Posted by : El día del Espectador abril 16, 2013


ADRIÁN GONZÁLEZ



Hay algo intrínsecamente mágico a la hora de crear universos ficticios partiendo de la nada. Entiéndase que esa nada, no es realmente tal, pues incluso la vertiente más personal de nuestra imaginación bebe de la cultura en la que nos desarrollamos y en el arte que conocemos. Pero aun así, cuando creamos esos universos y esos mundos, y participamos en ellos, surge en nosotros cierta sensación de pertenencia. Quizás por eso el género de la animación está tan de moda últimamente. Porque de algún modo u otro, ya sea por edad o nostalgia, nos sumergimos en esos mundos maravillosos creados por la mano de un puñado de artistas privilegiados, y recordamos y vivimos momentos que de otro modo no serían posibles.

Aun así, para sumergirse en el género de la animación hay que ponerse el “bañador”, y no todo el mundo está dispuesto a hacerlo. El gran estigma de este género es la relación inamovible que se ha establecido entre la animación y el público infantil. No es algo casual tampoco, porque el cine de animación ha tenido épocas de una infantilidad alarmante, que han logrado extender la falsa idea de que, en este caso, la forma da significado al contenido. Sin embargo, estaríamos cometiendo un error si generalizáramos este problema, porque si bien es cierto que el cine de animación occidental ha sufrido esta lacra, en zonas orientales como Japón y Corea, la animación siempre ha ocupado una posición privilegiada.

La importancia del manga como expresión artística y como medio para todo tipo de público y de edades, ha concedido un estatus muy remarcable al cine de animación. Si durante los últimos años hemos asistido a una progresiva maduración de este género en occidente, la realidad es que en Japón ya contaban con una filmografía abiertamente adulta dentro de este tipo de cine. Y posiblemente uno de los mayores referentes entre todas estas películas sea “La Tumba de las Luciérnagas”.

La Tumba de las Luciérnagas representa el periodo inicial del estudio de animación más famoso de Japón, Studio Ghibli, y es la primera película de Isao Takahata, cofundador del mismo estudio junto con el archiconocido Miyazaki. Su estilo “realista” y su temática, tan alejadas de la línea artística del estudio, la han convertido en una especie de “rara avis” fuertemente descontextualizada. Los pocos occidentales que conozcan Studio Ghibli tendrán como referencia films más modernos como El Viaje de Chihiro, y una ínfima parte de ellos conocerán “La Tumba de las Luciérnagas”. Lo cual es terriblemente injusto porque, digámoslo ya, La Tumba de las Luciérnagas es posiblemente la mejor película que se ha hecho en Studio Ghibli, y eso, caballeros, son palabras mayores.


Pocas veces en la historia del cine se ha visto una película antibelicista más humana. La Tumba de las Luciérnagas tiene una facultad especialmente brillante: pese a estar ambientada en la Segunda Guerra Mundial, (un escenario perfecto para dar rienda suelta al efectismo más espectacular), la trama se ciñe a un nivel extremadamente íntimo a sus dos protagonistas, dos hermanos que luchan por vivir.

No encontrarán escenas de batallas, no escucharéis discursos maniqueos y manipuladores, no se hablará de bandos, ni tan siquiera de guerra; en La Tumba de las Luciérnagas se habla de esa comida diaria que escasea, de enfermedades,  de la añoranza ante la pérdida de un ser querido, de la impotencia al no poder cuidar convenientemente a tu hermana pequeña. En definitiva, no se habla de soldados, se habla de inocentes.

Y la jugada sale perfecta, porque como film antibelicista que es, te das cuenta de algo que en películas afamadas como Salvar al Soldado Ryan, La Chaqueta Metálica, Platoon, etc, no está tan claro: que la guerra es un sinsentido absoluto, independientemente del conflicto que sea. Si el espectador sabe que le están hablando de la Segunda Guerra Mundial, no es porque se exprese explícitamente, sino por nuestros conocimientos de la historia moderna. Takahata no habla nunca del conflicto, ¿qué importa qué bando está ganando? ¿qué importan las batallas? Lo que importa realmente es que hay dos niños (y un pueblo), que están perdiendo la vivienda, la riqueza, la infancia, la vida…

Takahata logra todo ello al dar un protagonismo total y absoluto a sus dos protagonistas: Seita, un chico de 14 años, y su hermana Setsuko de 5. Es sobre ésta última sobre la que se construye la historia, y la que hace avanzar la trama; y como tal, es el verdadero elemento antibelicista de la película, pues ¿cómo le explicas a una niña de 5 años una guerra que por propia naturaleza es absurda? No hay manera, lo único que Seita puede hacer, es procurarla una infancia, una vida en medio de la hecatombe.

