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- CICLO SHYAMALAN: La fe de "Señales"
Posted by : El día del Espectador
noviembre 23, 2012
HIMAR R. AFONSO
La religión y la fe han
sido temas recurrentes en la obra de M. Night Shyamalan, pero quizás
sea Señales (Signs, 2002) la película en la que más ha
profundizado al respecto. Tras los éxitos de El sexto sentido
(The Six Sence, 1999) y El protegido (Unbreakable, 2000), el
director criado en Filadelfia se embarcó en un proyecto de
ciencia-ficción, el máximo exponente del género fantástico, para
moverse en uno de los ámbitos que más ha desarrollado su ídolo
Steven Spielberg. Shyamalan generó una historia fascinante que
explora los límites de las creencias humanas y de la supervivencia
interna, el sustento moral a través de la fe o a través del
escepticismo.
Estos temas principales
que desarrolla Señales se ven envueltos en una historia de
extraterrestres hostiles que invaden la Tierra (tema homónimo de la
ciencia-ficción) con una familia como protagonista, que para superar
esta difícil prueba tendrá que hacer frente a la dura tragedia que
ensombrece su alma. La familia la compone el ex reverendo Graham
(emocionante Mel Gibson); su hermano menor Merryl (el Joaquin Phoenix
de los buenos tiempos), un ex jugador de béisbol que iba para
promesa pero que se quedó a medias; y los hijos de Graham, Morgan y
Bo. La ausencia de una esposa/cuñada/madre representa el drama
familiar del que hemos hablado: la mujer de Graham murió en un
terrible accidente de coche. Así, la narración se articula a través
de flash-backs en los que asistimos a esa fatídica noche que
determinó muchos aspectos del presente ficticio, como el hecho de
que Graham dejara la Iglesia (pérdida de la fe) o de que Merryl se
fuera a vivir a la granja de su hermano (es destacable el elemento
del accidente como conductor del drama del pasado, similar en muchos
aspectos al que se narra en El protegido).
De esta manera, desde el
principio se nos dan elementos que nos hacen percibir lo que está
sufriendo esa familia y cómo gestiona su dolor cada miembro, y en la
posición que lo tiene que hacer (Graham como padre de familia que
debe sacar adelante al resto, Merryl como hermano que sufre por los
suyos pero que está ahí para ayudar y debe mostrarse fuerte; o
Morgan como el hermano protector de Bo); el trabajo de cada personaje
es exquisito. Y es en este contexto en el que empiezan a aparecer por
todo el mundo una serie de señales inscritas en huertos y tierras
agrícolas, incluidas las de Graham. Poco a poco y a través de los
medios de comunicación (otro elemento siempre fascinante en la
ciencia-ficción) esta estancada familia irá lidiando con la
situación, una situación que primero debe ser aceptada y que,
segundo, requiere de fuerza para enfrentarse a ella. Y fuerza es lo
que les falta. Poco a poco los protagonistas van evolucionando en el
corto espacio de tiempo y el escenario principal, que será la casa,
en el cual se desarrolla el relato.
Esta evolución tiene dos
puntos de interés: en primer lugar, ver cómo poco a poco cada
personaje va saliendo del pozo en el que está encerrado y va
entendiendo su cometido dentro de la familia y en su propia vida; y
en segundo lugar, el papel que cada uno juega en la historia,
definiendo a través de su personalidad o de su carácter
instrumentos que les ayudará a salvarse de la amenaza, como el
pasado deportivo de Merryl, la relación de Graham con su mujer y su
última conversación, las manías de Bo con el agua o el asma de
Morgan. La manera en que todos estos elementos van encajando en la
historia es magistral y el trabajo que Shyamalan hace en el género,
impecable, moviéndose a la par en el drama familiar, destacando la
escena de “la última cena” (con mensaje subliminal incluido) y
en el cine de suspense (¡no terror!), todo envuelto en el paquete de
la ciencia-ficción.
Es en este punto, quizás,
en el que más evidente se hace la interesante propuesta del autor,
en su exploración de los géneros y la utilidad que les encuentra a
cada uno para hablar de los temas principales que busca, en un
trabajo que confluye en los mismos términos que El sexto sentido
y con un reparto tan bueno como el de su predecesora. Porque el
trabajo de Mel Gibson, principalmente, es uno de sus más logrados a
todos los niveles, con un personaje muy difícil de interpretar que
saca distintas facetas en cada momento oportuno, de forma coherente y
totalmente bien encajada en la estructura del relato; un relato que,
además, tiene la sutileza y la sensibilidad de todas las historias
de Shyamalan, consiguiendo dar su humor y su pincel infantil en
cualquier tipo de drama.
La resolución es emocionante y gratificante, dando sentido al recorrido circular del guión clásico, pero sin caer en la engorrosa falta de sutileza que hoy día se podría percibir en el Cine Clásico, en el que el protagonista proclama en el momento decisivo el aprendizaje que a interiorizado tras las experiencias vividas. Con un mensaje claramente religioso (de hecho hay una escena, quizás la más representativa, en la que ambos hermanos hablan de la fe, y donde Graham se muestra escéptico, para ver luego en diversas ocasiones, final incluido, cómo sigue creyendo), la película no parece buscar un posicionamiento ni entrar en polémicas al respecto, se trata de una elección que le permite encontrar un punto de partida desde el que trabajar, y el desarrollo jamás se corona tajante o categórico, ni si quiera en el momento (uno de los mejores de la película) en el que Graham le habla a Dios.
Así, Señales se
convierte en un drama fantástico que sigue encontrando la tensión
en el estilo formal lento y melódico de las obras de Shyamalan, con
un guión muy elaborado, una premisa sencilla a través de la cual se
generan diversas capas de drama, dándole una complejidad mucho mayor
que la que promete su fachada. Sin presupuesto para efectos
especiales, por suerte no hay interés mayor que el sufrimiento del
presente y pasado de esta familia.
He leido tus dos críticas de Shyamalan y la verdad, es que te pareces al Mel Gibson, has perdido la fe en el buen cine...
ResponderEliminar¿No crees que Shyamalan sea buen cine? Para mí es de los directores más interesantes que se pueden ver desde hace tiempo. Y sobre Gibson, creo que Apocalypto es una de las películas de la última década...
ResponderEliminar(Himar R. Afonso)