hanks, un actor con letras mayúsculas. Y es que nadie puede negar la capacidad interpretativa del que fuera entre otros el náufrago más famoso del cine, pues hace mucho que Tom Hanks se erigió como uno de los actores con más capacidad para emocionar al espectador de todo Hollywood, combinando tanto películas olvidables -como El Código Da Vinci  (Ron Howard, 2006), o Ángeles y Demonios (Ron Howard, 2009)- con verdaderos hitos del cine -como Philadelphia (Jonathan Demme, 1993) o Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994)-. Así, en Capitán Phillips, Hanks logra darle complejidad a su personaje, aportándole un magnetismo que eclipsa (especialmente durante la última media hora) al resto del cast, en lo que es una clase magistral de interpretación.
Greengrass sabe darle tensión a sus films
Así, Capitán Phillips se presenta como una película de aventuras, sí, pero de aventuras bien contadas, con una dirección que cumple con creces, un guión bien estructurado y un protagonista que lleva el peso de la acción con solvencia. Además el film no deja de lado el aspecto social -y logra evitar (por poco) ese patriotismo americano que podría estropear la historia- incluyendo diálogos en los que podemos llegar a entender la situación de los piratas somalíes, dándole una dimensión más compleja a la película. Por todo ello, no dudamos en recomendar Capitán Phillips a todo aquel que aún crea en un cine de entretenimiento bien fundado.
NOTA: 6’5


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