Es posible que el lector, llegado a este punto, piense que está ante una película que abusará de la llamada “lágrima fácil”. Nada más lejos de la realidad: durante buena parte del film asistimos a momentos verdaderamente divertidos y entrañables entre los dos hermanos, que construyen una especie de paraíso alejado de esa guerra sinsentido. El drama se construye sobre un espectador, que a diferencia de Setsuko, y en menor medida Seita, conoce la tragedia que subyace bajo la soledad de estos dos hermanos. Lo emocional no se expone de forma explícita, sino de una manera absolutamente implícita, sin necesidad de explicaciones o discursos vacíos; dejando que las risas se transformen en lágrimas.


Se habrán dado cuenta que no he hablado en ningún momento de la animación desde un punto de vista estético o técnico. Ni siquiera he hecho una referencia al apartado estilístico de la película. No quiero hacerlo, realmente. No quiero remarcar el hecho de que sea o no una película de animación, y estigmatizarla en el proceso. Da absolutamente igual. Si hay algo que tiene el cine (como arte), la historia (como cultura) y el drama (como sentimiento), es que son elementos comunes a todos. No importa cómo se nos trasmitan: su significado va más allá de la forma.

Y al final de La Tumba de las Luciérnagas, seas o no seguidor del género de la animación, te encontrarás aplaudiendo una película que transmite más humanidad y sentimiento que muchas de las películas que se ponen a sí mismas el cartel de “films antibelicistas”. Y todo ello sin echar mano de escenas de guerra, sin mostrar soldados cercenados, o maltratos en barracones. Takahata no necesita estos recursos: le basta con poner a una niña maravillada ante la luz de un grupo de luciérnagas, en medio de una noche sin fin.  

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  1. Muy bonito comentario de una película maravillosa. Coincido en que es de las mejores del estudio, junto a El viaje de Chihiro (aunque, realmente, no son comparables). Un saludo.

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    1. Gracias por el cumplido Juan. La verdad es que es difícil (a la vez que un tanto inútil) quedarse con alguno. Son las dos grandes películas

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  2. De los mejores comentarios/reseña/crítica/soltar-palabras-con-algún-sentido xD que he leído nunca sobre 'La tumba de las luciérnagas' (y he leído unas cuantas). Enhorabuena!

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    1. Muchísimas gracias!!! Viniendo de parte de un experto en Ghibli me enorgullece. Saludos!

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  3. Muy buena tu critica.La película es una maravilla y opino lo mismo que tú, no es una película que use artificios ni manipulaciones emocionales básicas o efectistas(como suele ocurrir con muchas películas de índole anti-bélica).Es una película intimista,cercana,esa es su maravilla y preciosidad.Para mi es una de las mejores películas animadas. He escuchado de gente decir que esta no es una de las mejores películas de Ghibli, solo por el hecho de que es "realista" y no ambientada"en mundos fantásticos" ,pues creo que no pueden estar mas lejos de la realidad,porque no se dan cuenta que están ante una de las películas de animación mas "humanas" que se han hecho.

    Para finalizar la animación (movimientos, estética,apartado artístico)es excelente,,como siempre lo demuestra la calidad Ghibli.

    Un Saludo

    P.D:Me encantan caso todas las películas de Ghibli a todo esto XD

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    1. Gracias por el comentario! La clave está en la humanidad, tal como dices. Intentaremos hablar de más películas del gran Studio Ghibli.

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  4. Una de esas películas que, cuando termina, todo el mundo se queda en silencio durante unos minutos. Maravillosa y dura como pocas.

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  5. Que buen review en pocas lineas se describe esta gran pelicula, un obra maestra sin duda, con una mensaje claro y directo sobre las funestas consecuencias que la guerra trae sobre los mas inocentes, la mejor en mi opinión de ghibli saludos y gracias.

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  6. Me encantó tu crítica, reflejaste mi opinión. Acabo de ver la película y es extraordinaria.

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    1. Me alegro de que te gustase. Es una película que te llega al alma

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