Posted by : El día del Espectador agosto 27, 2013

HIMAR R. AFONSO


En la edición de los Premios Emmy 2013, que se celebrará el próximo 22 de septiembre, encontramos en la categoría de “Miniserie o telefilme” un objeto inusual e interesante: Top of the Lake, siete episodios en los que seguiremos la investigación de la detective Robin (Elisabeth Moss), que pretende descubrir quién ha dejado embarazada a Tui, la hija de un jefe de la droga local que ha desaparecido.

Al y Robin, una pareja obligada a entenderse
Se trata de una coproducción entre Australia y Reino Unido, aunque destaca la firma de Sundance Channel y (en la misma línea) la presencia de Jane Campion como responsable de la miniserie. El resultado es un relato complejo y extraño, planteado desde la estructura del cine noir, recordando por momentos a The Killing, pero con múltiples elementos aislados de la línea argumental y con funciones de dudosa relevancia narrativa. Elementos claves en la identidad de la serie como el grupo de mujeres afincadas a la orilla del lago, buscando su propia felicidad e independencia, y a quienes acudirán numerosos personajes en distintos momentos y diferentes situaciones. Realmente no cambiaría nada si esas mujeres y su líder espiritual, GJ, no estuviesen. Pero aun así, están muy presentes durante la historia, lo cual deja traslucir un propósito de proteger a toda costa una presencia importante –independientemente de su relevancia- de la mujer, digamos, en términos generales. Quizás tenga que ver con el embarazo de una niña desamparada o con el turbio pasado de la protagonista. La necesidad de exponer (que no denunciar) la desprotección de las mujeres en una tierra de hombres, de trabajo físico y de cierto aislamiento del mundo. Entre esas montañas, a la orilla del lago, poco hay que no se sepa entre ellos y difícil es entrar en ese circuito de secretos. El pasado que ata a Robin a ese lugar le ayudará a encontrar la verdad.
GJ, la líder espiritual
Más allá del elemento femenino, que como hemos comentado, responde más a una condición identificadora de la serie, a su ADN, que a relevancia narrativa, hay más cuestiones que convierten Top of the Lake en una rareza. Los personajes son, simplemente, raros. Su incoherencia no puede ser más coherente dentro de esas inusuales situaciones que experimentan o en su forma de vida. Dentro de la angustia interiorizada de Robin (formidable papel de Moss), quizás el personaje más lógico en sus circunstancias, vemos las frustraciones de una vida truncada, pero en el resto de personajes se intuye verdadera locura… A parte de Matt, el más evidente, existe una especie de trauma generalizado que tiene que ver con el hábitat, con esas misteriosas montañas, que hacen que los personajes actúen a menudo de forma impulsiva, y, francamente, impertinente. Exaltaciones espontáneas por rencores o emociones revueltas que generan cambios de situación drásticos y que descolocan a todos los niveles, abriendo subtramas que luego no se resuelven.

Los huesos no mienten
Todo ello pincelado con una estética alucinógena, aprovechando la doble característica del paisaje: por un lado, la majestuosidad de las montañas, del lago, lo imperial de la Naturaleza; por el otro, la frialdad que inspira, el misterio que evoca. Esto se refleja con una puesta en escena sencilla, con cámara al hombro a menudo y planteamientos minimalistas, pero sin renunciar a los gloriosos planos que muestran todo el esplendor de ese pequeño paraíso, siendo lo más emocionante de la serie: la relación que consigue con el entorno y su forma de emocionar con la más pura belleza de la tierra. Más que sus personajes, esa relación de amor/odio que mantiene con el lugar, con sus recuerdos y su convivencia.

Con Top of the Lake surge la necesidad de conocer el desenlace, de descubrir si todos los elementos ofrecidos encuentran un punto de conexión, pero no lo encuentran. Desde la búsqueda de la vida en la aparentemente inexplicable despedida de GJ y su “escucha” ante el llanto de un bebé, la flagelación de Matt arrodillado y desnudo ante la tumba de su madre o los huesos colgando en la habitación de Jamie… o ese final. Por momentos se necesita buscar una conexión a los distintos elementos del relato, para encontrar un sentido a todo lo que se cuenta, a todo lo que pasa. Pero quizás, el secreto del planteamiento de Top of the Lake, esa rareza, sea que no hay tal conexión, que todos se agarran a una tierra que no tomará partido en sus batallas.

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